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Mañana arranca homenaje a 30 años de su muerte

Evocarán a Luis Buñuel, padre del surrealismo cinematográfico
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Inolvidable escena de la cinta Un perro andaluzFoto Archivo
 
Periódico La Jornada
Domingo 28 de julio de 2013, p. 8

La madrugada del 29 de julio de 1983 un cáncer terminó con la vida del cineasta aragonés Luis Buñuel en su hogar de la ciudad de México. Treinta años después, instituciones mexicanas, en colaboración con el gobierno español, evocan su figura mediante conferencias, charlas, talleres y proyectando lo mejor que supo hacer: originales películas, llenas de simbolismo, ironía, erotismo, drama y humor.

El homenaje en México comenzará justo el día de su desaparición en la casa en la que vivió los últimos 30 años de su vida, hoy transformada en museo y que próximamente será un centro de formación e investigación cinematográfica para toda Iberoamérica.

En el hogar ubicado al sur de la capital mexicana y adquirido por el Ministerio de Cultura de España, iniciarán los talleres Curaduría de cine, impartido por la española Garbiñe Ortega, y El cine como espejo, a cargo del realizador ibérico Jonás Trueba.

Para la conmemoración, la Cineteca Nacional de México también ha organizado una recepción con la presencia de los realizadores españoles Ventura Pons y Jonás Trueba.

Por su parte, la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) proyectará una función especial de la película Él, que será parte fundamental de este homenaje, al cumplirse 60 años de su estreno. Y entre el 23 de julio y el 25 de agosto la institución también programó el ciclo Buñuel mexicano. 30 años de su fallecimiento, en el que se hará una retrospectiva de trabajos de entre 1940 y 1950.

Hay imágenes que se quedan grabadas para siempre en la retina del espectador, y la del propio Luis Buñuel seccionando con una cuchilla de afeitar el ojo de una mujer en Un perro andaluz.

Encumbrado como el padre del surrealismo cinematográfico, este maestro de la provocación es considerado por muchos el gran cineasta español.

Irreverente, subversivo o transgresor son algunos de los calificativos marca de la casa de este genio al que Alfred Hitchcock consideraba el mejor cineasta de todos los tiempos. Sus películas, en las que proyectó sus obsesiones más profundas, fueron el azote de la burguesía y la Iglesia católica, dos mundos que conocía de cerca.

Y es que Buñuel, que nació el 22 de febrero de 1900 en el pueblo aragonés de Calanda, estudió en un férreo colegio jesuita de Zaragoza, de donde fue expulsado, al parecer, por una borrachera. En 1917, gracias a la acomodada situación familiar, se trasladó a la famosa Residencia de Estudiantes de Madrid, donde se forjó su decisiva amistad con Federico García Lorca y Salvador Dalí.

El hito

La proyección de Las tres luces (Der müde Tod), de Fritz Lang, marcó un hito en su trayectoria, pues fue entonces cuando decidió que quería ser director de cine. Tras estudiar en una escuela de actores, consiguió trabajar como asistente de Jean Epstein y, después de convencer a su madre para que le prestara dinero, se embarcó en la dirección de su primera película, Un perro andaluz, con la colaboración de Dalí, con quien volvió a rodar la provocadora La edad de oro.

En 1946, previo paso por el Museo de Arte Moderno de Nueva York, se traslada a México. Ese año volvió a ponerse tras las cámaras con Gran Casino, que fue un fracaso comercial, pero después llegarían El gran calavera y el drama social Los olvidados, con el que en 1950 se coronó como mejor director de Cannes.

A su etapa mexicana pertenecen también Robinson Crusoe, la personal Él o la comedia negra Ensayo de un crimen, de nuevo un ataque contra la burguesía mexicana. Cannes volvió a premiarlo por adaptación de Nazarín. El ángel exterminador, una drama surrealista que narra la autodestrucción de la clase burguesa, acabó convirtiéndose en una película de culto, igual que Simón del desierto, con la que fue premiado en Venecia. Con ellas se cierra su etapa mexicana, tras el paréntesis que había supuesto su regreso a España en 1961 para dirigir Viridiana. Sexo, religión y la censura franquista se mezclan en este filme galdosiano considerado una de sus obras cumbres. Ese oscuro objeto de deseo, con Ángela Molina como su particular virgen pagana, fue su última película.