Opinión
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Los de abajo

Nestora, seis meses

M

edio año tras las rejas, aislada y sin la atención médica que requiere, cumplió Nestora Salgado García, líder comunitaria de Olinalá, Guerrero, y no una secuestradora, como la presentan las autoridades de un estado en el que ella denunció las complicidades entre el crimen organizado y los funcionarios locales. Su valentía la llevó a la cárcel a través de un proceso jurídico plagado de irregularidades, como es la constante en los casos de prisión política.

Aunque su caso ha sido denunciado en diferentes foros y medios de comunicación internacionales, Nestora permanece aislada en una celda de un penal en Tepic, Nayarit, acusada del delito de secuestro. Pasa el tiempo y, lejos de abrirse una esperanza para su excarcelación, las autoridades se ensañan con ella e intentan refundirla más. Es un ataque personal a su liderazgo comunitario, pero también lo es para la Policía Comunitaria de Guerrero, proyecto autonómico pionero en la organización no sólo de sus propias guardias, sino de un sistema de impartición de justicia único en el país.

Comprometida, joven, guapa, fuerte, inteligente y, sobre todo, mujer, en un mundo de comunidades y autoridades en el que los hombres llevan la batuta, Nestora demostró en todo momento congruencia con su cargo de comandanta de la Policía Comunitaria de Olinalá, lo que la llevó a participar directamente en la detención, el 16 de agosto pasado, del síndico Armando Patrón Jiménez, acusado de abigeato y de presunta participación en el asesinato de dos ganaderos, quien fue trasladado a la Casa de Justicia regional para ser procesado por un sistema comunitario legitimado y reconocido en el estado de Guerrero.

La acción contra el representante local tuvo repercusiones inmediatas, pues allegados al síndico la acusaron de secuestro, y el 21 de agosto de 2013 Nestora fue detenida junto a otros 30 integrantes de su organización. El caso de todos ellos es un golpe también a la autonomía de los pueblos y a las leyes locales que avalan el funcionamiento de la Policía Comunitaria, órgano que desde octubre de 1995 nació en Montaña y Costa de Guerrero, y años más tarde, al calor del incremento del crimen organizado, creció hacia diferentes regiones del estado, entre ellas Olinalá, al oriente de La Montaña.

Estamos hartos de lo que está pasando. (Nosotros) alzamos la cara y dimos la lucha. Hay mucha gente que se esconde en su casa. Les falta valor o decisión. Salgan a defender a sus hijos señores. Ya basta, dijo en voz alta Nestora Salgado al pueblo de Buenavista frente a un contingente de la Policía Comunitaria. Esta parece ser la razón por la que esta mujer, madre de tres hijos, permanece injustamente en prisión.

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