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Pablo Rulfo y Yolanda Mora contrastan sus cuadros recientes en la Galería Metropolitana

La falta de espacios para exhibir deja a los artistas en un limbo

Estamos hasta el copete de verborreas estúpidas, redundantes, retrógradas, nulas e infértiles, entonces la pintura nos acerca a la esencia humana, más allá de lo imaginable, opina el creador

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Pablo Rulfo y Yolanda Mora flanquean un cuadro de la pintora en la Galería Metropolitana, en la calle Medellín 38, colonia RomaFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Viernes 2 de agosto de 2013, p. 3

Ser moderno o contemporáneo significa decir no me gusta la pintura, opina el artista Pablo Rulfo. Lo cual es aberrante, y lo han dicho directores de mu-seos. Te quedas aterrado, porque se repite un discurso muy consabido del tema vergonzoso del sastre del rey.

La Galería Metropolitana, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), alberga la exposición P.I.N.T.U.R.A, en la que Rulfo comparte espacio con su colega Yolanda Mora.

En entrevista, con motivo de la muestra que concluirá el 7 de septiembre, Pablo Rulfo afirma que estamos en un momento en el cual la pintura está mal vista.

“La Galería Metropolitana –coinciden los dos artistas– es uno de los pocos lugares institucionales, de los pocos en la zona céntrica, que tiene capacidad para recibir estas propuestas. Hay que hacer espacios, porque se están cerrando, los sustituyen o desaparecen. Entonces, eso es muy grave. Toda la cuestión institucional que es sumamente difícil, mientras en las galerías privadas es un imposible. Y se queda en un limbo”.

El contraste sorprende a primera vista al espectador cuando entra al espacio ubicado en la calle Medellín 38, colonia Roma. Coloridas pinceladas en óleos de gran formato de Yolanda Mora alternan con pequeños cuadros, con figuras humanas insertas en las obras de Pablo Rulfo.

Un gozo que se puede transmitir al público es como Rulfo describe el arte al que se dedica. Es emoción, color, luces, pensamientos, es vida, todo a través de lo no verbal. La pintura es pura sugerencia, que el público debe aportar esa avidez de sentir, plantarse ante un cuadro con mucha honestidad, al descubierto de prejuicios. La pintura es pura ilusión: una superficie plana, una tela y un montón de colorcitos embarrados.

La exposición P.I.N.T.U.R.A reúne 11 obras de Yolanda Mora y 20 de Pablo Rulfo, de reciente creación, la cual en una primera impresión podría destacar por el contraste. Sin embargo, los dos opinan que también tienen coincidencias.

Trabajo gestual

Una de las razones para montar la exposición, explica Yolanda Mora, es que siempre ha pensado en el quehacer de Rulfo, dentro de una parte muy figurativa que parecería muy controlada. Es un trabajo muy gestual, creo que el mío también. He pensado que es algo que nos une. Existe un propósito que compartimos y pensamos que era un buen hilo conductor. Hay un contraste, pero también un espíritu que se comparte.

Sentados en el amplio salón desde donde se observa el ir y venir citadino, detrás de un acristalado ventanal, las obras persisten en un diálogo sobre los muros en otro costado. Rulfo agrega: subyace un hilo que une, es esa cuestión expresiva de la pintura. Que sea reconocible o no, es anecdótico. Es la sustancia pictórica importante.

La cuestión de la pintura contemporánea, desde su punto de vista, es demasiado igual, entonces que guste, moleste o desconcierte que dos personalidades aparentemente contrastantes y con formatos diferentes se vean juntas, es un hecho positivo, que para algunos puede ser refrescante o chocar.

Al igual que la música, la pintura tiene una facilidad de poder huir de conceptualizaciones verbales, que son muy tramposas. Hoy día estamos hasta el copete de verborreas estúpidas, redundantes, retrógradas, nulas e infértiles. Entonces, la pintura tiene un sentido que acerca a lo esencial de lo humano, lleva mucho más allá de lo que se puede imaginar.

A su vez, Yolanda Mora apunta: Es una de las cosas fascinantes de la pintura, es un universo incalculable e inimaginable. Como dice Pablo, puedes imaginar muchas cosas, pero ya cuando te sientes sumergido en la pintura y sigues intentando, las sorpresas son infinitas.