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El museo sobre desaparecidos de la guerra sucia, en riesgo por falta de dinero y personal

La Casa de la Memoria Indómita sobrevive por donativos y voluntarios

Las integrantes del comité ¡Eureka! ceden sus recursos para poder mantener el recinto

En el aire, la apertura de biblioteca y sala de usos múltiples, lamenta Jorge Gálvez

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Una casona, en Regina 66, alberga la memoria de los desaparecidosFoto María Meléndrez Parada
 
Periódico La Jornada
Domingo 1º de septiembre de 2013, p. 27

El museo Casa de la Memoria Indómita, en el cual se documenta y expone la lucha que durante más de 35 años han encabezado las familias de los desaparecidos políticos de la guerra sucia, sobrevive de apoyos solidarios y de los ingresos de los integrantes del Comité ¡Eureka!, por lo que tras un año de su apertura, los recursos son escasos, aún faltan proyectos por concluir y las visitas deben ser programadas con antelación, ante la falta de personal.

A decir del director del reciento, Jorge Gálvez, los esfuerzos por contar con un sitio donde se retrate uno de los capítulos más oscuros de la historia de México comenzaron desde la época en que Andrés Manuel López Obrador era jefe de Gobierno del Distrito Federal y en medio de la polémica desatada por el entonces presidente Vicente Fox, quien pretendía deslindar a su gobierno de los crímenes del pasado.

Las Doñas, como se les conoce a las integrantes del comité ¡Eureka!, presidido por la luchadora social Rosario Ibarra de Piedra, plantearon a López Obrador su interés de conservar un legado de su lucha y la de sus hijos desaparecidos.

En respuesta, una antigua casona de dos pisos, ubicada en Regina 66, que había funcionado primero como estación de bomberos y después como oficinas de la Secretaría de Salud local, fue cedida en comodato para albergar la Casa de la Memoria Indómita, que abrió sus puertas el 14 de junio de 2012, durante la gestión de Marcelo Ebrard, tras intensos trabajos de rehabilitación del inmueble.

En la actualidad, el acervo museográfico ha sido visto por cientos de personas del Distrito Federal y de otras entidades del país, que se conmueven y estremecen con las exposiciones en las que se recrea, a través de videos, audios y fotografías, la lucha estudiantil y la represión contra los jóvenes, reflexionan sobre el México rosa que promovieron los medios de comunicación, y se solidarizan con las madres de los desaparecidos.

Sin embargo, aún hay mucho por hacer. De acuerdo con Jorge Gálvez, la operación de la Casa de la Memoria Indómita se realiza con el trabajo de voluntarios, principalmente de estudiantes de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), que sin recibir salario ofrecen su tiempo libre para realizar diversas tareas.

La clasificación de más de 300 carpetas, con un sinnúmero de documentos originales, comunicados, cartas, carteles y periódicos sobre esta etapa de la historia de México está a medias ante la falta de recursos.

Esta labor es realizada por dos personas, entre ellas, el director del museo, quien detalló que en este acervo hay escritos que ni en el Archivo General de la Nación existen, porque se desaparecieron a propósito.

No somos técnicos, pero sabemos que para conservarlos hay que desinfectarlos y darles un tratamiento especial, pero todo eso cuesta, expresó.

En espera de mejores tiempos, también se encuentran en el tintero proyectos para habilitar una biblioteca especializada en derechos humanos, una sala de usos múltiples y una audiovisual, así como una cafetería y una tienda donde se exhiban artesanías donadas o hechas por las propias Doñas para obtener recursos para subsistir.