Opinión
Ver día anteriorMiércoles 5 de febrero de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Esquizofrénico y sicópata
V

arios años después de que descalificó las acusaciones contra Marcial Maciel cambió de opinión. El ex cardenal Juan Sandoval Íñiguez declaró el 26 de enero que su amigo y fundador de los legionarios de Cristo fue un esquizofrénico y sicópata.

Quien fue arzobispo de Gua­dalajara dijo lo señalado al presentar su libro autobiográfico, titulado Credo, retrato interior del cardenal Juan Sandoval Íñiguez. Parece que es un experto en el tema de la esquizofrenia y la sicopatía, por lo cual ilustró a su audiencia con palabras como estas: Yo creo que el padre Maciel era un sicópata, porque las noticias que yo supe de sus andanzas datan desde que yo era estudiante en Roma, que era en 1956, 57 o 58. ¿Una persona aguanta una doble vida o triple vida por 50 años, por medio siglo? No. Te aguanta por poco tiempo, pero por mucho tiempo, no.

¿Cuándo supo Sandoval que Maciel era esquizofrénico, es decir, que padecía de alucinaciones, delirios, alteraciones afectivas y conductas anómalas? ¿En qué momento llegó a la conclusión de que el depredador sexual era sicópata, o sea enfermo mental que sin vacilar usaba a los demás para satisfacer sus deseos e intereses? Por sus propias declaraciones se sabe que estuvo enterado desde la década de los 50 acerca de los desórdenes síquicos de Maciel.

Si Juan Sandoval Íñiguez supo tan temprano de los desórdenes de Marcial Maciel y, por tanto, de sus abusos sexuales cometidos con infantes y adolescentes, ¿por qué hace público su conocimiento del caso sesenta años después? Además, le faltó explicar por qué en 1997, cuando se hicieron públicas las acusaciones de un grupo de ex legionarios contra el fundador de la orden, y ya tenía tres años como arzobispo de Guadalajara, hizo encendidas defensas de Marcial Maciel y señaló a los denunciantes como enemigos de la Iglesia católica.

Ahora Sandoval Íñiguez afirma que sí sabía desde los años cincuenta del siglo pasado sobre los padecimientos mentales y conductuales de Marcial Maciel. Hace poco menos de dos años, cuando comenzó a circular el libro de Alberto Athié, José Barba y Fernando M. González La voluntad de no saber: lo que sí se conocía sobre Maciel en los archivos secretos del Vaticano desde 1944 (Grijalbo, 2012), sostuvo que no conocía las desviaciones del legionario mayor.

Lo que más molestó a Sandoval Íñiguez al entrar en circulación el libro citado es que en el mismo tuviese lugar el testimonio de Alberto Athié, sobre quien declaró: “Es triste que un ex sacerdote haga estas acusaciones. Añadió que el hecho de que hayan denunciado casos de pederastia al arzobispo de México no significa que todos debían haberse enterado. Si los legionarios desconocían el asunto, dijo, ‘menos nosotros, que somos más de 100 obispos’” (http://www.proceso.com.mx/?p=301994).

En su apología de Maciel no estuvo solo Sandoval Íñiguez. En aquél 1997 Salvador Guerrero Chiprés publicó en La Jornada una serie de reportajes (14-17 de abril) en la que se dieron detalles de las documentadas denuncias contra Marcial Maciel. Semanas después, cuando el escándalo crecía, Guerrero Chiprés intentó entrevistar al cardenal Norberto Rivera Carrera, para conocer su opinión del asunto. El prelado increpó duramente al periodista, a quien espetó: Son totalmente falsas [las acusaciones contra Maciel], son inventos; tú debes platicarnos cuánto te pagaron.

Para Sandoval y Rivera Carrera quienes critican los excesos de algunos personajes vinculados a la Iglesia católica, o son contrarios a las convicciones doctrinales y éticas de ésa institución, necesariamente son movidos por motivos económicos y/o intenciones aviesas que buscan vulnerar a la organización eclesiástica.

En agosto de 2010 el cardenal de Guadalajara dio muestra de uno más de sus continuados exabruptos al señalar que Marcelo Ebrard, entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal, había maiceado a los ministros de la Suprema Corte de la Nación que declararon legales los matrimonios del mismo sexo realizados en la ciudad de México (http://www.jornada.unam.mx/2010/08/16/sociedad/038n1soc). En la operación del soborno, según el purpurado, se conjuntaron los intereses de Ebrard con los de organismos internacionales, no dijo cuáles, para comprar a los jueces y que éstos salieran con su batea de babas.

Juan Sandoval Íñiguez definitivamente no tiene abstinencia verbal. Todo lo contrario, como dice una cosa dice otra, y lo hace de forma súbita. Sabe que sus diatribas y llanas calumnias pueden ser lanzadas una y otra vez al amparo de su alta investidura clerical. Se siente impune. Pero si legalmente ha podido sortear varias querellas en su contra, no ha podido hacer lo mismo ante la opinión pública que conoce de sus excesos. Si lo de Maciel, el arzobispo dixit, fue esquizofrenia y sicopatía, ¿cuál será el origen de la verborragia que lo aqueja a él?