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No han sido suficientes para reducir la desigualdad, a pesar del aumento del gasto, afirma

Modesto, el efecto de programas oficiales contra la pobreza: BM

En México y CA creció 41% en un año la población que vive con 2.25 dólares al día

En el sur del continente mejoran las condiciones y se va construyendo una clase media, dice

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Casas construidas en el desarrollo Santa Fe por la empresa Homex en Zumpango, estado de México. Los cortes de energía eléctrica y las inundaciones son frecuentes en el lugar, por lo que los trabajos de construcción quedaron estancados, y con el tiempo puertas, tuberías y otros elementos fueron saqueados en las casas deshabitadasFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Miércoles 26 de febrero de 2014, p. 27

Por más de dos décadas y media, los programas gubernamentales de transferencia directa de recursos a comunidades vulnerables han sido el puntal de las acciones de combate a la pobreza. En el caso de México, como en el de otros países de América Latina, no han sido suficientes para reducir los niveles de pobreza y desigualdad, a pesar de los aumentos en el gasto destinado a este renglón. La política fiscal está jugando un papel silencioso en reducir la pobreza, apuntó el Banco Mundial.

“A pesar de la prevalencia de programas de transferencia condicionada de recursos –como Oportunidades– y el incremento en el gasto social, el efecto neto de la política fiscal en la equidad ha sido modesto” en México y otros países, como Argentina, Brasil, Bolivia y Perú, destacó este martes el organismo.

En México, los programas de transferencia condicionada para reducir la pobreza comenzaron a ser aplicados en la década de los 90 del siglo pasado, durante el gobierno del ex presidente Carlos Salinas de Gortari. Para que una familia, generalmente la madre, reciba el dinero, la familia está condicionada a llevar a los pequeños al médico y a que asistan a la escuela. Ese tipo de programas ha sido replicado en otros países latinoamericanos y de otras regiones.

Los datos mostrados por el Banco Mundial revelaron que la pobreza en México y América Central no se ha reducido en los últimos años, periodo en que esos programas de transferencia condicionada de efectivo se han insitucionalizado al punto de convertirse en uno de los pilares de la política de combate a la pobreza.

La proporción de la población de México y Centroamérica que vive en condiciones de pobreza –con un ingreso de 2.25 dólares por día– creció a 41 por ciento del total en el último año, 11 puntos porcentuales más que el 30 por ciento que prevalecía en 2000, de acuerdo con el estudio Ganancias sociales en la balanza: un reto de política fiscal en América Latina y el Caribe.

La tendencia de México y Centroamérica contrastó con lo ocurrido, en el mismo periodo, en otras subregiones. En el Cono Sur, la pobreza disminuyó de 46 a 37 por ciento de la población de 2000 a la fecha, y en la subregión andina se redujo de 24 a 22 por ciento del total de la población, agregó el reporte.

Mientras en la subregión de México y Centroamérica la pobreza aumentó en la última década, en América Latina y el Caribe se observó una disminución, mencionó el informe.

La región de América Latina y el Caribe continuó su exitoso camino a la reducción de la pobreza y la construcción de una clase media, apuntó el informe. En una región de 600 millones de personas, la proporción que vive en extrema pobreza, definida como aquella que tiene un ingreso menor a 2.50 dólares por día, se redujo a la mitad entre 2003 y 2012, para situarse en 12.3 por ciento del total, añadió.

En un reflejo de la movilidad ascendente, los hogares que están en riesgo de volver a caer en pobreza se convirtieron en el mayor grupo entre los hogares de la región, al concentrar a 38 por ciento de la población en 2005, dice. Sin embargo, en los últimos dos años la proporción de hogares vulnerables comenzó a disminuir. La clase media, que engloba a 34.3 por ciento de la población, está creciendo rápidamente y se prevé que sustituya al de los vulnerables como el mayor grupo en Latinoamérica y el Caribe, apuntó.

A lo largo de la última década los gobiernos de América Latina y el Caribe han empleado cada vez en mayor medida la política fiscal para promover metas sociales. Entre 2000 y 2011, el gasto social como proporción del producto interno bruto aumentó de 11.7 a 14.5 por ciento; en particular, el gasto en educación creció de 3.9 a 5 por ciento del PIB, mencionó.

Sin embargo, el impacto redistributivo del ingreso por el mayor gasto social ha sido modesto en países como México, Uruguay y Brasil.

Pese al destacado avance en la reducción de la pobreza en la región, la desigualdad en América Latina y el Caribe sigue siendo alta, aseguró el Banco Mundial. En los últimos tres años, apuntó, prácticamente no se ha modificado la desigualdad en la distribución del ingreso. Mientras la pobreza ha disminuido de manera robusta desde 2003, la reducción de la desigualdad ha mostrado menos fuerza, señaló.

En conclusión, apuntó el organismo, mientras la región de América Latina y el Caribe es una de las más desiguales del mundo, su política fiscal está jugando un papel silencioso en aliviar esa situación, tanto en términos absolutos como relativos, respecto de lo que ocurre en los países avanzados.

Advierte FMI sobre persistente desigualdad

El aumento de la desigualdad en el mundo puede perjudicar el crecimiento económico y los vínculos sociales, a la vez que podría causar inestabilidad política, alertó el Fondo Monetario Internacional, reportó Reuters.

El aumento de la desigualdad y de la exclusión económica podría tener efectos perniciosos, declaró en Washington Christine Lagarde, directora geerente del FMI, añadió la agencia. En los próximos años ya no será suficiente con buscar simplemente el crecimiento de la economía, necesitaremos preguntarnos si ese crecimiento es inclusivo, dijo.