Opinión
Ver día anteriorLunes 17 de junio de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Juego Limpio

Ni gigantes ni ratones

V

uelven a escucharse adjetivos para calificar a la selección nacional de futbol. Es increíble cómo un comentarista puede emitir calificaciones tan antagónicas. ¿Cómo es posible que el mismo equipo sea de los gigantes de Concacaf y el de los ratones verdes? O nunca han sido gigantes, o nunca ratones. Por favor, hay un abismo entre estas dos palabras.

¡Respeto! Si no lo tienen por los espectadores, ni por los jugadores, a quienes utilizan para beneficios de rating, tengan respeto por ustedes mismos, por su profesión. Quieren vender el futbol como novela, e inventan palabras noveleras para intentar engañar. Señores, el futbolista mexicano no fue gigante cuando ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, así como tampoco fue ratón al empatar con Costa Rica. Más bien, ha seguido un proceso evolutivo.

Midamos nuestros calificativos, porque son éstos los que nos definen, no sólo en futbol, sino como sociedad. Vivimos en un país que idolatra al ganador hasta que le ve cualquier carencia. Es una especie de enamoramiento infantil donde la pareja lo es todo, hasta que se equivoca. Entonces hay que dejarla. ¡Como si uno fuera perfecto!

Evolución en 20 años

El futbolista mexicano ha venido evolucionando, paradójicamente más que nunca en los pasados 20 años, cuando en las dos décadas recientes el país ha decrecido en casi todo. Cuánto agradaría poder decir que los mexicanos estamos entre los primeros 20 países en educación, justicia o crecimiento.

Antes de 1993, los futbolistas mexicanos nunca habían ocupado un segundo lugar en Copa América. Antes de 1994 no avanzaban a la fase de 16 mejores en Copas Mundiales jugadas fuera de México. En 1999 ganaron la Confederaciones, su primera copa internacional. En 2005 y 2011 conquistaron el Mundial en la categoría sub-17. En 2012 ganaron por primera vez los Juegos Olímpicos. Todo lo anterior, a pesar de pésimos directivos y ligas explotadoras que ni siquiera tienen planes de carrera para sus deportistas. Seguramente, no son los gigantes que ganen el próximo mundial, pero antes de calificarlos, pensar si el dolor del éxito ajeno nos niega la oportunidad de reconocer el avance de los demás. Antes de criticar, sería bueno evaluar, cada uno de nosotros, en qué lugar a nivel mundial estaría: ¿gigante o ratón?