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De nuestras Jornadas

Vivo se lo llevaron, vivo debe regresar

M

ientras mil poli-cías buscan al periodista Gregorio Jiménez de la Cruz y el gabinete político-comuni-cacional se traslada a Coatzacoalcos para tratar de contener a la opinión pública –inclu- yendo amenazas de despido a reporteros que salieron a la calle a exigir la aparición del trabajador de Notisur y El Liberal del Sur– la preocupación de familiares y amigos continúa, por el ominoso vacío deja- do por un padre de familia que fue secuestrado la mañana del miércoles pasado, cuando un comando lo sacó de su do- micilio en la congregación de Allende en ese municipio sureño.

Sólo la movilización del gremio reporteril consiguió, no sin muchos retrasos del aparato de seguridad pública, que se estableciera un protocolo de protección a la familia e iniciara en forma inmediata un operativo de búsqueda.

En tanto, reporteros de todo el estado se unen a la demanda ciudadana de obtener respuestas del gobierno como responsable de mantener la paz, la tranquilidad y las condiciones de seguridad que la sociedad veracruzana se merece.

Si no pueden, renuncien, exclamaban unos. En el estado no hay condiciones para ejercer la libertad de prensa, decían otros. “Queremos vivo a Goyo”, reclamaron todos durante una reunión convocada esa noche por el gabinete político-comunicacional con la prensa sureña de la que salieron igual que como entraron: sin certezas, declaraciones vacías e imprecisiones de la vocera gubernamental, Gina Domínguez, y del secretario de Gobierno, Érick Lagos.

Mientras, organizaciones internacionales de periodistas lamentan el caso y exigen el pronto esclarecimiento de los hechos y el retorno de Goyo a su hogar, y al gobierno de Javier Duarte piden garantías de seguridad para quienes ejercen la profesión de comunicar.

La más reciente fue la del Colegio Latinoamericano de Periodistas con presencia en 23 países. Éste sostiene que se tiene conocimiento de la situación de inseguridad en México y del asesinato cruel de decenas de colegas, nueve de esos casos registrados en el territorio veracruzano.

Sin embargo, Goyo sigue desaparecido.