Opinión
Ver día anteriorMartes 12 de noviembre de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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La Muestra

La postura del hijo

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Fotograma de la cinta de Calin PeterFoto cortesía Cineteca Nacional
A

unque la Muestra despliega este año una galería de personajes femeninos muy sugerentes, de Gloria a la francesa Adèle, de la brasileña Verónica a Jazmín azul, o las mujeres en Los insólitos peces gatos, también destacan, entre la comedia y el drama, las madres posesivas, tanto en la mexicana Club sándwich como en la rumana La postura del hijo. Esta última cinta, ganadora del Oso de Oro en la Berlinale este año y dirigida por Calin Peter Nezer, explora el tema de la culpa a raíz de la muerte accidental de un adolescente de 14 años, cuya responsabilidad recae sobre el retraído y apesadumbrado Barbu, un hombre de casi 40 años, protegido y asediado por su madre. Cornelia (Luminita Gheorghiu), casi caricatura de una progenitora castrante, organiza todo en favor de la defensa de su hijo, y lleva su empeño hasta excesos cuestionables.

El doble retrato de la madre tiránica y el neurótico hijo al borde del colapso moral confieren a la película un tono de farsa y comedia negra reminiscente de otras cintas rumanas, como La muerte del Sr. Lazarescu, de Cristi Puiu, en una similar vena de renovación artística. Basta ver el modo en que Gheorghiu interpreta el desagradable personaje de la sexagenaria Cornelia, añadiéndole toques de humor, desparpajo y coquetería (¿Qué edad tiene usted?, se le pregunta. Treinta, pero aparento 60, responde chispeante), o de amoralidad y cinismo en medio de su llanto (Al padre del niño muerto: A usted le queda todavía un hijo vivo. Yo sólo tengo uno). El realizador aprovecha los camaleónicos registros dramáticos de la actriz omnipresente para sugerir a través de ella un pequeño cuadro de una sociedad rumana atrapada todavía entre los fantasmas de la culpa histórica y las actuales realidades del oportunismo político. Al mismo tiempo, La postura del hijo es un fino análisis de un ser humano agobiado por un poder incontrolado (de una sociedad o de una madre) que vislumbra sin embargo una liberación moral a través de la reconciliación y el perdón.

Se exhibe en la Cineteca Nacional, sala 1: 12, 16:30 y 21 horas.

Twitter: @CarlosBonfil1