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El país sudamericano estrena un sistema que elimina la obligación de sufragar

Más de 50% de chilenos, sin interés por votar hoy en las presidenciales

El reto de Bachelet, favorita en la contienda, obtener mayoría en el Senado para impulsar reformas

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Michelle Bachelet, candidata de Nueva Mayoría, y Evelyn Matthei, de la Unión Demócrata Independiente, las punteras en las preferencias electoralesFoto Reuters
Corresponsal y agencias
Periódico La Jornada
Domingo 17 de noviembre de 2013, p. 20

Santiago, 16 de noviembre.

Chile estrenará este domingo un nuevo sistema electoral que suprime la obligatoriedad del voto, pero según una encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) 53 por ciento de los 13 millones de electores registrados no tiene interés por acudir a las urnas durante estos comicios presidenciales, para los cuales aparece como favorita la socialista Michelle Bachelet, quien ya gobernó Chile de 2006 a 2010.

Bachelet, quien se presenta ahora con la intención de profundizar las reformas sociales que no pudo concretar en su anterior mandato, cuenta con 47 por ciento de las preferencias, según el CEP, y competirá con otros ochos candidatos, entre quienes sobresale la aspirante por la gobernante Unión Demócrata Independiente (UDI) Evelyn Matthei, quien tiene 14 por ciento del apoyo ciudadano.

Los otros siete aspirantes forman un grupo variopinto que incluye desde un ex funcionario del Banco Mundial, Alfredo Sfeir, del Partido Ecologista Verde, hasta una costurera, Roxana Miranda, líder comunitaria, quien dice que la vida le ha dado una maestría en economía, porque es capaz de vivir con 80 dólares al mes.

Los demás candidatos

Franco Parisi, aspirante sin partido; Marcel Claude, de la izquierda sin representación en el Poder Legislativo; Ricardo Israel, analista político del pequeño Partido Regionalista Independiente; Marco Enríquez-Ominami, cineasta, hijo de un ex guerrillero muerto en combate contra la dictadura de Augusto Pinochet en 1974, y Tomás Jocelyn-Holt, disidente de la democracia cristiana, son los otros candidatos.

Esta es la primera vez en la historia electoral de Chile que se presentan nueve políticos en las listas de aspirantes presidenciales. Con 17 millones y medio de habitantes, este país sudamericano superó la dictadura pinochetista en 1990 y fue gobernado los siguientes 20 años por políticos de la democracia cristiana y el Partido Socialista, aliados en la Concertación por la Democracia.

Aunque Bachelet, de 62 años, figura como puntera en las encuestas, necesita también ganar la mitad más uno de los sufragios si quiere eludir la segunda vuelta. Otro de sus retos en estos comicios consiste en lograr que la nueva coalición que la postula, Nueva Mayoría, gane también 66 por ciento de los escaños del Senado para llevar adelante sus proyectos de reforma política, tributaria y educativa.

La cámara alta está compuesta por 38 legisladores, pero en las elecciones de este domingo se renueva parcialmente y sólo serán elegidos 20. Actualmente, este órgano legislativo está dominado por senadores surgidos de la Concertación.

Durante su campaña, Bachelet propuso impulsar una reforma tributaria para que las empresas paguen más impuestos y con esos nuevos ingresos se reorganice el sistema educativo, garantizando la enseñanza gratuita hasta el nivel universitario, en la actualidad regido por un método de copago, en el que los estudiantes obtienen becas-crédito.

Bachelet también planteó la posibilidad de convocar a una asamblea constituyente que deje atrás la Carta Magna vigente desde 1980 –siete años después de impuesta la dictadura pinochetista– y se amplíen las garantías políticas y sociales, entre las cuales se incluiría el derecho al aborto en situaciones derivadas de violación o riesgos de salud a la madre y al feto; igualmente, se abriría la puerta al matrimonio entre parejas del mismo sexo.

Chile ha registrado en décadas recientes un constante crecimiento económico y es uno de los países latinoamericanos con mayor índice de desarrollo humano –según parámetros de la Organización de Naciones Unidas–, por encima de Argentina, México, Venezuela y Brasil, pero según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos el 10 por ciento más acaudalado de la población es 25 veces más rico que el 10 por ciento más pobre, por lo que su brecha es de las más grandes entre los miembros de ese organismo.