Opinión
Ver día anteriorSábado 16 de noviembre de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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La Muestra

Sólo Dios perdona

L

a gran paradoja que presenta Sólo Dios perdona, la nueva cinta del realizador de origen danés Nicolás Windfing Renf (Pusher, 1996; Drive, 2011) es, como se ha señalado con insistencia, que se trata de una película demasiado artística para el mainstream (cine de mayorías), y demasiado explícita y violenta para un público de cine de arte. A pesar de su corte aparentemente genérico, a medio camino entre el thriller policiaco y el cine de horror con dominante gore, el relato de este director sorprendente se permite una estilización y un toque onírico cercano al cine de David Lynch, con una fotografía de oscuras tonalidades que viran con facilidad al rojo (lo que Norman Mailer, refiriéndose a El último tango en París, de Bertolucci, solía llamar atmósferas uterinas). Lo que propone la narración de Sólo Dios perdona es precisamente una historia de venganza, en el marco del negocio de la droga en Tailandia, con Julian (Ryan Gossling), un hijo incapaz de satisfacer la sed de venganza de su madre (Kristin Scott Thomas, imperiosa), que ha perdido a su hijo mayor en una turbia historia de violencia sexual.

Windfing Renf se aleja de las facilidades genéricas. Julian es tan inexpresivo como un autómata y sus actos de violencia parecen caprichosos y gratuitos. Es un instrumento (bastante fallido) de la voluntad tiránica de su madre, y casi víctima propiciatoria de la fatalidad. Tal vez la falla mayor de la cinta sea su énfasis en un enfoque sicoanalítico burdamente planteado, un complejo de Edipo muy esquemático y con una ilustración grotesca. Los aciertos sin embargo son numerosos: una atmósfera onírica a partir de lentos movimientos de cámara y una iluminación casi irreal, siempre sugerente, y también el rechazo de personajes sedientos de venganza encaminados a una redención final. Las escenas de violencia son secas, precisas, como los movimientos del policía jubilado Chang (Vithaya Pansrigarm), suerte de samurái inconmovible a quien Julian se enfrenta continuamente. Un thriller alucinado y sanguinolento, pieza excéntrica en esta Muestra.

Cineteca Nacional, sala 1: 12 16:30 21 horas.

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