Opinión
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Frío

Para Rebeca González Rudo

S

on impactantes las fotografías de Aaron Hcarris publicadas recientemente en La Jornada. Las cataratas de Niágara parcialmente congeladas. La imponente belleza de la caída de agua en las épocas cálidas sufre una metamorfosis que la convierte en escultura de sobrecogedora hermosura. La gravedad detenida. Líneas líquidas se mezclan con seres otrora invisibles que aparecen con formas caprichosas. Cristales suspendidos… Espejos.

En el Norte se vive quizás uno de los inviernos más fríos en la historia reciente, quizás el más frío en este siglo. En México, el frente frío número 25 está agonizando para dar lugar al que sigue. Como diría Mario Molina, con la prudencia a la que lo obliga su sabiduría, no se puede establecer una relación directa entre estos eventos meteorológicos o climáticos con el calentamiento global, pero sí se puede afirmar que por esa causa actualmente estamos ante fenómenos cada vez más extremos.

¡Pinche frío! Con el descenso de la temperatura aumentan el número de enfermedades respiratorias (y otras), de personas que ingresan a los hospitales y de muertes. Pero surge una pregunta muy interesante: ¿Cómo se relacionan las enfermedades respiratorias con el frío?, la cual parecería que no tiene sentido. Ya nuestras abuelas y nuestros padres sabían que para no enfermar hay que taparse. Quienes somos padres les pedimos a nuestros hijos que se cubran, pues de lo contrario pescarán un resfriado. Es más, desde el año uno de nuestra era, Celso, en su célebre libro De medicina, señalaba que el invierno provocaba dolores de cabeza, tos y afecciones en la garganta, el pecho y los pulmones.

Sin embargo, la verdad es que no sabemos nada. Cuando mi hija Diana era adolescente, en el invierno teníamos fuertes discrepancias a la hora de ponerse el suéter o los calcetines. Su pregunta siempre era: Explícame cómo es que el frío favorece la entrada de los virus para que me dé influenza. Yo me ponía muy serio, arqueaba las cejas y hablaba de los reflejos vasoconstrictores provocados por el frío en la mucosa nasal. Ella me miraba con cara de qué tipo tan raro y no se ponía los calcetines.

Con el tiempo me di cuenta de que ella tenía razón. No había explicaciones convincentes para este hecho, por más que formara parte de la sabiduría popular y médica desde la más remota antigüedad.

Es más, durante mucho tiempo no hubo trabajos científicos que demostraran que el frío inducía enfermedades respiratorias o incluso el resfriado común. Los textos de virología a finales del siglo XX, como el de White y Brown (1999), desestimaban que existiera una relación causa-efecto entre la exposición al frío y el resfriado y la consideraban como una creencia popular errónea. En 2005 (y esto ya es siglo XXI) Claire Johnson y Ronald Eccles, de la Universidad Cardiff en el Reino Unido, publican el artículo titulado: Enfriamiento agudo de los pies y aparición de los síntomas del resfriado común, en el que demuestran que 10 por ciento en un grupo de 90 personas a las que se les pide sumergir los pies en un balde con agua fría (a 10 grados centígrados) presentan síntomas de resfrío. Aún así seguía sin respuesta la pregunta de cómo el frío favorece la acción de los agentes que desencadenan los cuadros gripales o las infecciones más graves del tracto respiratorio.

En mayo de 2013, en la sección de noticias de la revista inglesa Nature apareció un artículo firmado por Beth Mole, en el que da cuenta de un trabajo realizado por un grupo de investigadores de la Universidad Yale encabezado por Ellen Foxman. El estudio, que de acuerdo con Mole fue presentado en una conferencia de la American Society for Microbiology el 19 de mayo, representaría un gran avance para esclarecer la relación entre el frío y las enfermedades respiratorias virales.

La nota de Nature señala que Foxman y su equipo encuentran que en ratones la respuesta del sistema inmune ante infecciones por rinovirus (agente causante de entre 30 y 50 por ciento de los resfriados comunes, según los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos) es más eficiente a temperaturas cálidas: “(…) los animales infectados con los rinovirus producen una ráfaga de señales inmunes antivirales, que activa las defensas naturales”, mientras con el frío los ratones producen un menor número de estas señales y la infección puede persistir, relata Mole.

Los investigadores también realizaron cultivos de células respiratorias humanas en el laboratorio, a las cuales hicieron crecer en presencia del rinovirus, encontrando que a temperaturas cálidas las células infectadas eran más susceptibles a sufrir apoptosis (muerte celular programada), una especie de suicidio celular provocado por respuestas inmunitarias del organismo para limitar la propagación de infecciones. Por otro lado, a bajas temperaturas este fenómeno ocurre de forma mucho más limitada. Desde hace algún tiempo se sabe que la apoptosis es un mecanismo que puede ayudar en el combate a las infecciones respiratorias y Foxman lo que estaría demostrando es que existe una relación causa efecto con la temperatura.

Desafortunadamente el trabajo de Foxman no ha sido publicado y no hay manera de conocer los detalles de sus experimentos y la validez de sus resultados, de tal manera que aunque tenemos buenas sugerencias, seguimos sin tener respuestas definitivas sobre la relación entre el frío y las infecciones respiratorias virales. No queda más remedio que seguir los tradicionales consejos de las abuelas y en esta cruda temporada invernal cubrirse lo mejor posible.