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Festeja 125 años de andar trashumante desde 1888, cuando ofreció su primera función

Del gran Barton al circo joven, el Atayde Hermanos pasa en tres siglos de historia

Hoy realiza la última presentación de su temporada de verano en el DF

Viajará a Zumpango

Foto
Después de dos décadas de ausencia, en 1946 regresa al Distrito Federal. Aquí, en la esquina de Cuauhtemoctzin y Niño Perdido, hoy Lázaro Cárdenas y Fray Servando Teresa de MierFoto Archivo Circo Atayde Hermanos
 
Periódico La Jornada
Domingo 1º de septiembre de 2013, p. 9

En tres siglos sucesivos trasciende ya la rica historia del circo Atayde Hermanos que esta noche ofrece la función de despedida de la temporada de verano y abre un compás hasta asomarse nuevamente en diciembre con las galas de invierno. De 1888, cuando presentó su primera función en Mazatlán, a 2013 en que festeja 125 años de su andar trashumante.

De aquellas funciones en años recientes cuando llegó a ofrecer  en la amplitud de la Arena México su programa en tres pistas, hasta hoy en que de nuevo en su local propio –al que llegó en 1955–  en la calzada de Tlalpan, se yergue la carpa que cobija a unos 2 mil asistentes y que tiene el augusto redondel clásico.

De aquellos días en 1946, cuando se instalaron en un lote en la esquina de Cuauhtemoctzin y Niño Perdido, hoy la confluencia de Fray Servando y Eje Central, tras regresar de una larga gira que se extendió por 20 años en países centro y sudamericanos con difíciles translados en donde utilizaron todo tipo de transportes, y tiempo en que por allá nacieron dos de sus actuales directivos –Andrés y Alberto–, hasta hoy cuando la compañía viaja por caminos nacionales en media docena de tráilers y campers, aunque ya hace unos años el periplo llegó a la Sports Arena, en Los Ángeles, California.

Alfredo Atayde, director general de la empresa, transita por algunas remembranzas mientras se da tiempo para ofrecer al público la revista conmemorativa de la efeméride, con portada de obesos, pues se trata de un cuadro de Botero, en el vestíbulo de la carpa.

Recuerda al gran Barton, sueco que al inicio de los años 50, para asombro de la galería, se paraba en uno de los dedos de sus manazas y luego subía parado de manos una escalera en la que hasta el extremo superior realizaba peligrosos equilibrios siempre de cabeza.

De aquella trouppe de los Atayde, trapecistas que volaban en las barras con la ejecución de un doble mortal sin tocar la barra del centro, algo inaudito en el ámbito circense, y que les valió un pasaporte para recorrer Europa, hasta la quinta generación de la familia, como el joven malabarista José Alberto Vázquez Atayde, de extirpe circense por ambos progéneres, quien ya realiza estancias en circos estadunidenses; a la presencia de las bellas primas, Celeste y Amanda, que lo mismo se encargan de la escenografía que de aparecer montadas en los briosos y bien cuidados corceles, hasta el acto de la rueda germana a cargo de Alfredo hijo.

De Truxon, el chimpancé que hace seis décadas fue la atracción con su acto en el que como todo un gentleman encendía un cigarro, cenaba, se iba a la cama y apagaba el tabaco. Acto que primeramente lo hizo suelto, pero ya crecido hubo que ponerle jaula de por medio con la sillería, pues ya no era tan ductil.

De Bellini, el pintarrajeado clown familiar, que desde el centro de la pista realizaba sus gracejadas, para solaz, o acaso miedo en mucha de la chiquillería;   a Paquín Junior, que como todo payaso moderno se auxilia del público para sus números.

De aquellos tigres de Bengala, de gran admiración por su hermoso pelaje, que más lucía por los juegos de luces, al par de elefantas, a no dudar las decanas de los artistas de la carpa, pasando por el profesor Nelky, que brincaba la cuerda con todo y caballo.

De Canda, la exótica contorsionista, a los valores que surgen de las funciones del circo joven  en la que ya una larga lista de aspirantes a tener sus nombres en la marquesina ha dado cuenta de sus habilidades. De grupos urbanos como el de los mástiles de Armando Lizárraga o el de artes escénicas de Colima hasta el de acróbatas zapotecos.

Hoy el circo recoge sus trebejos y emprende de nuevo la ruta. Se alista la caravana: próxima parada, la cercana Zumpago.