Córdoba, Ver., 21 de diciembre.

En México, hay veces que nada más sabemos quejarnos, y criticar, pero, ¿qué hacemos nosotros para unirnos y exigir? En la construcción del país es muy importante la participación de todos; estamos en un momento muy importante. La globalidad llegó para quedarse, pero al mismo tiempo necesitamos defender lo de aquí, y eso solamente quien vive aquí, y conoce su historia, puede hacerlo, co,entó el historiador Enrique Florescano.

En breve entrevista con La Jornada, después de presentar el libro Historia general de Córdoba y su región, editado por la Universidad Veracruzana (UV), aseguró que emprender esfuerzos para recuperar la historia local y regional de cada parte del país resulta una estrategia indispensable para dar conciencia e identidad a la población: “Porque si una persona no sabe de dónde viene, nunca tendrá un buen piso para asentarse en su presente y pensar mejor el pasado.

El centralismo absorbió todas las energías, potencialidades, de las localidades y las regiones, pero ahora, como ya cada estado tiene su universidad, su centro de estudios especializados, la gente está volviendo a ver con ojos de científico, de sociólogo, de historiador, de estudioso de las ciencias sociales, su entorno local. Casi todos los estados están recuperando la historia local y regional, y eso es un acontecer importantísimo para dar identidad a la población.

Florescano plantea que reconstruir la historia local y regional puede tener una profundidad política y una trascendencia social que genere cambios o construya nuevas sociedades, pero en esencia no es más que atender a una necesidad primaria del ser humano. “En realidad, todo mundo lo hace, desde los niños, que empiezan a preguntar: ‘Papá, ¿por qué vivimos aquí?; ¿por qué estamos en esta ciudad?, ¿por qué mi abuelo es de allá y tu eres de acá?’ Siempre están presentes las preguntas de la identidad, y entre más capaz sea el abuelo, el padre, la madre o el profesor, para responder a eso, mejor se afirmará la identidad de esa persona, y sabrá que no es un accidente, sino que tuvo que pasar mucho tiempo para que su familia llegara a donde está, y muchas circunstancias para formar a la familia así como es.”

Después de presentar el libro donde se desglosa el desarrollo de la ciudad de Córdoba, a partir de las plantaciones de la caña de azúcar, el café, el tabaco, la quina (planta de donde se extrae la quininina, eficaz para tratar el paludismo), Florescano resaltó la importancia de que los estados y municipios realicen esfuerzos por reconstruir su historias locales, para que los ciudadanos ganen identidad y defiendan su entorno.

Como ejemplo, señaló que si Córdoba pasó de ser un sitio arbolado, a otro donde no hay árboles, y de una ciudad por donde pasaba un río frecuentado por sus habitantes a tener un canal de aguas negras, se debe a que los ciudadanos no hemos sabido defender lo que tenemos, lo que nos heredaron nuestros abuelos, nuestros padres.

Y en una mirada más profunda sobre el momento que vive el país, Florescano Mayet dijo que si los ciudadanos no tienen una identidad clara, construida a partir de su historia local y regional, no podrán incluirse en la construcción del país: “En este momento que vive México necesitamos hacer un esfuerzo conjunto de sociedad, de organizaciones políticas, de autoridades, porque un país no se construye con partidos y gobiernos solos, se construye con la participación activa de los ciudadanos, de las familias.

Durante la presentación del libro, que tuvo lugar en el Teatro de la Ciudad, antes conocido como el Cine Córdoba, Florescano Mayet dijo que en esta obra se reunieron especialistas para brindarnos una nueva visión de la historia pasada y de los problemas actuales de Córdoba y la región.

Entre los escritores del libro se encuentran Adriana Naveda Chaves-Hita, Juana Martínez Alarcón, Susana Córdoba Santamaría , Horacio Guadarrama Olivera, José González Sierra, José Manuel Zevallos, Heather Folwer-Salamini y Emma Beltrán Casanova, quienes destramaron el desarrollo e la ciudad a partir de las actividades agrícolas, así como su desarrollo aqruitectónico, la actividad comercial, las batallas entre liberales y conservadores; el tráfico de esclavos, y las dificultades que vivió en la epoca independentista.

En voz de un cordobés

Ernesto Rivera Pernía, originario de Córdoba, ingeniero agrónomo, interesado en la historia local, y uno de los comentaristas del libro, dijo sobre la obra: “Cuando los cordobeses nos referimos a la historia local, nos enfocamos a tres hechos históricos: la fundación de la villa, la batalla del 21 de mayo y la firma de los tratados. En este libro, esos acontecimientos son reducidos a una mención breve, lo que nos permite apreciar las luces de otros eventos, nuevos y sorprendentes.

Lo que más me gustó del libro son los nombres y apellidos que me permitieron aprender los orígenes, actividades y logros de las familias de mis conocidos, vecinos y amigos, algunos de ellos de varias generaciones en esta región. Los cordobeses tenemos algo en común: o somos migrantes o descendemos de ellos; vinieron de todas las provincias de España, de los pueblos indígenas de la zona, algunos africanos, y poco después algunos italianos y franceses, libaneses y cubanos: cordobés es el que ayer llegó como el que aquí nació.

Enrique Florescano invitó al público córdobes a leer el libro, disfrutarlo: Encuentra en estas letras tus orígenes.