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Historia real de fama y abuso, estelarizada por Amanda Seyfried

Llega a las pantallas del país Lovelace, la historia de la estrella porno de los años 70
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Si tengo dos palabras para describir a Amanda Seyfried (en el fotograma) son temeraria y valiente, aseveró una de las productoras
 
Periódico La Jornada
Sábado 21 de septiembre de 2013, p. 9

En 1972, mucho antes de Internet y de la explosión de la pornografía, el filme Garganta profunda fue un fenómeno: la primera película pornográfica con guión, que presentaba una historia y algunas bromas, y a una desconocida y sorprendente estrella: Linda Lovelace. La cinta, en su momento, recaudó 600 millones dólares, Lovelace sólo recibió mil 200 dólares.

Ayer llegó a las pantallas del país la biopic, Lovelace, cinta de esta primera superestrella del cine porno, actriz principal de la película que hizo grande el género cinematográfico, la mujer que después declaró estar secuestrada por la industria de la pornografía. Una historia real de fama, abuso y traición, inscrita en el panorama de la revolución sexual de 1970.

La película estelarizada por Amanda Seyfried, Peter Sarsgaard, Hank Azaria, Wes Bentley, Adam Brody, Dobby Cannavale, James Franco, Debi Mazar, Chris North, Robert Patrick, Eric Roberts, Sharon Stone, Chloe Sevigny y Juno Temple. Todos con la dirección del tándem Rob Epstein y Jeffrey Friedman, y guión de Andy Bellin.

La historia gira entorno a Linda, chica clasemediera estadunidense, que escapa de una estricta familia religiosa y descubre la libertad y la vida de lujo cuando se enamora y casa con el carismático estafador Chuck Traynor, quien la convierte en una sensación internacional, menos como la fantasiosa chica de calendario y más como una encantadora chica común, con una impresionante capacidad para la felación.

Tomando total posesión de su nueva identidad, se vuelve una representante entusiasta de la libertad sexual y el hedonismo desinhibido. Seis años después presenta otra narrativa del mundo, muy contradictoria, y se presenta a sí misma como sobreviviente de una historia mucho más oscura.

En 2008, durante el Festival de Cine Ischia, Weinberg y Johnson presentaron el proyecto de Lovelace a Heidi Jo Markel, de Eclectic Pictures, y a Avi Lerner, de Millennium Films. Cuando Rister supo que Millennium ya no estaba financiando Inferno (otro proyecto sobre Linda Lovelace) sugirió que Young se pusiera en contacto con Markel para financiar Lovelace a través del contrato de Eclectic con Millennium: Fue un cambio fortuito hacia un proyecto artístico y comercialmente más viable, recuerda Markel.

Los productores compartieron el mismo interés en contar la historia de Linda y explorar una historia sobre la revolución sexual del momento.

La productora Rister dijo que Linda “fue un ícono para una era, e incluso piensa que es una de las primeras estrellas de reality, por su búsqueda de fama, afecto y amor. Ella era una mujer insegura, con un pasado resguardado, pero creía que lo que hacía la iba a llenar de alguna forma. No era una actriz legítima, ni bailarina o cantante; era conocida por algo muy específico. Aún así logró alcanzar una increíble notoriedad, y hasta la fecha es identificada con ese momento de la historia en los dos lados del cuadrilátero: desde la industria pornográfica y contra la objetivación de la mujer”.

Para retratar esta imagen de la vida de Lovelace en pantalla, los productores necesitaban cineastas que no implementaran solamente una metodología lineal y filmaran una biografía común. Como admiradores del trabajo documental de Epstein y Friedman, los productores consideraron que su acercamiento inquisitivo a sus temas sería perfecto para esta película. La idea de que pudieran tener un ojo periodístico hacia el material e investigaran quién era esta persona, este enigma, nos llamó mucho la atención, informó Jim Young.

Acercamiento sicológico

Después de ver Howl, anterior película de la dupla cinematográfica, los productores se sintieron seducidos por el punto de vista del material y su partida estructural de una biografía típica. Su visión de Lovelace era usar la sicología de Linda para contar la historia de su vida desde sus diferentes perspectivas.

Markel contactó a Andy Bellin, con quien ya había trabajado anteriormente en Trust. Bellin reconstruyó y rescribió el guión, adaptándolo a la visión de Epstein y Friedman.

El punto de partida de los directores fue determinar qué partes de la historia de Linda les parecían las más verosímiles. Todas estaban muy conectadas, pero parecían contradictorias, dice Epstein. El equipo decidió empezar con Linda viviendo en su casa, con una madre religiosamente muy dominante; después separándose de ella y cayendo en las manos de Chuck Traynor, quien después se apodera de su vida y la obliga a hacer pornografía. A la edad de 22 años, se convirtió en superestrella porno mundial. Sólo nueve años después se aleja por completo de ese mundo y niega haber hecho nada de eso por su elección. Queríamos encontrar una estructura que uniera su estado sicológico en cada uno de estos puntos en el tiempo, agrega Friedman.

La idea de jugar con estas lentes a través de las cuales veíamos su vida parecía una manera más interesante de estructurar la película, en vez de que fuera estrictamente cronológica.

Además de los aparentes recursos utilizados para su investigación –autobiografías, archivos de filmación y entrevistas, así como conversaciones con Catherine MacKinnon y Gloria Steinem, quienes ayudaron mucho a dar una imagen personal de cómo era Linda– los cineastas también pasaron un día en el set de una película porno antes de que empezara la producción. “Queríamos tener una idea de cómo era ese mundo y cómo se relacionaban las personas en el set cuando no filmaban”, dice Friedman.

Fue muy instructivo aprender que es un ambiente muy profesional, muy casual y normal, y aún así muy respetuoso hacia los actores, en particular a las mujeres, quienes básicamente daban las órdenes.

El elenco para cualquier película es esencial. Sin embargo, el papel de Linda Lovelace llamaba a alguien particularmente comprometido a interpretarlo. Markel dijo: Si tengo dos palabras para describir a Amanda Seyfried son temeraria y valiente. Ella fue la actriz perfecta para este personaje: su inmersión desde el inicio, tomando clases de voz, estudiando, leyendo cada libro sobre Linda. Por su parte Rister concuerda en que Seyfried tenía una falta de inhibición y estaba realmente preparada para dominar esta historia con todo lo que pudiera entregar.

La cinta Lovelace se estrenó ayer en 200 salas del país.