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Toros

Dos toros de Julio Delgado, seis de Lebrija y uno de Javier Garfias, en mediocre tarde

Espectacular cerrojazo de la temporada 13-14 en la México: 4 horas y 9 mansos

Orejas a Pablo Hermoso y Fermín Spínola

Disposición de Arturo Macías y Fermín Rivera en otra desalmada oferta de la empresa

El coso de Insurgentes registró apenas media entrada

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El rejoneador navarro Pablo Hermoso de Mendoza, durante un momento de su lidia en la corrida final de la temporada en la Plaza MéxicoFoto Notimex
 
Periódico La Jornada
Lunes 24 de febrero de 2014, p. a43

“Como se ve, el medio toro ha dado lugar a que se toree más lujosamente, pero sin la sapiencia ni la verdad requeridas. Es por eso que ante la falta del verdadero toro de lidia en los ruedos, no hay figura grande, por grande que sea, que tenga el arrastre propio para abarrotar los tendidos’’, dejó dicho el inteligente crítico taurino regiomontano Evaristo Tito Osuna hace 45 años.

Y Tito se refería no sólo al novillón adelantado, sino al que a su falta de edad añade escasa o nula bravura, desviación que ha dado al traste con el único ingrediente capaz de hacer subsistir el arte de la lidia: el misterio de la bravura, esa cualidad esencial en el toro que permite convertir el toreo bonito en dramático encuentro sacrificial entre dos individuos. Lo demás es autocomplacencia entre gremios e ingenuos.

Cuando hará unos 10 años calificamos a la Plaza México de sede vitalicia del Cecetla (Centro de Capacitación para Empresarios Taurinos de Lento Aprendizaje), lo hicimos a partir de su reiterada incapacidad para ofrecer combinaciones inteligentes y apasionantes de toros bravos y toreros valientes; también de su terquedad para elaborar carteles de espaldas al público y a la rica tradición taurina de la capital, y de su negativa a sacar toreros nacionales con imán de taquilla, anteponiendo la dependencia de figuras españolas, en un nocivo proceso de sudamericanización de la fiesta en el país, donde todo ronda en torno al poder, no a la bravura.

Así, en la vigésimoprimera y última corrida de otra temporada como ‘‘grande’’ en el coso de Insurgentes, hicieron el paseíllo el rejoneador navarro Pablo Hermoso de Mendoza, cuyo chou hípico-taurino hace 15 años es redituable para empresas poco imaginativas, pero perjudicial para el repunte del toreo, habida cuenta de su reiterado ventajismo y su nulo apoyo a la torería de a pie; con él alternaron el mexiquense Fermín Spínola, el hidrocálido Arturo Macías y el potosino Fermín Rivera, que enfrentaron respectivamente dos reses excesivamente despuntadas y medidas de bravura de Julio Delgado, seis de la ganadería de Lebrija y un reserva de Javier Garfias, en esa desesperante modalidad de bureles que apenas van al caballo y con trabajos a la muleta, por lo que la emoción de la lidia se reduce al detallismo y a los achuchones.

Ante una asistencia que apenas rebasó la media entrada, todavía atraída por ‘‘el caballito’’, Pablo Hermoso desplegó con su cuadra oficio y espectacularidad para llevarse la oreja de su primero, obediente y de pausada embestida, y pinchar a su semiparado segundo, que si no, le dan el rabo.

Fermín Spínola, con celo pero sin sello, anduvo empeñoso en los tres tercios, mucho más lucido con los palos que con las telas. Despachó de certera estocada a su anovillado primero y se llevó una oreja. Su segundo, que salió con el pitón izquierdo flojo, fue sustituido por uno de Javier Garfias que permitió un sabroso duelo de quites con Macías y un par ‘‘al violín’’ en tablas, trasero pero vistoso.

Arturo Macías, con su soso pero repetidor primero tuvo otra puerta grande en sus manos, pero la dejó ir con la espada, pues sigue precipitándose en los momentos claves, y con su feo y deslucido segundo ambos acabaron aburriendo a los asistentes tras prolongada faena.

Fermín Rivera es un magnífico torero que, o cambia de administración o cambia de país. Dejó en el ruedo un bello quite por fregolinas para realizar un sobrio, valiente y mandón trasteo a otra mesa con cuernos que le pasó de noche al inadvertido público, y mató muy bien a su descastado segundo.

Y eso fue todo. Lo bueno es que en noviembre arranca la siguiente temporada ‘‘menos chica’’ del Cecetla.