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La escritora y filóloga dictará conferencias en El Colegio de México y la UAM

Mirta Yáñez contrasta los sueños de una generación y lo que no se cumplió en Cuba

La marginalización de la mujer todavía no se ha superado, considera la profesora universitaria

Sangra por la herida, su segunda novela, es un poco fuerte sobre la realidad en la isla

 
Periódico La Jornada
Viernes 1º de noviembre de 2013, p. 5

La escritora y filóloga Mirta Yáñez (La Habana, 1947) defiende la identidad cubana. No la del arbolito de Cuba que es la palma, las maracas ni ese tipo de superficialidad. Sino de ir a lo profundo de nuestra esencia, nuestras confrontaciones sociales, del ser cubano, expresa en entrevista. Y más, si esta identidad proviene de la literatura emanada de las mujeres.

La destacada especialista en escritoras cubanas y multipremiada por su creación literaria visita por cuarta ocasión el país para hacer patentes dos tesituras que han marcado su vida profesional como profesora universitaria y escritora.

En los próximos días ofrecerá conferencias en El Colegio de México (Colmex) y en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), ambas tituladas Escritoras cubanas: identidades al borde del ataque de nervios, en las que analizará lo que ocurre actualmente entre las narradoras coterráneas, aunque no necesariamente coetáneas.

Por otra parte, presentará su más reciente novela Sangra por la herida y la publicación infantil La fiesta de los caballitos en la Feria del Libro Infantil y Juvenil (Filij).

Mirta Yáñez habla sobre su visión a partir del género y reconoce que cuando enseñaba literatura iberoamericana no tenía conciencia de género, sino que abordaba la cátedra desde un punto de vista histórico. Pero adquirí conciencia de la carencia de los estudios de género, y surgió el interés por dar a conocer lo que hacen las mujeres en la escritura. Es inevitable, cuando leo una novela, enfoco desde el punto de vista de lo que soy: una feminista convencida.

Cuatro generaciones en activo

Para Mirta Yañez, la literatura escrita por mujeres estuvo un poco echada de lado. Sin embargo, a partir de los años 90 del siglo pasado hay un movimiento fuerte, digamos que cuatro generaciones en activo. En esa década, comenta, “lo que hubo fue una ruptura con la literatura anterior, porque generalmente había ciertos tema tabú y eso de repente se rompió. Y ya se escribe de tópicos conflictivos desde cierto puno de vista, con una variedad temática y de intereses.

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Mirta Yáñez, en su cuarta visita a México, durante la charla con La JornadaFoto Marco Peláez

Como siempre hace la literatura, las más jóvenes tratan de romper con sus maestros.

Agrega que en los años 30, en Cuba, hubo un movimiento feminista muy fuerte; “tenemos un antecedente de mujeres importantes en el siglo pasado. Entre ellas mi profesora Camila Henríquez Ureña, muy feminista. Lo dramático es que algunas cosas que publicó en esa época pueden ser perfectamente leídas con total actualidad.

No se ha superado todavía esa marginalización de la mujer. Un poco se han ido ganado espacio, pero siempre cuesta trabajo.

A Yáñez le tocó vivir los bulliciosos años 60, esplendorosos, llenos de vida, belleza, acción y problemas también. Y en La Habana de esa década se desarrolla parte de su segunda novela Sangra por la herida. Es un poco desgarradora, un poco fuerte sobre la realidad cubana, pero me ha dado muchas satisfacciones (ganó los premios de la Crítica en 2010 y el de la Academia Cubana de la Lengua en 2012). Sin embargo, también ha incursionado como cuentista, poeta, ensayista y crítica, además de ser responsable de antologías de autoras cubanas.

Fueron cinco años dedicados a la escritura de esta novela, publicada en España por la editorial Aduana Vieja. En la obra los años 90 también ocupan lugar, tiempos durísimos de finales del siglo pasado, muy duro en Cuba económicamente. Es la confrontación de los sueños de esta generación con lo que luego no se cumplió.

Varios personajes arman la narración, donde la muerte es el hilo que une a todos. Es una novela coral, son voces que se van intercalando y tratando de formar un mosaico de esas dos épocas sobre todo en La Habana, la ciudad también es una parte de la novela.