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Ver día anteriorLunes 7 de octubre de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Nosotros ya no somos los mismos

Mexicanos de excepción

P

rimero fue una simple nota la que llamó mi atención. Luego otra sobre el mismo asunto y otra más. Entonces, entusiasmado, comencé ya con todo propósito a buscar noticias sobre el tema. De entrada simplemente paso a dar la información, ya luego abriremos la discusión al respecto. La relación no guarda un orden cronológico ni tampoco temático, y lo único a que se atreve es al planteamiento de unas cuantas interrogantes.

Si de verdad los mexicanos somos abúlicos, irresponsables, holgazanes, indisciplinados, incapaces del pensamiento abstracto o de la aplicación concreta del conocimiento, si nunca llegamos a tiempo ni damos término a lo que iniciamos, si lo dejamos todo para después y lo hacemos al ahí se va, si no vemos más que para nuestro santo, le echamos siempre la culpa de nuestras fallas al otro, si somos pendencieros por collones, si nuestros sentimientos patrios y afanes nacionalistas son expresiones claras de nuestro conservadurismo, ignorancia, complejos, incapacidad y terror al presente y no se diga al futuro, si… si… si... ¿De dónde carajos salieron entonces estos mexicanos, muy jóvenes casi todos, cuyos nombres y hazañas de a de veras, comienzo a publicitar en la presente columneta con emoción y un legítimo orgullo que me rebasa a borbotones? Ellas y ellos han logrado que, por múltiples rumbos del planeta, se pronuncie el nombre de nuestra patria con respeto y admiración, mientras que el nombre de cada uno de ellos a nosotros nos resulta totalmente desconocido. No me importa dedicar buena parte de mis comentarios a identificar, aunque sea tan sólo eso, a esos mexicanos de excepción. Ojalá la nómina fuera inagotable.

La mayoría de las informaciones que siguen tienen como fuente los periódicos Reforma y La Jornada. Por torpe y desconocedor de los protocolos de la APA, que la doctora Ana María Menéndez no me enseña, al final anotaré el nombre de los reporteros a los que se deben las notas en las que esta columneta se sustenta.

1. Estudiantes de cuatro países: Brasil, China, Estados Unidos y México conformaron un equipo que por medio de videoconferencias, chats y redes sociales diseñaron y llevaron a cabo el proyecto de un vehículo eléctrico portable. A larga distancia se designaron acciones y responsabilidades, y sólo al final del concurso los participantes se conocieron de manera personal. El equipo se hizo acreedor a los dos primeros lugares en el certamen en que participaron 52 universidades. Los mexicanos son alumnos del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y son: Julio Adrián Martínez, Jorge Eduardo Vaca, Enrique Jiménez, Hugo Shantee e Iván López Neri.

2. Luis Rivera, estudiante del Tec de Monterrey, consiguió el tercer lugar y medalla de bronce en la Liga Diamante, en Zurich, Suiza, con un salto de 8.09 metros. Estos puntos les serán tomados en cuenta en la próxima temporada.

3. Iván López Reynoso, de 23 años, acaba de dirigir con gran éxito la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata, en la sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario. Iván forma parte de la nueva generación de músicos, como Rodrigo Macías. La orquesta está procurando el rejuvenecimiento de la ópera desde el punto de los ejecutantes, pero también del público. López Reynoso comenta: Por ser jóvenes está todo al cien por ciento de energía, tenemos todas las ganas de hacerlo, estamos frescos, no tenemos ningún vicio. Así lo han venido demostrando en preparatorias, escuelas y facultades, donde sus actuaciones son gratuitas y no piden sino interés, emoción y ganas de participar en el gozo del arte y la belleza.

4. Se llaman: Eduardo Acosta y José de la Paz Espinosa, oriundos de Jalisco y Nayarit, respectivamente, acaban de obtener medallas de bronce en la Olimpiada Internacional de Física, realizada en Dinamarca. Leonel Medina y Jorge Torres Ramos, sinaloenses, y Siddhatha Morales Guzmán, de San Luis Potosí, regresaron de Copenhage con merecidísimas menciones honoríficas, conseguidas en leal competencia entre 83 naciones. ¿Qué, cuánto destina cada una a la investigación científica?

