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Daniel Mendoza presenta La cueva del alquimista en el Claustro

El único límite de la fotografía estenopeica es la imaginación

La muestra, de entrada gratuita, permanecerá hasta el 22 de marzo

 
Periódico La Jornada
Jueves 13 de marzo de 2014, p. 9

Los fotógrafos estenopeicos no buscamos la verdad, ni siquiera la verosimilitud; buscamos el asombro... Llegamos a esta galaxia para salvar a este planeta del caos y la autodestrucción, buscando la felicidad y el humanismo...

Lo anterior no es un comentario por la influencia del cannabis, sino parte de un manifiesto estenopeicpo que retoma Daniel Mendoza Alafita, quien asegura que pese a que en la actualidad existe un mundo que conjuga la fotografía química con la digital, la revalorización de la primera hará que ésta no desaparezca.

El fotógrafo presenta en la Universidad del Claustro de Sor Juana la exposición La cueva del alquimista, que está dividida en cinco temas y que representa un resumen de su trayectoria.

La fotografía estenopeica es el producto de un proceso químico, analógico y artístico; las fotos se toman con un objeto sencillo capaz de aislar la luz, como una lata de frijoles o una caja de cartón. El revelado se realiza con productos químicos.

Mendoza Alafita, quien se considera como un aprendiz de alquimia, explica los cinco temas de su muestra: El primero es El Centro Histórico me da risa (evocación al tiempo, un juego de autorretratos), el segundo es el mundo estenopeico, el tercero es el ajolote gigante de la laguna de Chichica y su relación con Anabel Lexmar, el cuarto tema es Tina Modotti (fotos del panteón Dolores, donde está enterrada) y el autorretrato de mi muerte (en la que tengo mi propia caja de cenizas que convertí en cámara estenopeica). Este último tópico retomó la historia de mi maestro Nacho López, quien muere a los 63 años. En mi urna pongo fecha de nacimiento y muerte, para cuando tenga 63 años pueda repetir la historia de mi mentor.

En la muestra también se exhiben cámaras estenopeicas y se proyecta el documental Daniel Mendoza y la cajita mágica, realizado por Mario Luna.

La muestra está manejada en el contexto de un diplomado sobre foto estenopeica que el creador imparte en el recinto, en el cual enseña a diseñar y construir cámaras estenopeicas con técnicas antiguas. La idea es regresar al laboratorio, revelar e imprimir. Al final se realizará una muestra con los resultados del taller, comenta.

Foto
La virgen loca y yo en el ataúd estenopeico, imagen que se incluye en la exhibición de Daniel Mendoza Alafita

–¿Qué es para usted la foto digital?

–Es un soporte que ha cambiado la forma de ver, pero la foto química y la estenopeica no tienen límites; los únicos son la imaginación. Ahora es la impronta, es que todo es rápido. Las generaciones push son las que siempre pican un aparato binario, pero que no tienen un momento para parar o reflexionar.

–¿La digitalización ha deshumanizado?

–Ha hecho que se pierda el humanismo. Estamos viviendo tiempos de despojo, parafraseando a Adolfo Gilly. Y a través de la foto estenopeica, lo quiero retomar.

–¿Esta modalidad de fotografía es para románticos?

–Habemos románticos y tercos que siempre estaremos en la contracultura. Nos aferramos, pero queremos decir algo.

Mendoza afirma que le gusta la fotografía estenopeica porque me permite interactuar con la foto. A todas las imágenes entro fantasmagóricamente.

Daniel profundiza sobre las fotografías que realiza sobre su muerte: Mi profesor muere a los 63 años, y a partir de este acontecimiento, me propuse realizar una serie fotográfica de 63 elementos relacionadas con mi muerte, me surge la idea de crear una cámara estenopeica con la urna de cenizas. Cada año se toma una foto con su cámara estenopeica para dar testimonio de su paso por la vida. Esto me ha permitido jugar un poco con una imagen que se desvanece, que sería yo, o mi espíritu, entablando un diálogo con la muerte.

Daniel Mendoza asegura que utilizar la fotografía me parece necesario y prioritario para expresar el espíritu del nuevo siglo, no como una simple técnica de producción, sino como un poderoso medio de comunicación que debemos defender.

Daniel Mendoza Alafita (1957) estudió la licenciatura en Artes Visuales en la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana y ha participado en poco más de 30 exposiciones colectivas. Cuarenta años en el oficio lo respaldan.

La cueva del alquimista tiene lugar en el Foro R38 de la Universidad del Claustro de Sor Juana, ubicada en San Jerónimo 24, Centro Histórico. La exposición concluirá el 22 de marzo, y puede ser visitada de lunes a viernes, de 10 a 17 horas y los sábados de 10 a 14 horas. Entrada libre.