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El magnate golpeó a un supuesto estafador en un programa televisivo hace año y medio

Condena juez al millonario ruso Lebedev a 150 horas de trabajo comunitario
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Aleksandr Lebedev dialoga con periodistas después de escuchar la sentencia, en MoscúFoto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 3 de julio de 2013, p. 30

Moscú, 2 de julio.

Humillar a los adversarios políticos del Kremlin parece ser el sentido de la sentencia del juez Andrei Bajvalov, de la Corte municipal de Ostankino en esta capital, que condenó este martes al multimillonario Aleksandr Lebedev a 150 horas de trabajos obligatorios en beneficio de la sociedad.

Lebedev, cuyo hijo Yevgueni es dueño de los periódicos británicos The Independent y London Evening Standart, debería barrer las calles, por poner un ejemplo, pero la sentencia –calificada de vergüenza por su abogado, Guenri Reznik– será recurrida ante una instancia superior.

La procuraduría actuó de oficio cuando el magnate, en un programa de televisión, encaró y golpeó dos veces en el rostro a un famoso estafador, Serguei Polonski, quien lo había calumniado en reiteradas ocasiones.

Los hechos ocurrieron hace año y medio, y todo este tiempo Lebedev ha vivido bajo la amenaza de ser condenado a cinco años de prisión por un arrebato ante las provocaciones verbales de un individuo carente de toda credibilidad.

El episodio no merecería ninguna atención, si el agresor fuera un magnate cercano a las autoridades, pero Lebedev no lo es. Además financia al principal periódico de la oposición al Kremlin, Novaya Gazeta, en el cual escribía Anna Politkovskaya, la comunicadora asesinada por sus críticas, y se volvió un indeseable para la élite gobernante.

Por ello sus negocios empezaron a sufrir todo tipo de presiones, hasta obligarlo a vender o ceder sus acciones de muchos de ellos. No obstante, desde el Banco Nacional de Reserva Lebedev se mantiene a flote.

Este caso es absurdo, porque hasta al supuesto agredido dijo no tener reclamaciones contra Lebedev. De cualquier manera, pidió no imponerle pena de cárcel. El propio Polonski acabó en la penitenciaría en Camboya por agredir a unos marineros locales y huyó de ese país asiático al salir en libertad provisional bajo fianza. Se dice que está en Israel y espera obtener la ciudadanía de ese país.

Por razones obvias, Polonski no asistió a ninguna sesión del juicio, a diferencia de Lebedev, quien estuvo del primero al último día en la sala.

Sinceramente, no escuché parte de la sentencia (leída en voz baja y atropelladamente por el juez). Creo que cumplí con mi deber civil, asistí a todas las sesiones para demostrar mi actitud hacia el sistema judicial que tenemos con todos sus errores. Cuando lo criticaba desde la Duma (en calidad de diputado), tenía menos fundamento que ahora, comentó Lebedev a la prensa.

Reznik, por su parte, dijo que espera que en la siguiente instancia los jueces sientan vergüenza, como sentí yo por una sentencia que no tomó en cuenta importantes evidencias, y sustituye el análisis con una simple enumeración.

No descarta Reznik que Polonski envíe una carta a la Corte de apelación para poner fin a su disputa con Lebedev.