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Ver día anteriorSábado 14 de septiembre de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Apuntes postsoviéticos

(E)lecciones

E

l candidato del Kremlin, Serguei Sobianin, tomó posesión como alcalde de Moscú el mismo día que el opositor Aleksei Navalny presentó en las cortes de la capital rusa 951 demandas sobre irregularidades –más de 50 mil cuartillas de documentos, entrevistas, análisis– que, en su opinión, demuestran que el ganador sacó menos del 50 por ciento requerido y, por tanto, tendría que haber segunda vuelta de votación.

Esas prisas, sumadas a la proclamación de su triunfo después de 8 horas de silencio sobre los resultados, cuando no se habían recibido las actas de uno de los distritos más poblados de Moscú y faltaba revisar un tercio de los votos, hicieron recordar –toda proporción guardada– el calderoniano “haiga sido como haiga sido…”.

Un paréntesis obvio: el adjetivo calderoniano, que el diccionario de la Real Academia Española reconoce sólo para el gran dramaturgo Pedro Calderón de la Barca, aquí se refiere al iniciador de la guerra contra el narcotráfico en México que, con 21 mil muertos más, superó durante su sexenio el número de civiles que han perecido en el conflicto de Siria, que lleva en torno a los 100 mil.

Con su sorprendente éxito, cerca de 30 por ciento de los votos y pese a la campaña de desprestigio en su contra, así como la desigualdad de condiciones respecto de Sobianin, Navalny se convirtió de activista de las protestas y bloguero anticorrupción en líder de la oposición al Kremlin.

El entorno presidencial tiene la tentación de hacer efectiva la condena de cinco años de cárcel que, de modo infundado por un supuesto robo de madera, pesa sobre Navalny y que, según una polémica ley, lo podría inhabilitar de por vida para presentarse como candidato a otras elecciones.

El Kremlin cometería un grave error si menosprecia a los 500 mil moscovitas que votaron por Navalny, igual que si no da marcha atrás, en el supuesto de que la Corte Constitucional anule esa ley, y mantiene la enmienda de la Duma que aumenta en dos años el plazo para poder ser postulada una persona con antecedentes penales (Navalny tendría que esperar hasta 2024 para disputar la presidencia de Rusia).

Es notorio el declive del electorado del partido comunista, que apenas supera 10 por ciento, debido al fallecimiento de los ancianos formados en los tiempos soviéticos, la incapacidad de la actual dirigencia de renovar su discurso y la falta de un relevo generacional en la militancia, mientras los otros dos partidos con representación en el Parlamento, el liberal-democrático y Rusia Justa, por su sumisión a la hora de votar en la Duma, tienen escaso apoyo popular.

El hartazgo se tradujo en 70 por ciento de abstención, a la vez que las autoridades ya no pueden alterar los resultados con métodos que daban al partido oficialista hasta 25 por ciento de sufragios inexistentes: ahora apenas lograron 28 mil votos más de los necesarios para poder anunciar la victoria de su candidato.