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Piden a miles de desplazados volver a sus casas tras enfrentamientos en Ramadi y Faluya

Efectivos del Isil salen de ciudades iraquíes y se repliegan a sus refugios en el desierto
 
Periódico La Jornada
Jueves 9 de enero de 2014, p. 22

Bagdad, 8 de enero.

Los efectivos del Estado Islámico de Irak y el Levante (conocido como Isil, por sus siglas en inglés), organización vinculada a la red Al Qaeda, se retiraron de las ciudades iraquíes de Ramadi y Faluya tras fuertes combates con grupos locales y fuerzas del ejército, y se habrían replegado a sus refugios en zonas del desierto.

Autoridades locales informaron que, una semana después del asalto a las dos ciudades de la provincia occidental de Al Anbar, los yihadistas dejaron los puestos que habían tomado y se marcharon, luego de que la víspera el ejército había lanzado una incursión aérea y amagaba con emprender una ofensiva mayor por tierra.

Los habitantes de la provincia informaron que las autoridades de ambas ciudades volvieron a abrir hoy sus puertas, mientras las calles son patrulladas por combatientes de las tribus aliadas del gobierno del primer ministro chiíta Nuri Maliki, quien llegó a un acuerdo con los líderes de esas fuerzas en la provincia para compartir conjuntamente la responsabilidad de la policía local y de la seguridad.

Influyentes líderes de los clanes locales se comprometieron a expulsar a los extremistas, lo que hará innecesaria la intervención del ejército, dijo Maliki en un discurso retransmitido por la televisión estatal. Ante esto, dijo que no ve razón para que las elecciones legislativas del 30 de abril se aplacen debido a la aparición de terroristas en la provincia de Al Anbar.

Los sunitas sospechan del ejército y de la policía federal, pues consideran que son una prolongación del poder de Maliki y que están al servicio de sus correligionarios chiítas para defender su poder. Las protestas de los sunitas contra el gobierno de Maliki comenzaron a finales de 2012 en Faluya. Acusan al gobierno dominado por chiítas de tratar a los sunitas como ciudadanos de segunda clase.

Maliki se comprometió a arrancar de raíz a Al Qaeda y dijo que estaba seguro de la victoria. Agradeció a la comunidad internacional por su apoyo en esta lucha e instó al grupo y a sus seguidores a rendirse, prometiendo clemencia.

Estados Unidos indicó en la semana que aceleraría los envíos a Irak de equipamiento militar, incluidos drones y misiles, pero descartó mandar tropas.

A su vez, el vicepresidente estadunidense, Joe Biden, refrendó hoy su apoyo a Maliki en una conversación telefónica.

Los avances logrados por los milicianos tras enfrentamientos desde diciembre en la provincia de Al Anbar –mayoritariamente sunita y donde las fuerzas estadunidenses de ocupación encararon durante años una enconada resistencia– han sido los mayores desafíos al gobierno encabezado por los chiítas desde la partida de los soldados de Estados Unidos, a finales de 2011.

Altavoces de una mezquita pidieron el martes por la noche a las familias que huyeron que vuelvan y que los milicianos abandonen la ciudad. Se estima que más de 13 mil familias huyeron.

En tanto, 12 soldados murieron por el ataque de hombres armados a un cuartel ubicado al norte de Bagdad, informaron autoridades del pueblo de Udaim en la provincia de Diyala, al norte de la capital iraquí.