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El thriller Black Coal, Thin Ice, del chino Diao Yinan, fue el ganador del Oso de Oro

Cinta mexicana Güeros gana como mejor opera prima en la Berlinale

Doy gracias a todos los que hicieron esta película, a los artistas en México, a mi mamá, a mi papá, mi esposa y mi hijo, dijo el joven cineasta Alonso Ruizpalacios

El premio del jurado fue para El gran hotel de Budapest, mientras que el de director se lo llevó Richard Linklater

Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 16 de febrero de 2014, p. 7

Berlín, 15 de febrero.

El joven realizador mexicano Alonso Ruizpalacios recibió en el Festival Internacional de Cine de Berlín el premio a la mejor opera prima por Güeros, presentada en la sección Panorama.

El premio que otorga la Berlinale está dotado con 50 mil euros. En el legendario Berlinaler Palast, Ruizpalacios agradeció emocionado, sacó de la bolsa de su saco un recibo de compra de conocida tienda de juguetes en Alemania en donde, dijo, había escrito un breve discurso en caso de ganar algún premio: Doy gracias a todos los que hicieron esta película, a todos los artistas en México, a mi mamá, a mi papá, mi esposa y mi hijo.

Los jóvenes realizadores de la cinta no paraban de dar entrevistas a medios internacionales, alemanes y mexicanos hasta altas horas de la noche.

Por su parte, el productor Ramiro Ruiz, agradeció públicamente también al Instituto Mexicano de Cinematografía: “Sin este apoyo no hubiéramos podido lograr esta película“.

Con lenguaje auténtico

Leonardo Ortizgris, protagonista de Güeros, comentó desde México para La Jornada: Trabajar con Alonso ha sido un goce, es una película con un lenguaje auténtico y hecho con mucho corazón; seguiré trabajando con él en teatro, estamos próximos a estrenar la adaptación de una obra del autor ruso Anton Chejov.

La cinta mexicana es un roadmovie en blanco y negro que se desarrolla en la ciudad de México y se ubica en 1999 en el momento en que estalla la huelga estudiantil de la UNAM.

La cinta arranca con un breve texto para el espectador en que se aclara el vocablo del español mexicano de acuerdo al diccionario de la Real Academia Española: En México le dicen Güero a los rubios; Güero-huero, un huevo huero es el que se pierde en la incubación, se pasó a cosa mal lograda o sin sustancia en general; hombre enfermizo, hombre de tez blanca.

En la cinta, los cuatro jóvenes protagonistas, Sombra (Tenoch Huerta), Tomás (Sebastián Aguirre), Santos (Leonardo Ortizgris) y Ana (Ilse Salas) se lanzan recorriendo en un viejo auto la ciudad de México a la búsqueda de un viejo ídolo de rock nacional de nombre Epigmenio Cruz, quien se supone llegó a hacer llorar con sus textos al mismo Bob Dylan en los años 60. La música de esta figura llegó a los jóvenes a través de un viejo cassete heredado por el padre ya fallecido de Sombra –sobrenombre por el color de su piel– y Tomás –el hermano güero.

La banda sonora –música de Agustín Lara, los acordes de Veracruz, la voz de Toña La Negra– alude a los recuerdos de niñez de Ruizpalacios y a una imagen romántica del puerto de Veracruz, donde solía pasar vacaciones con sus padres.

Liao Fan se corona como actor

Por otro lado, China fue la gran triunfadora de la noche al llevarse el Oso de Oro con el thriller Black Coal, Thin Ice, pero en el palmares también hubo espacio para el cine estadunidense más alejado de Hollywood.

El jurado, que presidía el productor indie James Schamus, entregó su gran premio a la nostálgica tragicomedia El gran hotel Budapest, del texano Wes Anderson, mientras que su com- patriota Richard Linklater fue coronado mejor director por Boyhood, la favorita de la crítica.

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Emocionado, Alonso Ruizpalacios levantó el galardón y luego sacó de la bolsa del saco un recibo de compra de una juguetería en Alemania en donde, dijo, había escrito un breve discurso en caso de ganar un premioFoto Ap

La floreciente industria cinematográfica china, que actualmente produce entre 600 y 700 títulos al año, desembarcaba en esta 64 edición con tres filmes de los 20 a concurso. Es difícil de creer que este sueño se haya hecho realidad, decía el cineasta Diao Yinan al recoger el galardón, visiblemente conmovido.

El protagonista de este oscuro thriller detectivesco, Liao Fan, se coronó además como mejor actor por su papel de ex guardia de seguridad que investiga por su cuenta un misterioso caso de asesinatos en serie. Amor y venganza se entremezclan en un enrevesado puzzle donde no todas la piezas son lo que parecen.

Linklater, que ya en 1995 se llevó a casa el Oso al mejor director por Before Sunrise, repitió premio con el que posiblemente sea su proyecto más ambicioso: rodada a lo largo de 12 años, Boyhood es un canto al paso del tiempo que hipnotiza al espectador recreándose en lo cotidiano.

Este Oso no es para mí, es para todo el equipo, dijo dedicando el galardón a Ethan Hawke (que no pudo acudir al certamen), Patricia Arquette, su hija Lorelei Linklater y Ellar Coltrane, desde cuya mirada la cámara del director aborda el cambio de la niñez a la edad adulta.

Otro de los premios gordos de la noche recayó en Wes Anderson, que en su tercer paso por el festival tras The Life Aquatic with Steve Zissou y The Royal Tenembaums fue distinguido con el gran premio especial por El gran hotel Budapest. Inspirada en las novelas de Stefan Zweig, relata la singular vida de un conserje a quien encarna Ralph Fiennes.

Anderson no pudo acudir a recoger su Oso, al igual que ocurrió con el nonagenario director de la Nouvelle Vague, Alain Resnais, premio Alfred Bauer a las nuevas perspectivas cinematográficas por la teatral Aimer, boire et chanter. Esa es la definición perfecta para el trabajo de Resnais, maestro de la innovación, dijo su productor. El filme ya obtuvo el viernes el premio FIPRESCI.

El cine asiático se llevó además otros dos galardones: el de mejor actriz para Haru Kuroki por The Little House, una historia de secretos familiares que firma el japonés Yoji Yamada, y el de mejor contribución artística para película china Blind Massage, en la que Ye Lou retrata un centro de masaje gestionado por ciegos.

Rompen récord de asistencia

Por último, el país anfitrión –también nutridamente representado en el certamen– recibió el Oso al mejor guion por uno de los filmes que más convencieron a la crítica: Kreuzweg. El director Dietrich Brüggemann narra aquí el particular vía crucis de una niña criada en el seno de una familia ultracatólica.

Dieter Kosslick, director del Festival Internacional de Cine de Berlín, se despidió emocionado de esta 64 edición en la cuál se vendieron 330 mil entradas, rompiendo el récord en las más de seis décadas del festival: Esta es una motivación para el cine, la Berlinale es un festival para la gente, para el público. La capital alemana se rindió un año más al séptimo arte. Berlín es cinéfilo.