Opinión
Ver día anteriorViernes 1º de noviembre de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Chatarrazo a consumidores

Larrea ya puede desinvertir

Sabritas y Barcel, intocadas

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alvo retoques de último momento, los mexicanos ya saben de qué tamaño es el toro fiscal que sin misericordia los embestirá en 2014, por cortesía del Ejecutivo y el Legislativo. El punto fino de todo esto es si los pagadores de impuestos, cuyo número no se incrementa, tendrán capacidad real para soportar la nueva acometida, sin mayor perspectiva de obtener algo a cambio, o de plano optarán por engrosar las filas de la informalidad.

Habrá que ver si en realidad existe dicha capacidad, porque hasta ahora, sin nuevos gravámenes más que los heredados por el calderonato, en condiciones económicas internas lamentables y en medio del zarandeo estadunidense y europeo, el saldo para el país resulta escalofriante: no crece, no genera empleo formal, no alcanza el ingreso, no promueve el bienestar social, no tiene mayor margen de maniobra… pero tiene finanzas públicas sólidas (se escucha, desde el coro, a un tecnócrata).

Presumen sus autores que el objetivo de la reforma es que pague más quien gana más, aunque en los hechos, y con balas de distinto calibre, el parcherío fiscal agarra parejo y no queda una sola porción poblacional sin resentir el mandarriazo. Por ejemplo, es por demás saludable que a la chatarra botanera se le aplique un impuesto de 8 por ciento, pero tal gravamen no lo pagarán las empresas (que son las que ganan más), sino los consumidores (y la mayoría es la que gana menos).

Así, el chatarrazo fiscal corre a cargo de los consumidores, no de los grandes corporativos que –según la versión oficial– eran el objetivo de la reforma. Algunos consideran lógico y normal que las empresas simplemente trasladen el impuesto al precio final, pero dónde queda el tan cacareado quid de las modificaciones tributarias, si al final de cuentas no las pagarán los señorones de los alimentos chatarra (que en los hechos son dos: Pepsico y Bimbo), sino quienes engordan con sus productos y son propensos a la obesidad y a la diabetes, cuyo combate es otro de los objetivos de la reforma, según dicen. Entonces, cuando menos que sean congruentes y que modifiquen la propaganda para que quede en que pague más quien consuma más.

¿Qué harán los chatarreros? Simplemente, los botaneros reducirán el contenido calórico de sus productos (a 274 kilocalorías por 100 gramos o más; el impuesto es para aquellos con 275 kilocalorías para arriba) y los refresqueros la proporción de azúcar utilizada en sus negras bebidas, y todos contentos. Y lo tendrán que hacer, porque no están dispuestos a perder un mercado que les representa ingresos anuales, sólo en el caso de las botanas futboleras, por alrededor de 50 mil millones de pesos, de los que cerca de 70 por ciento se embolsa Pepsico (Sabritas y demás mugres) y 20 por ciento para Grupo Bimbo (Barcel). El 10 por ciento restante se diluye en empresas de tamaño pequeño.

De acuerdo con información del propio Grupo Bimbo, “se calcula que el 76 por ciento de las personas ha consumido botanas (maíz, papa y extruidos) en el último mes y 60 por ciento cacahuates. El promedio de consumo de botanas (en México) es de 5.2 bolsas semanales y los que lo hacen con mayor frecuencia son niños y adolescentes de entre ocho y 18 años. El mercado de botanas en términos generales está conformado en su mayoría por consumidores medium (42 por ciento del total, de 116 a 315 gramos por semana) y heavy (31 por ciento, con más de 315 gramos semanales)”.

A lo anterior hay que sumar los productos de confitería, con ventas anuales cercanas (2012) a 65 mil millones de pesos, en los que Bimbo es el mero mero, aunque su competencia real es Pepsico. Así, entre botanas, chocolatitos, gomitas y demás mugres, el erario podría captar algo así como 9 mil millones de pesos por el impuesto chatarrero (refrescos aparte), y todos provendrán del bolsillo de los consumidores, no de quienes ganan más.

Punto positivo, también, el cobro de un nuevo derecho (7.5 por ciento) a la extracción minera, que tanto pataleo y chantajes han provocado entre los barones del sector. En realidad, más que suave se vio la autoridad (tanto el Ejecutivo al proponerlo, como el Legislativo al aprobarlo) con esta carga, pues su aplicación no es sobre el valor en boca de mina, sino sobre las utilidades netas que reporten los consorcios, de tal suerte que éstos y sus ejércitos de abogados, contadores, cabilderos y paleros fácilmente encontrarán rutas de salida para pagar lo mínimo, sino es que nada.

Aprobado este 7.5 por ciento, ya Germán Larrea y su Grupo México pueden llevar a la práctica su más reciente amenaza de dejar de invertir en el sector minero, de donde –más a las malas que a las buenas– ha obtenido su fortuna de ensueño. Y ya que lo haga, que lo notifique para que las zonas productivas se entreguen a quien valga la pena y esté dispuesto a resarcir, así sea mínimamente, a la nación.

Los citados apenas si son pasajes de lo que vendrá en 2014, sin dejar a un lado la creciente deuda, impacto que tendrá en las prestaciones laborales, los ingresos clasemedieros y demás platillos cocinados en San Lázaro y Paseo de la Reforma. Eso sí, lo más atractivo de todo esto es que quienes decidieron aprobar tan amarga medicina, gozan de maravillosas exenciones fiscales, comenzando por las de los respectivos partidos políticos que dicen representar, en el entendido de que como corazón que no ve, no siente, pues allí les va la nueva reforma.

Las rebanadas del pastel

De la lectoría, sobre tres años de larga espera, dos gobiernos y un sindicato que no han servido para nada: los jubilados de Mexicana de Aviación siguen en una situación desesperada, en espera de recibir sus pensiones luego de haber trabajado honrosamente por más de 20 a 30 años para la empresa ahora en concurso mercantil desde hace más de tres años. Es tal el descrédito que tienen las autoridades sindicales, encabezadas por Ricardo del Valle, que cualquier otra información que no sea una resolución a sus legítimas demandas es recibida de muy mala manera por algunos de los jubilados, e incluso con total indiferencia por otros. Es tal la incredulidad en la que viven los afectados, que la reunión que sostuvo Del Valle en la Secretaría de Gobernación con Miguel Ángel Osorio Chong, pasó de noche y fue considerada, por muchos, una reacción tardía de sus representantes ante una situación tan urgente… Preparaos, que el sábado llega el gasolinazo número 11, en 11 meses del año.

Twitter: @cafevega