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Mariana Rondón habla con La Jornada; concluyó el Festival de Cine de Marrakech

En Pelo malo, la angustia de cómo sobrevivir siendo diferente

Ciudades como México, Caracas o Río de Janeiro, herederas de la utopía de la arquitectura social: la realizadora

La cinta coreana Han Gong-Ju recibió el máximo premio del certamen

Enviado
Periódico La Jornada
Domingo 8 de diciembre de 2013, p. 8

Marrakech, 7 de diciembre.

En Pelo malo, una de las películas que se exhibieron en el 13 Festival Internacional de Cine de Marrakech, Júnior, un niño de nueve años que vive solo con su madre, está en un dilema: no quiere salir en la foto de la credencial de la escuela con el cabello rizado. Desea verse lacio, tal como los cantantes pop de moda.

Con actitudes un tanto femeninas, a la madre no le preocupa que su hijo vaya a ser homosexual, sino cómo enfrentará a la sociedad. Viven en una ciudad habitacional de clase proletaria, como las que abundan en Latinoamérica.

Pareciera una crítica a la intolerancia o al racismo, pero más bien habla del respeto, dice en entrevista con La Jornada la realizadora venezolana Mariana Rondón, quien ya trajo a nuestro país películas como Postales de Leningrado.

El tema es la angustia de todos en pensar cómo sobrevivo siendo diferente, o cómo me miran los otros. Más que hablar de tolerancia se trata de respeto. Siempre es duro jugar con palabras y es difícil hablar de las películas, porque éstas se hacen para verse. Sufro con eso de tratar de recontar el filme, cuando lo único que quiero es que la vean y que se vuelva como un espejo. He tenido suerte de que la gente que la ha visto en festivales, como el de San Sebastián (donde ganó la Concha de Oro como mejor cinta), se me acerque y me comente que o conoce a alguien en esa situación o que ellos mismos la viven.

Pelo malo “tiene muchas capas y eso aflora en los comentarios de los espectadores que al final de las funciones se han acercado y dicen bien bajito: ‘esa es mi vida’ o ‘eso me ha pasado... soy como esa madre’. La cinta es de gestos pequeños pero violentos. Se supone que no hay tragedia, pero al final muestra una gran herida, la de la gente que no tiene herramientas para construir una vida mejor”.

Rondón, realizadora también de A la media noche y media, afirma que urbes como la ciudad de México, Caracas o Río de Janeiro son las herederas de la utopía de la arquitectura social. No quería dar respuesta al respecto, sino interrogar un poco sobre esas utopías sociales, por lo menos en imágenes. No dudamos de las buenas intenciones que tuvieron, sólo las cuestionamos.

Su película es sobre la mirada. Cómo una madre ve al hijo y viceversa... Quería abrir un espacio para poner el acento en la vista del espectador y que éste fuera cuestionado por la ambigüedad y moralidad de los personajes. La madre no teme al terreno de la sexualidad, sino al de ser diferente y cómo sobrevivir siendo así.

Foto
Las actrices Patricia Clarkson, Golshifteh Farahani y Marion Cotillard posan junto a la sueca Alicia Vikander, quien fue premiada por mejor interpretación femenina en la decimotercera edición del certamen árabeFoto Reuters

Los temas de sus filmes están enmarcados desde una desde la infancia. Siempre que termino las cintas digo que no vuelvo a trabajar con niños, pero debe ser que no termino de crecer y aún hay mucho qué buscar por ahí. Es un mundo interesante en el que todo es amplio, nada limitado.

Se acabó la fiesta

Terminó el encuentro de Marrakech. No más ajetreo en una de las mejores zonas de la ciudad, la de los grandes hoteles, donde está la sede principal, el Palacio de Congresos. En este edificio se celebraron la inauguración y la clausura. Ahí la gente se conglomeraba en las afueras para poder ver de cerca a las actrices y actores y a sus directores favoritos.

Se acabaron las noches con fiestas glamurosas, de comida y bebida internacional. Se terminaron los bonjour y bonsoir, saludos en francés que de pronto hacían olvidar que se estaba en una tierra donde se habla la hermosa lengua árabe.

Por este año se acabaron los adornos con banderas del festival que vestían los frondosos árboles de olivo y de naranja, que abundan en todas las calles de esta antigua ciudad.

No más cine del mundo. Los oriundos se tendrán que conformar con las producciones de Hollywood y de la India.

Palmarés

Por lo pronto, el encuentro premió a lo fue que considerado lo mejor que se proyectó en esta cita. El jurado, encabezado por Martin Scorsese, entregó la Estrella de Oro –máximo premio– a la producción coreana Han Gong-Ju, del realizador Lee Su-Jin. El premio como mejor director fue para el italiano Andrea Pallaoro por Medeas, coproducción de Estados Unidos, Italia y México.

El galardón para la mejor actriz quedó en manos de la sueca Alicia Vikander por Hotell y el de actor lo compartieron el jovencito Didier Michon y Slimane Dazi por Fievres (Fiebres). El premio del jurado se lo dividieron también el estadunidense Jeremy Saulnier (por Blue Ruin) y el cubano Carlos Machado Quintela por La alberca.

En Marrakech, el ágape del séptimo arte tendrá que esperar hasta el año próximo.