Opinión
Ver día anteriorSábado 12 de octubre de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Apuntes Postsoviéticos

Ritual sobrante

E

n muchas de las repúblicas de la antigua Unión Soviética, sobre todo en aquellas que los gobernantes no tienen contrapesos en el Legislativo ni oposición política articulada, hace tiempo que as elecciones presidenciales devinieron en un ritual sobrante.

En Azerbaiyán, el 9 de octubre pasado se dio el caso más reciente que confirma este aserto. Y no porque su líder, Ilham Aliyev, sea precisamente muy popular e invencible en las urnas. Ahí –como en Bielorrusia, Kazajstán, Tayikistán, Turkmenistán o Uzbekistán– los comicios podrían no llevarse a cabo y sólo sirven para dar apariencia de democracia al afán de los gobernantes de perpetuarse en el poder.

En Rusia –cuya población tiene mayor acceso a la educación, a la cultura y a Internet, hay un sector de prensa independiente y partidos de oposición– ya es cada vez más difícil ajustar los resultados para que el candidato del Kremlin gane en primera ronda de votación.

Es muy diferente la situación en las mencionadas repúblicas ex soviéticas en que las elecciones son mero trámite. Azerbaiyán, además, es la única de éstas donde el poder, como si fuera una monarquía, se transmite de padre a hijo. Desde 2003, a la muerte de su padre Gueidar Aliyev, que gobernó durante más de 30 años, su primogénito, Ilham Aliyev, está al frente de Azerbaiyán, relecto ahora para un tercer mandato consecutivo.

La misión internacional de observadores de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa, en su informe de conclusiones preliminares, asienta que los comicios presidenciales en Azerbaiyán estuvieron plagados de irregularidades, entre otras, hubo condiciones desiguales entre los candidatos, limitaciones a las libertades fundamentales, como la de expresión y de reunión, amedrentamiento de electores, persecución de periodistas y deficiencias en el conteo de votos.

Esta vez, Azerbaiyán se superó así misma: por un error técnico, un día antes de la votación, una aplicación para teléfonos con sistemas operativos iOs y Android, elaborada por encargo de la Comisión Electoral azerbaiyana, mostró resultados del conteo de votos que situaban a Aliyev como líder con una gran ventaja. Ante el bochorno, dijeron que estaban probando la aplicación.

Para los observadores oficiales de la Comunidad de Estados Independientes, membrete que agrupa a la mayoría de repúblicas ex soviéticas, las elecciones en Azerbaiyán fueron democráticas y libres, imposible otra evaluación de quienes padecen en sus propios países vicios similares.

Y a todo esto, Estados Unidos –autoproclamado campeón de la democracia– guarda silencio sobre la forma en que se religió Aliyev.