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Inconformidad y violencia

Pistoleros mataron en la plaza de Laguna Seca al comisario Víctor Mojica y a Raúl Guzmán

Huyen de poblado de Guerrero tras ser obligados a presenciar dos ejecuciones

Tenemos miedo; el gobierno no nos da seguridad ni nada, dice una mujer que se niega a dejar su casa

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Policías ciudadanos vigilan El Ocotito, en el municipio de Chilpancingo, Guerrero, comunidad que aseguran es estratégica para el trasiego de drogasFoto Lenin Ocampo Torres
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Habitantes de Laguna Seca, en Guerrero, dejan su pueblo ante el temor a las bandas del crimen organizado que operan en la regiónFoto Sergio Ocampo
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Tanquetas antimotines en la base del Ejército en Coalcomán, Michoacán, lo que ha generado alarma entre los grupos de autodefensa, que temen ser obligados a entregar sus armasFoto Cuartoscuro
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 26 de enero de 2014, p. 5

Teloloapan, Gro., 25 de enero.

Unos 500 campesinos del poblado Laguna Seca, del municipio de Teloloapan, ubicado en la zona norte de Guerrero, abandonaron el pueblo debido a la violencia de los días recientes.

El éxodo ocurrió luego de que el pasado 15 de enero, pistoleros ejecutaron, frente a decenas de ciudadanos, a Víctor Mojica Romero, comisario del poblado Rincón del Vigilante, y al ciudadano Raúl Guzmán Palomares.

El alcalde Ignacio de Jesús Valladares Salgado señaló que solamente unas 20 familias, algo así como 90 personas, abandonaron sus hogares, pero en un recorrido, La Jornada pudo documentar una cifra mucho mayor. Sólo algunos perros vigilaban celosamente las casas abandonadas, e incluso algunos lloraban ante el abandono.

Ubicada a una hora de la cabecera municipal de Teloloapan, en Laguna Seca, de alrededor de 550 habitantes, sólo se quedaron Constancio Martínez e José Isabel Cuevas con sus dos hijos y un yerno, algunos miembros de la familia Antúnez y Virginia Ortega.

La Jornada pudo observar a una familia subir sus cosas a una camioneta. Antes, en el camino, se vio un camión de mudanzas, seguido por uno de soldados, una camioneta de la policía ministerial y dos patrullas de la estatal.

Entre lágrimas, Cipriana Martínez, de 78 años, expresó: “ya el pueblo quedó abandonado; nos vamos porque tenemos miedo. Vinieron gentes malas a matar a la población. Nos sacaron de las casas. Ese día (15 de enero) asesinaron al comisario de El Rincón; no era de aquí de Laguna Seca, venía a vender sus animales. El otro sí era de aquí. Los mataron delante de nosotros, nos citaron afuera de la comisaría. Nos sacaron de las casas para que viniéramos.

Nos vamos a ir mientras se arregla. No podemos llevarnos nada. Dejo mis vacas, mis pollos, mi mazorca... ahí está todo. Nos sentimos mal de dejar el pueblo; tengo cuatro hijos, ya no están aquí, se fueron a Cuernavaca (Morelos) y Acapulco; yo me voy a Teloloapan con un sobrino.

A su vez, Virginia Ortega señala: “busqué vender mi ganado en el pueblo, pero no hay quien lo compre.Vivo sola y no he pensado irme. Aquí está toda una vida, lo poquito que he trabajado está aquí; somos gente de campo, gente humilde, no tenemos más de qué vivir.

“Tengo seis hijos. Mi esposo murió hace tiempo y llevo días sola. Soy ama de casa, trabajo en el campo cultivando la tierra y soy abuela también. Siento mucha tristeza y decepción del gobierno –dice llorando– porque ha propiciado todo esto. No nos han dado seguridad ni nada; si ellos trabajaran conforme a la ley, pero desgraciadamente en México la ley no cumple la función que debiera tener”, agregó.

Mencionó que los pobladores ya no ordeñan sus vacas: “los muchachos que trabajaban conmigo se asustaron, nadie quiso trabajar. Mis hijos quieren que me vaya de aquí, pero quiero quedarme porque aquí está mi vida, aquí están los animalitos de mis hermanos. A mis padres y hermanos les dije que si alcanzo a salir me voy; mi papá tiene 90 años y mi mamá 78, se fueron al otro día del incidente (del 15 de enero).

Nos dicen que nos vayamos a la ciudad, ¿pero a qué nos vamos a la ciudad con un montón de hijos? ¿A hacer más delincuencia? Porque cuando ellos no tengan qué comer van a robar, y nosotros no queremos ladrones, queremos gente útil a la sociedad, gente que sepa trabajar, que sirva.

Yo estaba feliz; ensillaba mi caballo cuando me sentía deprimida. Me iba al campo y ahí les gritaba a mis animales y se me arrimaban todos... de eso he vivido, dice llorando.

Aseguró que desde hace siete meses los maestros ya no asistieron a dar clases: con poco se asustaban; se iban y venían.

En Teloloapan, Miguel Marcial Villa, oriundo de El Pericón, dijo que se salieron de ese poblado porque supieron lo que pasó en Laguna Seca: dejamos nuestro maíz y pertenencias; ahí vivíamos como 50 personas, pero todas se fueron.

Se sabe que cientos de habitantes de los pueblos de Rincón del Vigilante, Los Pericones, La Ceiba, Buenavista de Guadalupe, Santa Cruz, Tlanipatla, Oxtotitlán y Totoltepec también abandonaron sus lugares de origen.

Ignacio Valladares Salgado, edil de Teloloapan, anunció que este año se instalará ahí el 47 batallón de infantería que estaba en Chilpancingo. “Se va a construir un cuartel, ya se tiene el terreno y sólo falta hacer el protocolo. El compromiso es redoblar la seguridad; desde diciembre pasado, el Ejército y la Marina multiplicaron los operativos en esta región colindante con Tierra Caliente”.

Teloloapan –con 192 comunidades– es gobernado por el perredista Ignacio de Jesús Valladares Salgado, y en los dos años recientes ha sido escenario de violencia: el 20 de marzo de 2012 fueron emboscados y asesinados 12 policías estatales y municipales; ese mismo día por la mañana fueron dejadas 10 cabezas humanas en el rastro de la cabecera municipal.

El 16 de diciembre se enfrentaron en el poblado de Totoltepec soldados del 27 batallón de infantería –con sede en Iguala– y presuntos delincuentes, lo que dejó un saldo de tres muertos. El 6 de diciembre fueron ejecutados ocho integrantes de una familia del poblado de Mextitlán.