5. El premio Scopus es otorgado por la editorial científica más reconocida mundialmente, pues cuenta con una antigüedad de cerca de 500 años. Su sede está en Amsterdam, Holanda. La editorial Elsevier premia a los científicos con mayor número de trabajos publicados en las más variadas áreas del conocimiento o que son más frecuentemente citados como referentes de otros textos en los pasados cinco años. Pues resulta que en los pasados dos, un investigador publicó 250 artículos en el área de física-matemática y ciencias de la tierra, principalmente en lo referente a las altas tecnologías y desarrollo para el Gran Acelerador de Hadrones, cuyo objetivo es reproducir las condiciones del universo en los instantes posteriores al Big Bang. Su estudio, “básicamente ha sido averiguar de qué está hecha la materia y cómo interactúa entre ella […] siendo lo más novedoso el descubrimiento, hace un año, de lo que parece ser el Bosón de Higgs”. Ni se les ocurra pedirme explicación alguna a la información anterior. Háganme el favor de considerarla una tarea de investigación que les encargo para esta semana. Pues resulta que es Alberto Sánchez Hernández, del Departamento de Física del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del IPN, el investigador que se ha hecho acreedor a ese reconocimiento mundial, junto con otros siete científicos mexicanos cuyos nombres desafortunadamente desconozco, pero que, en sabiéndolos, los publicitaré como corresponde.

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El sonorense Luis Rivera, con un salto de 8.09 metros, consiguió en agosto la medalla de bronce en la Liga Diamante, en SuizaFoto Notimex

El Cinvestav es una institución que cada día merece más y más el reconocimiento y respeto de los mexicanos y, bueno, una reconsideración gubernamental a sus presupuestos tampoco le vendría nada mal.

Estas cinco menciones son apenas el principio. Estoy seguro que el material que estoy recolectando y que iré publicando por entregas los hará, pese al sórdido entorno, sentirse mejor. Fuentes de gratitud: La Jornada: De la Redacción; Cancha/Staff: Reforma; Ericka Montaño Garfias: La Jornada; Ariane Díaz: La Jornada; Diana Saavedra: Reforma.

Me recuerdan que ofrecí ampliar mi comentario sobre la señora Bozzo. Acabo de ver dos videos al respecto: una divertidísima canción de Carlos Chavira, el bloguero Callo de Hacha y Omar Chaparro, por demás descriptiva de esta singular comunicadora. Pero luego otro, insuperable: se trata de un monólogo desternillante, del juguete cómico más hilarante que Televisa haya realizado.

Aquí permítanme una sugerencia: vean el video de dos maneras: 1. Quiten el sonido y dejen a la marioneta que se mueva y gesticule. Si recordamos que el lenguaje gestual predomina en mucho sobre la expresión oral, saquen conclusiones. 2. Al contrario, supriman la imagen y quédense con el audio: me atrevería a suponer que cuando José Barros concibió la jacarandosa: Llorona de Tamalameque, no se imaginó que lo intentarían, infructuosamente, plagiar. Como no tengo los medios para recurrir a la Unidad de Análisis del Comportamiento (BAU), que la FBI ha ubicado en el pueblito de Quántico, Virginia (513 habitantes), dedicada a elaborar los perfiles de los sudes (sujetos desconocidos, sospechosos de crímenes seriales), me permito sugerir a estudiantes, maestros, profesionales de las diversas corrientes sicológicas, intentar la elaboración de un perfil de la señora en cuestión, a partir de sus datos biográficos, antecedentes y cada impresionante performance que cotidianamente nos receta. El diagnóstico no es vinculante, así que hay el riesgo de que pueda ser sometida a estado de interdicción.

Ciertamente, Emilio fue un Caballero. Afortunadamente para nosotros, no de triste figura sino todo lo contrario: de una presencia optimista, cálida, querendona y echada pa’delante. Resumía y resoplaba el gusto por vivir o séase, para él: leer, escribir, aprender y, por supuesto, transmitir cuanto sabía. También mantener las puertas de su casa abiertas y su yelmo/parrilla siempre incandescente en torno a la cual su sapiencia de asador ancestral nos convocaba para yantar, beber y, no había de otra, durante horas discutir para ponerle siglo a la Revolución soñada. Los suyos no fueron los campos de La Mancha, de los que no se quieren recuerdos, sino los campus universitarios en los que, todos cuantos lo conocieron, habrán de recordarlo. Militante comunista, profesaba el materialismo dialéctico pero era, al tiempo, un idealista tan irredento que hasta el final siempre pensó que teníamos compostura. De mente abierta a todos los rumbos del pensamiento, su personal Rosa de los vientos se ancló, de una vez y para siempre, en uno solo de los puntos cardinales. Para ser preciso, en la Villa de Parras de la Fuente, Coahuila.

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