Opinión
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Chihuahuistán
E

n medio de la normalidad antidemocrática, violencia y criminalidad persistentes, el estado de Chihuahua llega a las elecciones del 7 de julio.

Los cierres de campaña del PRI y sus partidos aliados o sometidos –PVEM, PT, Nueva Alianza, PRD–, y de su opositor, el PAN, tuvieron la misma tónica: a falta de propuestas, ritmos populacheros. Lo que el cerebro o la audacia política no dan, que lo proporcionen las sonoras dinamitas, los julios y los juliones, las arrolladoras bandas, etcétera.

Chihuahua ha visto nacer el keynesianismo grupero. Aunque el estado atraviesa por una crisis financiera y económica, con incrementos de la pobreza de los más altos del país, los partidos echaron mano de los 142 millones de pesos que el erario les dio para una campaña de un mes para fomentar el empleo, pero de las bandas y artistas de moda. El Instituto Estatal Electoral contrató a Aracely Arámbula para que, vestida con los colores de los candidatos del PRI, invite a la ciudadanía a votar. El gobernador César Duarte inauguró el pretenciosamente llamado palenque más grande de Latinoamérica en la nueva feria Santa Rita-Expogan y toda la segunda quincena de junio desde ahí gobernó, entre abrazos, saludos y duetos con las luminarias de la farándula.

La antidemocracia parece haberse vuelto algo normal. Aunque en un estudio nacional, la Coparmex ubica al estado en el antepenúltimo lugar en el índice de desarrollo democrático, en Chihuahua el sindicato patronal se lo calla. Las candidaturas del PRI a las diputaciones y alcaldías están llenas de juniors de los políticos tricolores y socios de negocios gubernamentales. El domingo pasado, numerosos empleados de gobierno fueron llevados a realizar un simulacro de movilización de electores a favor de los candidatos oficiales, como si las simulaciones hicieran falta.

Gustavo Madero denuncia, con razón, que se ha sorprendido a la esposa del gobernador haciendo campaña por el PRI, y reitera su manida amenaza de salirse del pacto. Con voz entrecortada y palabras altisonantes recuenta las tropelías tricolores y niega que haya un nuevo PRI. ¿Acaso es distinto del PRI cuyo triunfo avaló hace un año?

Sin división de poderes, el gobierno del estado sigue endeudándose y supera ya los 25 mil millones de pesos. Aunque en todos los corrillos se despotrica contra los nuevos negocios del gobernador, nadie se anima a denunciar. Salvo honrosas excepciones, los medios de comunicación acallan críticas y se saturan de los lugares comunes de la propaganda electoral.

Pero ni la onda grupera ni la propaganda pueden ocultar el ruido de la violencia y de la criminalidad. Aunque se celebra la baja de asesinatos en Ciudad Juárez y en Chihuahua, el terror sigue presente por todos los rincones. En Chihuahua se ha tratado de imponer la seguridad, no de construir la paz.

En el municipio de Guadalupe y Calvo, el 11 de junio fue asesinado el candidato a la alcaldía por el PRI, Jaime Orozco Madrigal. Pocos días después fue asesinada una familia de cinco miembros, entre ellos un niño y una niña, de 11 y 7 años, respectivamente. Los trabajadores del hospital de la localidad se tuvieron que ir al paro para demandar seguridad, pues ya son siete veces que los sicarios irrumpen en él para rematar heridos; además, protestan contra el autoritarismo y la corrupción de quienes dirigen dicho centro de salud. Los pobladores recurren a las redes sociales o a los blogs para expresar su terror y denunciar los múltiples homicidios y secuestros de que son víctimas.

En Jicamórachi, municipio de Uruachi, los sicarios, desafiantes, se pasean con armas largas por el pueblo; hay continuos enfrentamientos, balaceras e incendios de viviendas. Como en otras partes de la sierra, hay noticias de levas de muchachos por parte de los cárteles. En el municipio de Bocoyna acaba de haber un enfrentamiento de sicarios con la policía, con un saldo de cinco muertos. Los asaltos a mano armada y las vejaciones se han vuelto comunes en la carretera que va de Creel a Cuauhtémoc.

En el noroeste del estado las cosas no son mejores: el candidato del PAN a la alcaldía de Gómez Farías tuvo que renunciar luego de ser amenazado de muerte. En varios municipios de esa región la policía está en manos de los grupos criminales, lo mismo que la ejecución de la obra pública. Por eso, la gente de por ahí dice que el resultado de las elecciones está entre corchetes, dependiendo de a quienes decidan apoyar o bloquear los señores de la droga.

En el centro y sur del estado continúan las ejecuciones y enfrentamientos en el municipio de Meoqui, el más reciente, el lunes pasado, con saldo de cinco muertos. En Camargo, el número de asesinatos en 2008 fue de nueve; en 2009, de 51; en 2011, 65, y en 2012, 90. El temor ante la violencia hizo que tan sólo en 2012, 24 mil 500 personas del estado de Chihuahua dejaran sus hogares, según datos del Consejo Noruego de Refugiados

En estas circunstancias va a votar Chihuahua este domingo. El PRI y sus aliados van por el carro completo, el PAN demanda otra vez el voto útil después de 12 inútiles años en la Presidencia. El abstencionismo volverá a reinar como desde hace más de 15 años, pero la izquierda no electoral y el Morena están invitando a tornar la abstención en expresión de rebeldía activa anulando el voto como símbolo de rechazo al autoritarismo, la partidocracia y la violencia.

Gobernantes despóticos, corrupción, violencia, climas extremosos, desiertos, sequías, bandas armadas...esas son las circunstancias que rodean las elecciones, no en Turkmenistán, o Kazajstán, o Afganistán, sino en Chihuahua.

PS. Gracias a la Red Libre Periodismo por la información proporcionada.