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Se trata de su nuevo disco de boleros clásicos con el que rinde homenaje a su padre

Susana Zabaleta mezcla sensualidad y poesía en la presentación de La sensatez y la cordura

La norteña imprimió su sello de piel y deseo a temas como La última noche y Escándalo

 
Periódico La Jornada
Miércoles 9 de octubre de 2013, p. a10

En concierto, la actriz y cantante Susana Zabaleta presentó el pasado domingo, en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, su nuevo disco, La sensatez y la cordura, título tomado del poema homónimo de Jaime Sabines con el que rinde homenaje a su padre Alfonso Zabaleta, quien estuvo en el recinto de Donceles, y en el cual el repertorio es de boleros clásicos a los que imprime su sello de sensualidad, de piel y deseo, como queda manifiesto en La última noche, de Bobby Collazo.

Primero se proyectaron cuatro videos de las respectivas canciones, donde por medio de recursos tecnológicos aparece con Los Panchos. El montaje está muy bien logrado.

Entró al escenario como una reina, entre aplausos y silbidos, abusando del respetable con un vestido rojo entallado.

Norteña, de Monclova, Coahuila, directa tenía que ser: ¿Que me veo bonita? Y estoy solita, lo cual hizo volar la imaginación de varios apuntados. Tiene la seguridad de quien se sabe carne-imán.

El programa en vivo comenzó con Escándalo, de Rafael Cárdenas y Rubén Fuentes. Hay que saber perder, de Alberto Domínguez, en la que siguiendo el ritmo contoneó el cuerpo cual largo es. Esto lo repitió varias veces en todo el concierto, para generar el efecto Pavlov.

Aplaudían Luis de Llano y Marco Flavio Cruz, así como representantes de la Fundación UNAM, que esa noche recibió como donativo el total de la taquilla, para apoyar su programa de becas, y de la disquera Universal.

Entre cada interpretación pronunció poemas de Jaime Sabines, para dar pie al tema que cantaría.

Con La mentira, de (San) Alvaro Carrillo, reafirmó verdades de pactos que se rompen porque no son con Dios.

En Cuando vuelva a tu lado, de María Greever, invitó a Los Panchos actuales, los herederos, que mimetizan al máximo el sonido de los ídolos románticos.

Desesperadamente, de Gabriel Ruiz Galindo y Ricardo El Vate López Méndez, le permitió un rollo sobre los efectos del mezcal en su cordura. Conozco a los dos, de Pablo Valdez Hernández, fue la letra perfecta para actuar a una mujer herida por la traición de un par. Si de uno duele, de dos...

Foto
Zabaleta cantó Nosotros con Rubén AlbarránFoto cortesía Teatro de la Ciudad

Silbidos escandalosos

Salió un momento para cambiarse. Regresó con un vestido negro iridiscente abierto hasta donde la espalda pierde su casto nombre. Los silbidos fueron escandalosos. Advirtió a los susodichos que luego nada más gimen como perros. Hizo la onomatopeya de un can chillón, como recién pateado en una carnicería. ¡Ya ven lo que le pasó a Reyli!

Cuando cantó La última noche, de Bobby Collazo, las mentes se colocaron en un topus de disipación del siglo pasado, o antro, con féminas fatales que se meten por los poros, para siempre.

Jugueteó con la imagen de quienes buscan seducirla, regios o defeños. La noche no bajó su intensidad y entonó Dí que no es verdad, de Alberto Domínguez; Y qué hiciste, de Mario de Jesús Báez; Historia de un amor, de Carlos E. Almarán; La media vuelta, de José Alfredo Jiménez; Cuatro vidas, de Juan Ruiz Barragán.

Anunció el dúo con Rubén Albarrán, en Nosotros, de Pedro Junco Jr. La presencia abrumadora de Susana enfrió a Rubén, de quien dijo le enseñó varios boleros, una noche. Y vino la chiveada porque informó a la concurrencia que Rubén era vegetariano. No como nada que tenga mamá, comentó el cantante. ¿No comes ni de esta carne? Mostró su evidente objeto de deseo: su cuerpo, y el caballero no tuvo otro remedio que aceptar que a ese material sí le aplica el diente.

Todo estuvo del lado del Susana y su autoridad imperó. Despidió a Rubén con un largo abrazo y un corto beso. ¿O fue al revés? La penúltima fue Vereda tropical, de Gonzalo Curiel.

Se fue, le pidieron otra, regresó y se arrancó con Bésame mucho, de Consuelo Velázquez, que tiene más de mil versiones. En el último adiós cantó un fragmento de Carmen, de George Bizet.