Opinión
Ver día anteriorMartes 18 de febrero de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

Sucesión en el PRD

El tinglado de los chuchos

El remedio contra el mal

S

i algún asunto de mayor importancia ocupó la atención del jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, y del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas durante el viaje a Sudáfrica, con escala en Londres, fue la sucesión en el PRD, y, según se ha informado, el mandatario habría llegado ya a un acuerdo para apoyar al hijo del general, para que sea él quien salve lo que queda del partido del sol azteca.

Si no fue en esos términos, la interpretación de muchos de los que estuvieron el sábado pasado en una reunión que duró por ahí de seis horas tomó por ese camino, y es que se les convocó para eso, para hacer un análisis de la situación de esa organización, y para saber si es posible lograr alguna unión que impida la destrucción del PRD, es decir, que los chuchos continúen apoderados de la cúpula de ese partido.

La información que se hizo saber alarmó a algunos del no más de medio centenar que ignoraban hasta qué punto se habían pervertido las cosas en ese partido. Saber que en la cúpula del PRD ya no se piensa en elecciones, digan lo que digan los estatutos, y que, producto de una confabulación chuchera se piensa nombrar a Acosta Naranjo como presidente interino, y de esa manera alargar la elección estatutaria hasta finales del año, indignó a todos los que ya sabían qué se estaba cocinando y los que ni se las olían.

Una de las voces que más se hizo escuchar fue la de Alejandro Encinas. El ex jefe de Gobierno sustituto pidió una semana para sondear entre los perredistas la posibilidad de impedir que se consumara la jugarreta de los chuchos, es decir, evitar que una mayoría calificada vote por llevar a Acosta Naranjo a la presidencia interina.

Si eso sucediera se tendría que ir a la elección por voto directo y secreto, y entonces las posibilidades de que Cuauhtémoc Cárdenas se convirtiera en presidente del PRD, y se desplazara a Nueva Izquierda de esa cartera, harían que ese partido consiguiera una buena bocanada de aire puro, que hoy por hoy le hace falta.

De cualquier forma, una de las personas más preocupadas por el destino inmediato de los amarillos es la maestra Ifigenia Martínez, fundadora del PRD que se niega a aceptar la muerte de la organización, aunque está consciente de los muy graves peligros que enfrenta, y sabe, según nos cuentan, que su partido está metido en un callejón sin salida en el que la única opción es tirar los muros que han obstaculizado el camino del partido del sol azteca para retomar la senda que se destinó en su fundación.

Así las cosas, será el próximo sábado cuando los fundadores del PRD vuelvan a reunirse para saber hasta qué punto puede ser salvado ese instituto político, o si bien allí ya todo está podrido y se debe empezar a estudiar cuál debe ser la mejor puerta de salida.

Si los militantes fundadores de mayor peso en ese partido lo abandonan, se habrán de cortar los últimos hilos que sostienen al PRD. Sin Cárdenas, Ifigenia, Marcelo Ebrard, Encinas, Armando Quintero, Raúl Flores y muchos otros, del cuerpo perredista sólo quedará el cáncer.

De pasadita

Aunque no se quiera decir en voz alta, los 16 jefes delegacionales del Distrito Federal han llegado a un acuerdo, por increíble que parezca. La reforma política, en los términos que se presentó ayer en la Asamblea Legislativa, resta derechos a los mismos delegados, por lo que es muy posible que la rechacen y se complique cada vez más el asunto.

Es urgente redactar la constitución política de la ciudad de México, sí, pero no se requiere crear más burocracia sobre la burocracia que ya de por sí pesa en los hombros de la ciudadanía, sino hallar formas concretas que permitan mayor acercamiento entre los funcionarios y los habitantes de las delegaciones, y no formas que los alejen, como restar autonomía al quehacer delegacional. ¡Aguas con eso!