Madrid, 25 de febrero.

El presidente español, el conservador Mariano Rajoy, presentó ante el Congreso de los Diputados un diagnóstico de España que, a juicio del resto de los grupos parlamentarios, está alejado de la realidad y es fruto del triunfalismo electorero en el que está instalado el conservador Partido Popular (PP). Más allá de la retórica, tras dos años en el poder, la gestión de Rajoy ha generado un millón 200 mil más de desempleados, el desembolso de 44 mil millones de euros para rescatar a la banca, hasta 41 incrementos de impuestos y recortes en el estado del bienestar, sobre todo en salud, educación, políticas sociales, investigación y desarrollo.

Desde que el PP y Rajoy asumieron el poder en diciembre de 2011, los desempleados superan los 5 millones 600 mil personas, con lo que se ha situado en su nivel histórico más alto, al alcanzar casi 27 por ciento de la población. En relación al desempleo juvenil, el resultado de la gestión del PP también es deficitario, al pasar de 45 por ciento en 2011, a 57 por ciento en la actualidad.

El jefe de gobierno pronunció un discurso en el que se presentó a sí mismo y a su partido como los salvadores de España, y los responsables de estabilizar la frágil economía española y situarla como el nuevo motor de Europa. Hemos atravesado con éxito el Cabo de Hornos, proclamó.

Desde la oposición hubo unanimidad en señalar al mandatario español como prepotente, grosero, pagado de sí mismo y mentiroso. Los grupos que presentaron sus respectivos diagnósticos del país fueron el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), con su líder Alfredo Pérez Rubalcaba, los catalanes de Convergencia i Unió (CiU), la Izquierda Plural y Unión Progreso y Democracia (UPD). Todos mostraron una cara más cruda que la exhibida con triunfalismo por Rajoy, sobre todo por el sufrimiento que genera el aumento de la desigualdad, de la pobreza, del desempleo, de la emigración, de la pérdida de poder adquisitivo de pensionistas y asalariados –más de 10 por ciento han bajado los salarios en los últimos dos años–, así como a los enfermos crónicos que se quedaron sin ayuda pública.

Señor Rajoy, ¿en qué país vive usted? ¿Pero en qué país?, preguntó Pérez Rubalcaba apenas tomó la palabra al inicio de un ríspido cara a cara entre ambos en la cita parlamentaria más importante del año. Con la coartada de la crisis ha hecho lo que la derecha siempre quiso hacer y ni siquiera se atrevió a plantear, aseguró el socialista en un discurso que basó en la confrontación de la izquierda con la derecha.

Y más aún, el líder socialista prometió: cuando gobernemos les devolveremos los derechos que ustedes les han quitado. Vamos a luchar para impedir que ustedes hagan retroceder en España las libertades.

Por Izquierda Unida, Cayo Lara sentenció que no se puede hacer el discurso que ha hecho aquí teniendo un país con seis millones de desempleados, con más de tres millones que no perciben prestación alguna o con un escandaloso aumento del número de desahucios hipotecarios y un exilio laboral que no veíamos desde los años 60.

También se criticó la inminente aprobación de la Ley de Seguridad Ciudadana, con la que el gobierno español pretende prohibir el derecho de manifestación y la ley que limitará el derecho al aborto.

Sobre Cataluña, Rajoy reiteró que no se llevará a cabo el referendo que el gobierno local ya aprobó.

En otro asunto, el Tribunal Supremo español rechazó hoy un posible indulto para el ex juez Baltasar Garzón, al que condenó en 2012 a 11 años de inhabilitación por el delito de prevaricación que supuso su expulsión de la carrera judicial.

El tribunal se pronunció en contra de esa medida en un informe remitido al gobierno español, que tiene la última palabra para indultar a Garzón.