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Ruta Sonora

Lo medular de 2013 (electrónica)

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The Haxan Cloak ofrece en Excavation un placentero e inventivo apocalipsis sónicoFoto Tomada de Internet
C

omo en otras ocasiones, la electrónica internacional de avanzada de nicho artístico y ánimo no comercial, sigue generando sonidos mucho más sorprendentes que el rock de grandes audiencias. Hoy, la primera parte de este listado de vertiente electrónica, con lo que asombró en 2013 y seguirá siendo vanguardia aun a lo largo de este año.

1. The Haxan Cloak. Excavation. En tercer trabajo, el inglés Bobby Krlic excava los abismos del alma para ofrecer una brillante oscuridad de tramas metálicas que se expanden en desolados ecos ambient donde se borran los sintes y cuerdas que emplea, para ofrecer un siniestro, placentero, desconcertante e inventivo apocalipsis sónico.

2. Julia Holter. Loud city song. Capaz de ubicarse tanto en el avant-garde como en el pop puntero, esta joven compositora y cantante angelina, en segundo plato suma lucidez composicional con profundidad y quietud emocionales: gozosas melodías vocales sobre profuso ambient y guiños de música contemporánea; grabaciones de campo, juegos de cuerdas; orquestal sin ser fastuosa sino delicada. Sobresaliente.

3. Oneohtrix Point Never. R plus Seven. Viejo conocido, en séptima entrega, este experimentalista de Brooklyn, Daniel Lopatin, fragmenta su deslumbrante ambient acostumbrado, silencios rítmicos incluidos. Sus paisajes sintéticos de ciencia ficción dejan de ser uni- formes, sin abandonar azoro, éxtasis ni creatividad tímbrica. Enfermísimo y maravilloso, grande de su generación.

4. Laurel Halo. Quarantine. En segundo plato, esta joven de Brooklyn sigue fascinando con su techno experimental: ritmos irregulares y ambientaciones digitales de ensueño. Con sampleos inusitados e ingenio en sus procesos, lúdica y cósmica provoca bailes oníricos, donde la vitalidad cadenciosa es a la vez encanto y brillo tecnológico contemporáneo.

5. Frisk Frugt. Solen Bor, Suite. El multi-instrumentista y productor danés Anders Lauge Meldgaard ofrece una chulada inusual, donde la electrónica está más en la construcción digital-ambiental, que en la naturaleza original de cada sonido: guitarras magras, cajitas de ritmo, alientos, juguetes de madera y demás timbres orgánicos, bajo cantos afro-folk-psicodélicos. Lúdico, primitivo, pero sobradamente creativo.

6. James Holden. The Inheritors. Este influyente productor inglés, tras siete años sin creación propia, vuelve con el beat bien colocado y sus orígenes trance aún en la piel. Saxofones fugitivos, hipnosis acompasada, timbres no digitales, capas noise rompiendo ritmos. Diverso, otorga un amplio abanico de sensaciones y momentos de bello pasmo electrónico.

7. Logos. Cold Mission. El inglés James Parker debuta con este asombroso trabajo que deconstruye al grime. Más que temas concretos, hace collages a partir de efectos aislados: disparos, hits de sintes baratos, entre otros, para hacer un todo de poderosa factura. Fragmentación frenética, sorpresa, paisajes rotos. Extraordinario rompecabezas sonoro.

8. John Wizards. John Wizards. De Sudáfrica, John Withers, influido por la rítmica del reggae, debuta con una rara joya que va del afro-groove tradicional y el electrobeat ochentero de guitarra sintética, al new wave, con Emmanuel Nzaramba en esporádicas voces. De producción diluida y atrayente cual foto vieja, es uno de los discos más originales del año.

9. Tim Hecker. Virgins. Veterano de la prestigiada escena canadiense (Montreal), su ambient mínimo sigue causando turbulencia y angustia, al transformar instrumentos de cámara y pianos silvestres en nebulosas espaciales de intimidad expansiva. Sintético viaje etéreo, alucinación exquisita.

10. Wolf Eyes. No answer: lower floors. En la electrónica noise de este trío de Michigan no hay dulzura sino maldad y densidad, donde el feedback reina y las guitarras de desdibujan entre ráfagas de beats autistas. Desbarajuste ordenado, interferencias, caos analógico; cantos perturbados, borrosos, cual en trance lejano. Plácido desquicie.

11. The Knife. Shaking the habitual. De Suecia, los hermanos Karine y Olof Dreijer, en tercer arrojo lanzan un hechizado bosque de beats minimales, en apariencia naturalistas y juguetones, que a la larga generan tensión, gozo y espanto, al arribar a solares de arte sonoro pleno de estática y pop boreal de élficas voces. Lúdico, épico, inquietante.

12. Fuck Buttons. Slow Focus. Tercer deslumbre de este dueto de Bristol de espíritu post-rock a lo Mogwai, en versión sintética. Atmósferas siderales que reúnen en un solo plano beldad, melancolía y consternación, domando al ruido para hacerlo agraciado y estructurado, tornando la confusión en esperanzadora hipnosis implosiva.

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