Sociedad y Justicia
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Los síntomas suelen confundirse con los de TDAH, advierte especialista

Se incrementa la presentación de casos de trastornos del sueño en menores de edad

El ritmo de vida actual y el uso inadecuado de la tecnología, factores desencadenantes

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Niños durante una ceremonia escolar. Cuando los menores no descansan adecuadamente, tienen problemas de crecimientoFoto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Domingo 16 de marzo de 2014, p. 34

Los trastornos del sueño en niños presentan síntomas que a menudo se confunden con el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), error que puede repercutir en el desarrollo físico y emocional de los menores, explicó en entrevista Guadalupe Terán, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana e integrante de la Clínica de Trastornos del Sueño de esta casa de estudios.

Y es que los niños no sólo tienen pesadillas o mojan la cama, sino que pueden sufrir trastornos del sueño como apneas, terrores nocturnos, bruxismo, epilepsia nocturna, insomnio, sonambulismo o narcolepsia, entre otros.

Hay estudios que señalan que los trastornos del sueño afectan a casi 20 por ciento de los niños y, según Terán, que tiene un doctorado en ciencias biológicas y de la salud, su incidencia está creciendo a causa del estilo de vida.

Recientemente muchos niños se diagnostican con TDAH, y quizá se esté sobrediagnosticando este problema, sobre todo porque cada vez hay más niños que duermen mal. Este aumento se debe, en opinión de la experta, al ritmo de vida actual y al uso inadecuado de la tecnología. Los papás llegan tarde de trabajar y la vida familiar se termina muy tarde y no se promueve la siesta para los niños, todo esto hace que duerman menos y que haya más niños con trastornos.

Por otra parte, los celulares, tabletas y televisores y otras fuentes artificiales de luz, explicó la especialista, sobrestimulan al cerebro y le impiden relajarse y descansar. Así que no es recomendable que los niños usen estos dispositivos antes de acostarse.

Cuando los niños no duermen, tienen problemas de crecimiento. Ello se debe a que la hormona del crecimiento se libera durante la etapa de sueño N3, la de sueño profundo y de restauración, pero si no se descansa adecuadamente esta etapa se suprime o disminuye el tiempo que se pasa en ella. Se ha visto que cuando los niños roncan, por ejemplo, dejan de crecer. Además, a largo plazo alguien que no duerme bien desarrolla ansiedad y depresión.

En recién nacidos las pausas en la respiración durante el sueño se han asociado con la muerte de cuna.

En los niños el insomnio se puede diagnosticar a partir de los cuatro años y es uno de los trastornos más comunes en menores.

En general, explicó Terán, los problemas respiratorios –los cuales tienen incidencia en la calidad del sueño– están asociados al sobrepeso. Y México es el país con más niños obesos en el mundo, lo que también incide en el aumento de trastornos del sueño.

Para detectar a un niño con trastornos del sueño hay que observar si ronca o respira por la boca al dormir, si tiene sobresaltos al respirar, o si despierta con la boca seca, dolor de cabeza o se encuentra irritable. Los niños con trastornos del sueño, explicó la especialista, no suelen quejarse de dormir mal.

Un niño en edad prescolar necesita dormir entre 12 y 14 horas, uno en edad escolar requiere al menos 10. Por ello lo más adecuado es que los niños se duerman temprano y tengan así la oportunidad de descansar todas las horas que necesitan.

Con motivo del Día Internacional del Sueño, que se conmemoró el pasado 14 de marzo, la experta recordó que de la calidad del sueño depende la calidad de vida.