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Las cosas que se esconden, deben estar a la vista, dice Koulsy Lamko a La Jornada

Si la poesía me permite denunciar es para sumarme a la voz de mi pueblo

Los negros enfrentamos cinco siglos de desprecio y de prejuicios, señala el poeta chadiano

Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 5 de noviembre de 2013, p. 6

Zacatecas, Zac., 4 de noviembre.

Europa vive de la sangre de los otros, y su desarrollo llega de todo lo que saca de los otros continentes, aunque pretenden que ellos son la civilización, que son la gente de los derechos humanos, y eso es muy falso, muy falso, afirma Koulsy Lamko, poeta, escritor y dramaturgo (Chad, 1959).

En entrevista con La Jornada habla de la nueva oleada de militarización que sufre su continente donde, asegura, varios países europeos –en alianza con Estados Unidos– han conformado el comando Africom, para contener y rechazar el arribo de los capitales procedentes de Brasil, Rusia, India y China.

África, tierra en disputa

Europa y Estados Unidos, denuncia el poeta africano, han constituido ese nuevo frente con sus fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que tiene sus bases en Stuttgart, Alemania, para controlar todos los territorios africanos, “vigilándolos con drones y con las fuerzas militares de los países africanos”, a cuyos oficiales han capacitado en Estados Unidos.

Hay un enfrentamiento entre las fuerzas occidentales contra las fuerzas de los países emergentes, que comenzaron a llegar a África, algo que Occidente no acepta. Porque ellos quieren mantener su hegemonía, su predominio sobre África y sus recursos, y nuestro continente se ha vuelto este terreno de pelea, donde nuestros pueblos nunca van a tener posibilidad de un desarrollo económico, de una paz para que la gente busque maneras de desarrollarse.

Koulsy Lamko –quien participó a principios de los años 90 en el Instituto de los Pueblos Negros en Uagadugú–, contrasta lo que ha ocurrido en África durante los pasados cinco siglos, con lo que ha sucedido en Latinoamérica, cuyos recursos naturales han sido históricamente saqueados y sus poblaciones dominadas por los europeos y estadunidenses, situación ante la que como poeta y dramaturgo, dice, no puede guardar silencio.

“Eso es lo que pienso: es mi papel de ciudadano, muy pequeño, pero si la poesía me permite denunciar, este compromiso es para estar con mi pueblo, ser parte de la voz de mi pueblo, denunciar, resistir –esto es muy importante resistir–, y hacer que las cosas que se esconden estén a la vista de todos”.

El poeta llegó a Zacatecas, invitado por la Universidad Autónoma de Zacatecas y el sello independiente Taberna Libraria Editores, para charlar sobre su obra literaria y su vida, en el patio central de rectoría, donde ante decenas de personas Koulsy Lamko declamó en voz alta su poema Dios Petróleo, que es una dura crítica al saqueo que se hace de este recurso natural, y el cual escribió en Chad, a finales de los años 70.

Foto
El poeta chadiano Koulsy LamkoFoto Alfredo Valadez Rodríguez

El corazón de negros y blancos

Los negros también tienen corazón y es exactamente igual al de los blancos. Bombean la misma sangre roja. No hay razas humanas, aclara y corrige a la vez el poeta a quienes se equivocan conceptualmente al diferenciar de esa manera a los que son de un color de piel diferente.

“No creo que haya, no comparto el concepto de raza, porque creo que hay una raza humana, y están los animales, los insectos, los árboles, así veo las cosas. Y esta raza humana tiene una derivación muy importante en lo que son los colores de piel, que van del negro pasando por el amarillo, y muchos otros tonos, hasta el blanco.

Lo que ocurre, señala Koulsy Lamko, es que los negros “nos estamos enfrentando a más de cinco siglos de desprecio, de encarcelamiento, de prejuicios que nos han dibujado como violentos con el acercamiento civilizatorio europeo, y todo lo que somos, lo que éramos, lo han puesto en el análisis, para decir que no valemos nada.

Así justifican lo que hicieron con millones de personas desde la esclavitud. Lo que no se dice es que durante la colonización, en países como Congo, que fue durante casi un siglo la propiedad del rey Leopoldo II de Bélgica, murieron 12 millones de congoleses, es decir, dos veces más que los judíos que perecieron en el Holocausto.

Y sin embargo, lamenta, no se hizo a escala global el escándalo que se hizo por el genocidio contra los judíos –que fue una ignominia también–, “pero los negros siguen siendo gente salvaje –ironiza–, que vive en los árboles, y se niega que una muy buena parte de lo que se constituye como una fuente de la civilización europea, llega del más antiguo y floreciente Egipto, un Egipto donde los faraones eran negros, y donde surgieron muchos de los padres de las matemáticas modernas”.

Por eso ahora, afirma el poeta y dramaturgo –quien fue director del Centro Universitario de las Artes de la Universidad Nacional de Ruanda-, en mi generación estamos en lucha contra los prejuicios, para destruir todo lo que se ha creído y retomar una parte integral, formadora, constituyente de lo que es nuestra identidad.