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Se incrementa a 173 el número de muertos por la represión de manifestantes del viernes

Asalta el ejército egipcio mezquita donde islamitas se atrincheraban

Las autoridades amenazan con declarar ilegal a la Hermandad Musulmana y al partido Libertad y Justicia

Reporta el Ministerio del Interior que más de mil simpatizantes de Mursi fueron arrestados

Premier interino dice que no buscará reconciliación con los opositores

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Cerca de mil seguidores del derrocado presidente Mohamed Mursi fueron desalojados ayer del templo Al Fatah, en El Cairo, por las fuerzas de seguridad. No se informó de muertos y heridosFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Domingo 18 de agosto de 2013, p. 17

El Cairo, 17 de agosto.

Una mezquita que sirvió de hospital de campaña y morgue a la Hermandad Musulmana fue desalojada hoy por la policía y el ejército de Egipto, acción con la que el gobierno interino parece haber terminado de sofocar las protestas violentas desatadas el miércoles pasado, cuando la fuerza pública evacuó los espacios públicos ocupados durante seis semanas por simpatizantes del presidente Mohamed Mursi, derrocado el 3 de julio por el ejército.

La policía irrumpió la madrugada del sábado en el templo islamita Al Fatah, donde se refugiaron alrededor de mil simpatizantes del mandatario depuesto, luego de que terminaron las manifestaciones del viernes de la ira y fueron sorprendidos por el toque de queda a las siete de la noche.

Los islamitas se resguardaron en la mezquita por temor a ser atacados por cientos de vecinos de la zona, quienes aseguraron que durante el día fueron agredidos por hombres armados que se apostaron en lo alto del minarete del templo y les dispararon.

Comandos policiales y militares rodearon la noche del viernes el recinto religioso para impedir que los enardecidos vecinos tomaran el inmueble por asalto, armados con palos, piedras y barras de metal.

Se rinden hombres armados

Después de varias horas de negociación, los comandos de la fuerza pública lograron la rendición de siete hombres armados que custodiaban el acceso al templo. La gente comenzó a salir en las primeras horas de la mañana, hasta que al mediodía sólo restaba el desalojo de los hombres que ocupaban la torre de la mezquita.

Este sábado por la noche las autoridades informaron que los uniformados lograron el desalojo completo del edificio, pero no se informó de muertos ni heridos, pese a que hubo continuos forcejeos en el interior y se escucharon disparos.

Según el gobierno interino de Egipto, dos irlandesas –hijas del imán de la mayor mezquita de Irlanda– y otros cuatro extranjeros fueron detenidos junto con decenas de miembros de la Hermandad Musulmana que estaban atrincherados en la mezquita, al parecer el último de los templos ocupados por la organización político-religiosa que logró llevar al poder a Mursi en las elecciones de 2012.

Después de tres jornadas de intensa movilización popular, El Cairo y las demás ciudades que se localizan a lo largo del río Nilo amanecieron en relativa calma y se mantuvieron así hasta el anochecer.

El Ministerio del Interior dio a conocer que durante las manifestaciones del viernes fallecieron 173 personas en todo el país, que se sumaron a los 638 fallecidos el miércoles. De ese total, 57 eran policías.

La autoridad interior informó que mil cuatro militantes de la Hermandad Musulmana fueron arrestados el viernes y la madrugada del sábado, incluidos 550 en El Cairo.

Uno de los detenidos es el clérigo Safwat Hegazy, conocido simpatizante de Mursi, así como seis miembros de los órganos directivos de la organización fundada en 1928 y proscrita en 1954, dos años después de que los militares se impusieron como la fuerza dominante en el Estado egipcio y el mismo año en que se aprobó la Constitución republicana y laica del país.

A los islamitas, que crearon un movimiento panárabe en la primera mitad del siglo XX –rival del movimiento laico Baaz–, se les responsabilizó en 1952 de haber provocado un gran incendio en El Cairo, dando pie a la persecución de sus integrantes.

Hegazy es acusado de incitar al asesinato y a la violencia, al igual que Mursi, quien se encuentra encarcelado en un lugar desconocido desde que las fuerzas armadas al frente de Abdel Fatah Sisi, jefe del ejército, lo capturaron y retiraron de la presidencia el 3 de julio pasado, 13 meses después de haber asumido el poder.

Unos 250 miembros de la Hermandad Musulmana capturados durante las marchas del viernes de la ira fueron acusados por distintos fiscales en el país de asesinato, intento de asesinato y terrorismo, toda vez que se presume su participación en el intento de asalto a una estación policial cercana a la plaza Ramsés, uno de los focos de conflicto en los tres últimos días.

Ammar Badie, de 38 años, hijo de Guide Mohamed Badie, miembro del grupo dirigente de la Hermandad Musulmana, murió el viernes a consecuencia de una herida de bala. Este deceso se sumó al de la hija de 14 años Mohamed Beltagi, otro veterano dirigente de la organización, quien falleció el miércoles. El hijo de Hassan Malek, también de la cúpula islamita, fue igualmente detenido. Gamal Heshmat, de la directiva del Partido Libertad y Justicia, que postuló formalmente a Mursi, está también tras las rejas.

Con la Hermandad Musulmana diezmada, las autoridades se mostraron hoy ante los medios con mayor seguridad sobre el control de la situación en el país y amenazaron con declarar ilegal a la agrupación político-religiosa.

El primer ministro interino, Hazem Beblawi, justificó hoy la represión con el argumento de que Egipto enfrenta una guerra lanzada por fuerzas extremistas y terroristas, y advirtió que su administración, que no ha fijado fecha para elecciones, no buscará la reconciliación con aquellos que se han manchado las manos de sangre.

Según un portavoz de la oficina de Beblawi, el jefe de gobierno planteó en una reunión del gabinete la posibilidad de proscribir a la Hermandad Musulmana y al Partido Libertad y Justicia, fundado en 2011, después de que estalló el movimiento popular conocido como la primavera árabe, que obligó al presidente Hosni Mubarak a renunciar al cargo. Los islamitas ganaron tanto los comicios legislativos como los presidenciales y lograron imponer criterios legales basados en la sharia –basada en el Corán–, que laicos y cristianos –10 por ciento de la población– consideraron violatorios de sus derechos.