Política
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Nosotros ya no somos los mismos

Los complicados requisitos y las referencias para obtener empleo en el INM

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En imagen de archivo, personal del INM golpeó y despojó de su equipo al fotógrafo independiente Irineo Mújica, cuando realizaba un reportaje en Soltepec, Puebla. Después lo entregaron a la policía municipal, sin informarle de qué se le acusabaFoto La Jornada de Oriente
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ues, obligadamente empiezo esta columneta por donde debí haber terminado la anterior: la relación de los requisitos que debe cubrir un modesto solicitante de empleo en el Instituto Nacional de Migración (INM).

Los primeros son inobjetables: currículum vitae, comprobante de domicilio y croquis. Pero luego siguen siete tipos de referencias ya más discutibles: personales, vecinales, laborales, familiares, familiares paternas, familiares maternas, sociales y amistades.

Las referencias laborales son complicadas. La lucha de clases hace tiempo que se perdió por default pero, de que las clase sociales existen, existen. La relación entre patrón y trabajador jamás ha sido pareja, menos después de la populista opinión del apóstol San Marcos, de que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre al reino de los cielos. ¿El pobre y demagogo Marcos nunca imaginó que el químico Granier, una modesta profesora de primaria o un senador que desbancó como ilusionista a David Copperfield, cuando en segundos se transformó de niño verde en viejo (rabo) idem, fueran capaces de convertir un camello en un sifonáptero, vulgo pulga, y el ojo de aguja (puerta en forma de ojiva), en una torre de Dubai? Mi querido y naif Marcos: los ricos no entran al reino de los cielos, viven en el.

Yo trabajé con dos personas que compartían una singular característica: eran hermanos de un presidente de la República, pero no hermanos entre sí. Es decir, que cada quien tenía su propio hermano presidente: Rodolfo Echeverría y Margarita López Portillo. Los dos, por razones diversas (aunque ahora que lo pienso, semejantes), me corrieron en su respectivo sexenio. ¿Ustedes creen que cualquiera de ellos me habría extendido una referencia laboral positiva? ¿Han visto cómo las doñas son reticentes para recomendar a quien fue durante años la nana de sus hijos? El outsourcing es un invento tan generoso que hasta de esas molestias libra a los señores patronos.

El siguiente requerimiento es la presentación de referencias vecinales. Hace algunos años fui electo jefe de cuadra, luego de manzana y finalmente me consagré como coordinador del comité vecinal de estos añosos, coloniales, históricos, típicos y no sé que más barrios de San Ángel. Durante años di cientos de peleas por la preservación de este pequeño territorio contra grandes terratenientes urbanos, como la familia Herrerías; promotores inmobiliarios, como los multimillonarios Gutiérrez Cortina, y aun contra instituciones de tan alto nivel académico, como bajísimo respeto a las normas de convivencia, léase ITAM. Pero en 10 años el ejercicio de toda representación enfrenta conflictos con los mismos representados. Vecinos que dejan la basura en la calle, adolescentes que piensan que los días sábados se acaban a las 8 am del domingo, propietarios que quieren subir sus construcciones más allá de los límites aceptados en la zona, amantes de los animales que se apoderan de todos los empedrados y los adornan con las heces de sus perros, etcétera. Hacer cumplir la ley, entre iguales, no es nada fácil. Quien sabe cómo le ha haría yo para poder conseguir una recomendación de muchos vecinos.

En esto de las referencias el INM es muy puntilloso: pide constancias familiares, pero las especifica y diferencia: maternas y paternas. Es correcto: uno nunca sabe qué rol hayan jugado don Edipo y doña Electra en el seno de cada hogar. ¿Quién podría asegurar una buena referencia de la suegra, después de consumado el matrimonio y, más aún, de consumido? No todo el mundo tiene el carisma, la bonhomía del señor presidente del IFE, don Leonardo Valdés. Dicen que cuando optó por la presidencia del IFE presentó credenciales académicas de primera y una solvencia moral intachable pero, que nada de esto tuvo la repercusión de la carta de la señora Teresa Juárez, viuda de don Heberto Castillo, su ex suegra, quien públicamente lo avaló como el hombre de bien que el IFE necesitaba. ¿Su antecesor podría haber logrado lo mismo de la señora Limón?

