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Ver día anteriorDomingo 15 de diciembre de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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¿La Fiesta en Paz?

Destituido el alcalde de Bogotá, ¿se acabó el coloniaje taurino en Colombia?

Decálogo

Drama en la otra fiesta

L

eo lo que en México nunca leeremos: la Procuraduría General de la Nación de Colombia ha destituido al antitaurino alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, no por sus fobias, sino por su precipitación para desprivatizar el servicio de recolección de basura en la capital del país. Además, Petro quedó inhabilitado por 15 años para ejercer cargos públicos, según informó su enemigo político, el procurador general Alejandro Ordóñez.

Con el adiós involuntario del popular alcalde –que aún tiene derecho a un recurso de apelación ante esa Procuraduría, que deberá ser resuelto en un plazo de 30 días– parece más cercano el regreso de los toros a la plaza Santamaría de Bogotá, prohibidos por Petro desde el 15 de junio de 2012. Si bien es poco probable que el centenario coloniaje taurino en Colombia sea derrocado.

Acomplejada, dependiente y clasista, la élite sudamericana metida a taurina supone, con cinismo, que el enemigo de la fiesta de los toros es el antitaurino y el gobernante antimperialista y desaprensivo que se niega a valorar la rica tradición taurina desde la época colonial de Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela, cuando en esos países ni criollos ni cholos han sabido hacer otra cosa que servir de enclaves coloniales a la bien organizada industria taurina española. Unos proporcionan plazas, toros, público ingenuo y dinero y otros, empresas y figuras de fama internacional.

Estamos pues ante una globalización taurina por parte de España, que hace décadas establece las reglas del juego para esa sólida tradición… de admirar a los ases extranjeros que anualmente convocan a patéticas ferias de Cristos, Jesuses y Señores, sin más expresión local que la forzada inclusión de algunos modestos diestros de cada país, sin rodaje ni promoción, para cubrir el expediente y taparle el ojo al macho colonizador, a ciencia y paciencia de todos, convencidos de que la Sudamérica taurina es para los españoles. ¿Cuántos de nuestros toreros son figuras internacionales?, se cuenta que preguntaron Hugo Chávez, de Venezuela, y Rafael Correa, de Ecuador, y al enterarse que ninguno prefirieron prohibir en vez de regular, con visión cultural y de Estado, a las alegres tauromafias. Pero como ironizó un aficionado mexicano pensante: Por aquellos rincones, la fiesta está hecha girones. Y aléguenle las partes.

Del desastre taurino y sus causas, título del inteligente artículo de Ángel Arranz Izquierdo, aparecido en el blog Recortes y Galleos, destaca un Decálogo que exigimos a los que nos exigen mirar y callar: Exigir mesas redondas con títulos como Causas del desastre X, consecuencias y posibles soluciones, con presentadores y ponentes ejemplares por supuesto. Exigir a los opresores que se pongan en la piel de los oprimidos. Exigir un mínimo de intención y atención informativa, decorosa y sin complejos a singulares señas de identidad para no hacer o decir disparates.

Exigir ética, sentimiento, enjundia, maestría, torería, unidad en la lidia, sello de distinción, variedad y estilo a los toreros y toreos con suficiente rodaje. La técnica sin más, es imitación o repetición anodina y cansina. Exigir a los ganaderos y a los toros bravura, temperamento, carácter y diversidad para que el valor y el valer del ritual taurino tengan interés y emoción.

Exigir explicaciones coherentes y elegantes a todas las organizaciones y autoridades taurinas porque viven o intentan vivir de nuestro paso por taquilla o de nuestros impuestos. Exigir sensatez y apoyo de voluntad o enmienda a todos los acontecimientos y evoluciones taurinas que perfeccionen y mejoren toda conexión y confección del único arte vivo existente… con participación de los aficionados y del sector público en el tino y destino de la tauromaquia si pedimos declararla Patrimonio Cultural Inmaterial.

Exigir respeto y credibilidad a los que no nos respetan porque tampoco son dueños de la veracidad absoluta. Exigir conocimiento de causa y compromiso, sea el que sea, a los que nos exigen. Todo lo demás está moribundo o es imposición y demagogia, concluye el decálogo. El problema es que para toda exigencia se requieren claridad de objetivos y unión.

En Yucatán pervive una fiesta de toros esforzada y dramática por la costumbre de enfrentar animales con edad, trapío, en puntas y ¡toreados!, que ofrecen más peligro y exigen otra tauromaquia. Se trata de poblaciones pequeñas donde no hay servicios médicos ni para los habitantes, no se diga para los toreros, quienes tampoco cuentan con el respaldo de su agrupación local o del gobierno. El pasado sábado 7 en Xuilub, municipio de Valladolid, el torero Laureano de Jesús, de 29 años, perdió la vida al ser corneado en el ojo derecho y lesionar el pitón la base del cráneo. Ocasional desenlace en plazas dizque de primera y privilegiado destino de los héroes, anónimos o famosos: morir en olor de convicción.