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Es la segunda vez que obtiene el galardón

El cuento de hadas de Nely Miranda, ganadora del PND

Un accidente en 2000 la dejó tetrapléjica

 
Periódico La Jornada
Miércoles 13 de noviembre de 2013, p. a15

Cuando recuperó la memoria, un médico le dio una noticia abrumadora a Nely Miranda. Fue muy tierno –recuerda–, pero aún con el tono más dulce que encontró, las palabras del médico retumbaron en su mente confundida, que estaba quieta y en silencio.

“La vida no es un cuento de hadas –le dijo el especialista–, si lo fuera, usted se casaría con un príncipe, pero lamentablemente la realidad no es así. Nely, usted ya no volverá a caminar”.

Ella no supo qué decir ni entendió bien el peso de esa última oración. Había pasado 11 días fuera de sí misma, en un estado amnésico en el que había olvidado su nombre y no podía reconocer a nadie. Tampoco recordaba que estaba así porque había rodado por 17 escalones cuando bajó por la escaleras del banco donde trabajaba como cajera.

Las lesiones fueron muy graves; tanto, que Nely quedó tetrapléjica desde aquel accidente que ocurrió en agosto de 2000.

Entonces la vida empezó de otra forma para ella. Con las limitaciones de movimiento empezó a buscar la manera de rehabilitarse para tratar de ser independiente.

Lo más importante era no bajar la guardia en el ánimo, porque con mi discapacidad estaba aprendiendo a vivir otra vez, cuenta Nelly, quien ayer ganó por segunda ocasión el Premio Nacional de Deportes, esta vez de manera individual, pues en 2008 lo compartió con la pesista Amalia Pérez.

Cinco años más tarde, en 2005, Nely ya estaba adaptada a un nuevo modo de vida, pero sufrió una recaída por un problema cerebral, que derribó todos sus avances. En esta ocasión tuvo una muerte clínica por algunos segundos y necesito reanimación. Ese incidente la dejó en peores condiciones.

Foto
La nadadora Miranda, cuando ganó dos oros en Pekín 2008Foto Conade

El cuerpo de Nely quedó completamente rígido y una vez más recibió una noticia que le anticipaba un futuro desalentador: “El médico me dijo que me quedaría así para siempre, que no volvería a mover ni brazos ni piernas, que quedaría condenada a una silla eléctrica para poder moverme. Bueno, no me dieron esperanzas.

Les pedí que me permitieran luchar, que si no lo conseguía haría lo que me recomendaban, pero que me dieran la oportunidad de pelear.

Ese espíritu combativo la llevó al agua. La terapia de rehabilitación en una piscina tuvo efectos esperanzadores. En el agua podía sentir la libertad que no encontraba cuando se desplazaba sobre la tierra.

El talento que desarrolló fue asombroso. El terapeuta Samuel Armas se sorprendió con los avances y las cualidades que ella tenía para nadar, y le recomendó lo que hasta ese momento era una idea descabellada para ambos.

Nely, habrá un selectivo para el Nacional de Morelia del próximo año, le dijo Armas en 2006.

La nadadora pensó que era una locura pero compitió y consiguió la oportunidad para participar en el Campeonato Nacional en 2007, de donde volvió con tres medallas de oro y dos de plata.

A partir de entonces no solté la cuerda y trabajé muy duro para destacar en la natación.

Nely ganó dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín y rompió una marca en 50 metros, que permanecía intacta desde hacía 13 años.

En el Mundial de Natación IPC en Montreal del año pasado ganó tres medallas de oro e impuso otra marca.

La vida al final sí ha sido un cuento de hadas, bromea.