Opinión
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Desde el otro lado

Obama, el pacifista

E

n 2007, el senador Barack Obama fue uno de los legisladores que se opusieron con más firmeza a la guerra en Irak. Posteriormente, durante su campaña para la presidencia, criticó la política bélica del gobierno del entonces presidente George Bush y dijo que de llegar a la Casa Blanca privilegiaría la diplomacia y, sólo como último recurso, emplearía las armas para resolver controversias con otros países. En 2009 fue distinguido con el Premio Nobel de la Paz por sus extraordinarios esfuerzos en la promoción de la diplomacia y la cooperación entre las naciones. Lo que sucedió desde esos años a la fecha es un rompecabezas cuya solución parece alejarse de las promesas pacifistas del presidente y en el que parece estar presente el trauma de Irak.

Se sospecha que el 25 de agosto el gobierno sirio utilizó armas biológicas para atacar a las fuerzas que luchan en su contra. El resultado fue la muerte de más de 100 personas y decenas de heridos entre la población civil. Dos años antes, Obama había dicho que una agresión con ese tipo de armas tendría serias repercusiones en contra del gobierno de Bashar Assad. Hoy se pone de manifiesto el grave error estratégico del mandatario estadunidense al comprometer su palabra en una situación tan incierta. Ahora le será difícil evadir las consecuencias de lo dicho, so pena de mostrarse débil, no sólo frente a Assad, sino ante los enemigos más conspicuos de EU. Por lo pronto, en todas las emisiones noticiosas, la pregunta no es si se atacará a Siria, sino cuándo y con qué intensidad.

Entre los estadunidenses hay una profunda división en torno a la posibilidad de un ataque a Siria. Es difícil saber con certeza quiénes están a favor o en contra en una situación tan compleja. Lo mismo sucede en el Congreso, donde hay posiciones encontradas y no precisamente entre demócratas y republicanos, como ha sido la norma en estos años, sino dentro de los propios partidos. Una señal del caos y la gravedad del asunto es que en el interior del equipo de seguridad del presidente y entre los propios militares hay dudas sobre la forma de proceder, según información de la prensa.

Por lo pronto, Obama anunció que solicitaría al Congreso autorización para usar la fuerza militar en contra de Assad. El Congreso regresa a sesionar el 9 de septiembre y el propio presidente dijo que no había una fecha determinada para iniciar la acción armada que, reiteró, no sería directa.