Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 14 de julio de 2013 Num: 958

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Geometría de la música y armónicos de la pintura
Norma Ávila Jiménez

Recetario
Fernando Uranga

La flor del café
Guillermo Landa

En el tren de la muerte
Agustín Escobar Ledesma

Elsa Cross: el mapa del amor y sus senderos
Antonio Valle

Madiba Mandela
Leandro Arellano

Con Nelson Mandela
Juan Manuel Roca

Leer

Columnas:
A Lápiz
Enrique López Aguilar
Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Cabezalcubo
Jorge Moch
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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La flor del café

Guillermo Landa

Porque la gente vive criticando
me paso la vida sin pensar en ná.
Pero no sabiendo que yo soy el hombre
que tiene un hermoso y lindo cafetal.
Bambuco

Esta fragancia az´harosa, que se deja arrebatar por los aires para embalsamar la estación florida, es una exhalación de aquella jardinera cortejadora del ojo con sus ramilletes de estrellitas terrígenas que blanquecen la plantación verderona del cafetal.

Muchos años antes de que la donosa perfumería cafea cautive el olfato y la vista de viandantes desprevenidos, la mano cultora de los plantadores anda preparando almácigas y viveros con humus y mantillo sobre las tobas nutricias en los cabezos volcánicos de nuestros montes azules para colocar las semillas germinandas y trasplantar las matitas del Coffea arabica: otras operaciones manuales vigoran el contorno vegetativo de la Rubiácea propagando esquejes, estacas, acodos, injertos y plantones; mientras la abonadura que mantiene fértil y lozana la tierra fatigada emana efluvios aliáceos, acedos y vinagrosos.

Si las faenas campesinas fomentan su desarrollo, obra de la naturaleza es la elegancia de los cafetos crecidos bajo el umbráculo de las sombrillas de chalahuite, de las enramadas hojosas del guapinole y de la fronda del jinicuil. Ya la temperie benévola obrará con el calor y la humedad conjuntos para que se manifiesten las flores: promisión de sápidas drupas.

El poeta que nació en la prodigalidad de estos parajes cultivados, sigue la ruta de corusca floración de los “albos jazmines” que dice don Andrés Bello; mira cómo guarnece el traspatio de su casa, se desparrama por todos los solares del pueblo, rodea sus goteras, extiende las fronteras de la casería hasta las barrancas, trepa por el lomerío, se despeña, surca, bordea cañadas y cuestas, esquiva los barriales y el tepetate, salta las crecidas y corona las cumbres templadas, huye de la helada para no resfriarse y de la tierra caliente para no insolarse.

Flor del café que con su brutal esencia fecundada anuncia desde ahora el nobilísimo alumbramiento del semillero, que torrefacto e infundido avivará nuestro corazón con sus enzimas de aroma y sabor.