Editorial
Ver día anteriorJueves 19 de diciembre de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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EU: espionaje y condena mundial
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or unanimidad, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó ayer una resolución, propuesta por los gobiernos de Brasil y Alemania, que exhorta a sus países miembros a respetar y proteger el derecho a la privacidad según el cual nadie debe ser objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia. El texto “confirma que los mismos derechos que las personas tienen fuera de Internet deben protegerse online, incluido el derecho a la privacidad” y manifiesta una profunda preocupación por el impacto negativo que la vigilancia ilegal podría tener en el ejercicio de los derechos humanos, en particular cuando se realiza a escala masiva, en clara alusión a la red de espionaje cibernético y telefónico operada por Estados Unidos a través de su Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés), que salió a la luz pública gracias a las filtraciones realizadas por Edward Snowden.

Significativamente, la resolución comentada se produce el mismo día en que se hizo público un documento elaborado por un panel de expertos, conformado por iniciativa del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en el que se formulan 46 recomendaciones para acotar las operaciones de espionaje, inteligencia y recolección de datos realizadas por la NSA, con el supuesto fin de equilibrar los intereses de la seguridad nacional y el trabajo de inteligencia con la vida privada de los ciudadanos. La Casa Blanca informó ayer mismo que analizará las recomendaciones mencionadas y que anunciará en enero próximo cuáles de ellas serán acatadas y cuáles no.

Así sea en forma tardía, con la resolución adoptada en el seno de la ONU la comunidad internacional asume una postura clara y contundente de deslinde y reprobación a los programas de espionaje gubernamental operados por la NSA y los exhibe como una violación sistemática y planeada a la legalidad internacional y como un atropello masivo a derechos indeclinables dentro y fuera del territorio de Estados Unidos.

El hecho revela, por lo demás, que la difusión de las estructuras de fisgoneo gubernamental operadas por Washington ha colocado a ese gobierno en una posición de debilidad y pérdida de influencia ante la comunidad internacional y ante otros de sus interlocutores: la resolución de la ONU viene precedida del deslinde formulado hace unos días por las principales empresas de Internet respecto de las actividades de la NSA, así como por las declaraciones de un juez federal estadunidense de que los programas de espionaje de esa dependencia podrían ser inconstitucionales.

Finalmente, ante la evidencia de que Estados Unidos ha venido desempeñándose en forma contraria a la legalidad y como factor de tensión en la comunidad internacional, resulta irritante que sus autoridades afirmen que se tomarán más tiempo para decidir si ponen en práctica o no un paquete de medidas que, de cualquier forma, no prevén la concreción del único escenario deseable: el desmantelamiento de su aparato de espionaje electrónico y la destrucción de la información que han obtenido en forma ilegal e ilegítma. Cabe esperar que la comunidad internacional sea consistente con lo expresado ayer por la Asamblea General de la ONU y presione al gobierno de Washington para actuar en este sentido.