Esto de las referencias tiene sus asegunes. Hace años llegó a Monclova, una de las ciudades más broncas de mi estado, el delegado general del PRI. Su viaje era con objeto de realizar una consulta previa sobre los posibles candidatos a presidentes municipales. Antes de su viaje un alto funcionario le dijo: te recomiendo mucho al licenciado Gómez Peralta, es notario público y aspira a ser alcalde de Monclova. Se trata de un profesional muy prestigiado en la región. Con ganas de servir al amigo, el delegado, en todas sus conversaciones, siempre sacaba a relucir el nombre del recomendado y, ante su tranquilidad y asombro, éste era objeto de todos los reconocimientos posibles. Lo anterior lo animó a declarar en una amplia reunión con la mejor sociedad monclovense que como había encontrado un consenso tan favorable sobre el ciudadano Gómez Peralta, era evidente que éste debería ser el candidato de unidad a la presidencia municipal. No acababa de pronunciar el nombre del apreciado abogado cuando de todas las mesas comenzaron a oírse comentarios: ¡Cómo! ¿Ese sinvergüeza? ¡Qué ocurrencias, a diario golpea a su pobre esposa! ¡Va a saquear el erario! ¡Voto a bríos! exclamó Venancio, el tendero gallego que nunca dejó de opinar sobre política. Y así ad nauseam. Ergo... no siempre las referencias son un buen referente.

Continúa el INM con su exhaustivo interrogatorio. Muy puntilloso, ciertamente, en cada ítem se siente obligado a la aclaración de que la información es requerida sólo si aplica. Por ejemplo: cartilla del servicio militar nacional (aplica sólo a hombres). O sea, que si se exigiera el resultado de una prueba Papanicolau ¿tendrían que aclarar que se aplicaba únicamente a mujeres?).

Y continúan las exigencias: declaración patrimonial completa, si ha trabajado en el gobierno federal (si lo hizo en empresas de la familia Beltrán Leyva ni para qué buscarle). Comprobante de finiquitos, liquidaciones, seguro de separación individualizado (legible en caso de haber recibido este beneficio… sino, pues aunque nadie le entienda). Comprobante que acredite ingresos adicionales por servicios profesionales, negocios o empresas (en caso de aplicar, por supuesto).

Para que no le echen la culpa a la madre Inés (monjita que, como claramente se ve, me enseñó a leer, pero no a escribir), aclaro que los requerimientos que a continuación voy transcribir son copia fiel del original que obra en mi poder: Estados de cuenta de tarjetas de crédito bancarias. Estados de cuenta de créditos, bancarios o hipotecarios p. ej. bancarios (bien por la aclaración), fovissste o infonavit (legibles de los estados de cuenta completos de los últimos tres meses, en caso de aplicar. Estados de cuenta de instrumentos de inversión y/o ahorro (últimos tres meses, en caso de aplicar). Documentos de bienes inmuebles (para toda propiedad de las hojas de las escrituras donde queda asentado los datos del bien como son dirección, superficie, domicilio, lugar, costo, y fecha de operación ya sea escrituras, contrato de compra-venta, donación, convenio, herencia, testamento, comodato, copropiedad, contrato de arrendamiento, etc). ¡Vaya que es aguerrida doña Cecilia María Guadalupe Romero! Nunca imaginó que un engendro de reglamento la iba a enfrentar con el Poder Legislativo, cuyos miembros se niegan a que sus electores conozcan la dimensión del patrimonio que cada uno ha, legítimamente, consolidado. Enhiesta postura avalada plenamente por los señores ministros de la Suprema Corte de Justicia, que arguyeron un principio jurídico inobjetable desde los tiempos del sacrosanto derecho romano: si tu no me jalas, yo no te descobijo; o lo que es lo mismo: Tú no me legisles y yo no te desamparo.

No pude dejar de pensar: ¿qué habría hecho doña Cecilia si, Gil Zuarth, Germán Martínez, Max Cortázar, PatiCésar Nava y al cuñado consentido, príncipe de los algoritmos, le hubieran solicitado empleo en el INM? ¿Les habría exigido explicaciones sobre sus sorpresivos y mágicos cambios, de código postal e impuesto predial?

Dos detallitos más por hoy. El INM exige a quienes pretendan entrar a este privilegiado círculo de la administración pública, que entreguen: Fotografías del interior del inmueble, que habitan, y la Documentación de otros bienes (obras de arte, joyas, colecciones, etcétera). ¿Me permiten que les dé mi opinión en la próxima columneta?

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