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Ver día anteriorDomingo 9 de febrero de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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La apuesta social de Ambulante
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Fotograma del documental Pussy Riot: una plegaria punk
A

mbulante, gira de documentales, refrenda en su novena edición la eficacia de esa primera vocación suya que fue la de convertirse en una herramienta de transformación cultural y social. Su logro más evidente, al cabo de sus primeros ocho años de existencia, ha sido restituir al documental mexicano todo el prestigio y la visibilidad que durante largos años se le escatimó en nuestras carteleras, y nutrir a los realizadores mexicanos, a un número creciente de cinéfilos informados y al público en general con las novedosas propuestas documentales de otros países.

Basta revisar las páginas de los diarios, valorar la actualidad política y social, ver los contenidos de algunas películas en carteleras, en particular de varias cintas favoritas para los Óscares, y observar después la selección de la gira de documentales Ambulante, para percatarse de que el cine internacional reciente y buena parte de la producción nacional, reflejan puntual y oportunamente los mismos temas que saturan hoy a las redes sociales.

Por un lado, cintas en la cartelera comercial como Philomena, de Stephen Frears, o El club de los desahuciados (Dallas Buyers Club), de Jean-Marc Vallée, exponen la intolerancia católica o al desdén e insensibilidad de la derecha republicana al inicio de la pandemia del sida por la suerte de las minorías sexuales; por el otro, documentales en Ambulante como Después de Tiller, de Martha Shane y Lana Wilson, o Pussy Riot: una plegaria punk, de Mike Lerner y Maxim Povdorovkin, son un eco oportuno a la discusión sobre la despenalización del aborto y a las reacciones intolerantes de fanáticos religiosos, o al clima de represión política y social en la Rusia de Vladimir Putin, cuya variante más reciente es la institucionalización de la homofobia.

Un ejemplo de la eficacia de las denuncias en los documentales, ampliada por las redes sociales, es como después del informe demoledor sobre los abusos sexuales del clero que presentó la ONU, la alta jerarquía eclesiástica sólo atina a culpar por dicha denuncia al trabajo de las ONG, en lugar de practicar una mínima autocrítica. El paso siguiente será responsabilizar de dichos crímenes a los foros que los exponen mediáticamente.

Con todo, estrategias como las de Ambulante prosperan. Como la de mostrar El acto de matar, de Joshua Oppenheimer, un trabajo temerario y polémico en el que un grupo de ex torturadores en Indonesia refieren frente a la cámara, con fanfarronería satisfecha, sus faenas represoras y su contribución (impune y oficialmente reconocida) en el exterminio de casi un millón de disidentes políticos en un solo año de la década de los 70. O la novedosa escenificación de la labor de exterminio masivo instrumentada por los Jemeres Rojos en La imagen ausente, el nuevo trabajo documental del camboyano Rithy Panh. O esa otra faena de exterminio bélico, en nombre de la democracia y la defensa de los intereses económicos estadunidenses, que se desprende de la larga entrevista a Donald Rumsfeld, ex secretario de Defensa republicano durante la guerra de Irak, que realiza Errol Morris en Lo conocido desconocido, estupenda exposición de las contradicciones y mentiras de un gobierno con clara vocación intervencionista.

A este panorama sombrío se añade el trabajo de Alex Gibney, Robamos secretos: la historia de Wikileaks, sobre la revelación de miles de documentos clasificados que Julian Assange coloca en su célebre sitio de Internet, y que pone al descubierto operaciones financieras fraudulentas, labores de espionaje y golpes bajos políticos a nivel internacional, en una estrategia de filtraciones y contra información que Edward Snowden llevará a dimensiones incontrolables.

Un documental igualmente polémico es el estadunidense Narco cultura, de Shaul Schwarz, sobre la persistencia en México de un clima de violencia y terror ligado al narcotráfico, y las extravagantes formas de legitimación cultural del mismo a través de expresiones de la cultura popular como los llamados narcocorridos. La cinta muestra cómo a pesar de las prohibiciones locales a esa expresión musical, dicha cultura permea todavía amplios sectores populares en México y Estados Unidos.

Otros títulos notables de Ambulante incluyen diversas formas de supervivencia personal o comunitaria en situaciones dramáticas, como el diario del cineasta portugués Joaquim Pinto, enfermo de VIH y hepatitis C, en ¿Y ahora?, recuérdame, o el retrato del poeta Edwin Honig, aquejado de Alzheimer, que elabora su sobrino y amigo Alain Berliner en Tío en segundo grado, o las estrategias colectivas para vencer las adversidades en el territorio inhóspito que describe la mexicana Lourdes Grobet en Bering: equilibrio y resistencia.

Mientras buena parte de la afición hollywoodense se extasía y naufraga en la estratósfera de Gravedad, otro cine, atento a las preocupaciones y realidades del planeta tierra, gana presencia en la cartelera y las redes sociales; de ese cine Ambulante ofrece hoy una selección imprescindible.

Sedes y horarios: www.ambulante.com.mx