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Ver día anteriorLunes 17 de junio de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El Día del Padre
D

edicar un día del año a todos los padres del mundo, únicamente por el hecho de serlo, tiene algunas facetas que conviene analizar, aunque esto sea someramente. En primer lugar, y admitiendo desde luego que quien esto escribe no puede eludir los papeles de juez y parte, como cualquier articulista que se atreviera a hacerlo, y esta circunstancia inevitable trae algunas complicaciones. Pero ya decididos a hacerlo, empezaremos sin más trámite.

Plantearemos en primer lugar una interrogante: ¿hay para un hombre adulto algo en la vida que sea más importante que sus hijos? Esta pregunta tiene que referirse al ser humano, desde luego, porque, bien podríamos incluir en la escala de valores máximos también la patria, pero en este espacio no vamos a referirnos a esa valoración, por comparación de un valor con el otro tampoco de ninguna manera la competencia. Pues en ese caso tendríamos que incluir otros factores definitivos, como las ocupaciones fundamentales, derivadas de la vocación. Salta a la vista la liga indivisible que hay entre la escala de valores y la que corresponde a ocupaciones como la de la carrera profesional miliitar, que se rige por valores básicos, derivados precisamente, de la seguridad nacional y la paz social, y no sería válido el cambio anárquico y eventual, de las características que integran y definen la profesión militar, y que las diferencian de las de un ciudadano común que elige para sí mismo y su familia otros destinos, variados y complejos de la vida en sociedad. Está claro, que la relación de la sociedad en general debe mantener una sana y estrecha relación con los militares, a quienes se les encomienda la defensa de la patria en el momento que se les entrega la bandera nacional, que se pone bajo su cuidado, y mediante las más altas decisiones de las altas autoridades que mantienen el orden y adecuan los planes militares a las correspondientes circunstancias que se generan en el momento que les dan legitimidad ante los demás poderes de la nación .

Si bien el uniforme los distingue de la población civil, nada los diferencia de los hombres y las mujeres que integran la sociedad civil, y sus hijos son el testimonio más claro de ello.

Ahora bien, en lo que a la sociedad civil se refiere, ésta debe tener y resguardar los símbolos patrios que por su su condición civil les corresponden. Citaremos el más importante, repetitivamente, y que es la bandera nacional.

Pero no se puede ni se deben olvidar los valores que fundamentan con solidez a cualquier sociedad de cualquier lugar del mundo. Por eso es de carácter universal el pensamiento de Benito Juárez: El respeto al derecho ajeno es paz.

Como hay mucho deberes y obligaciones que se deben preservar y ejercer por convencimiento propio, desde ,las sencillas reglas que regulan el tránsito de los automóviles, hasta la conducta social de respeto a los preceptos màs complejos que consagra la constitución general de la república. Todos ellos son indispensables para hacer habitable una pequeña comunidad, tanto como una gran ciudad, en la que la disposición de vivir juntos, y respetar los derechos de los demás, que juárez supo expresar con tanta sencillez, hasta las leyes y los reglamentos que exigen estudio y conocimientos para aplicarlos acertadamente y con justicia.

En estas escalas de valores que diariamente uno tiene que respetar y colaborar dentro de algunas reglas de que ya se practican o se ejercen sin la necesidad del análisis fatigoso de otras, que ya se mencionaron, que son, por sus características, más complejas, pero para bien o para mal, podríamos decir que son indispensables para hacer posible la convivencia humana, desde la familia pequeña, hasta las grandes agrupaciones o sociedades, que voluntariamente se forman, sobre todo en las megalópolis. En ningún caso hay que olvidar que el hecho mismo de la proximidad de los seres humanos exige ciertas reglas de conducta simple y llanamente, y que los cargos de mayor responsabilidad, quizás son los que nacieron y que hicieron posibles las mayores ciudades o metrópolis, según la historia consigna, en las que ya tuvieron su origen, según la raza y las religiones.

El presente artículo se tituló El Día del Padre, pero luego vendrán, el día del ingeniero, el muy importante de la madre, el de la enfermera, el del cartero. Tal parece que no en todo el mundo se les da la misma importancia, y esto se debe a condiciones de desarrollo económico diferente, y a calidad de los sistemas de educación muy diversa. Aquí podemos referirnos, en realidad no es posible dejar de mencionarlos, como dijo aquel parlamentario francés de antes de que estallara la revolución francesa. Dijo que hay cosas imposible de callar, así como hay otras muy difícil de decir. Pues ya es del dominio público, no solamente nacional, sino internacional, y tengo que referirme a la pobreza de la educación , especialmente primaria, que no corresponde a la cantidad de dinero que los gobiernos estatales gastan, así hay que decirlo, lo gastan, para ser más exactos por la actitud egoísta, ciega y antipatriótica que asumen algunas organizaciones o secciones sindicales, para quienes la pérdida de un semestre o de un año, o incluso de más, carece de importancia, junto a la que tienen los aumentos de sus propios salarios, que es muy justa, no hay duda alguna, pero que se les da todo lo que es posible darles. El presupuesto de educación de casi todos los estados de la República constituye, por mucho, el mayor del presupuesto global del estado.

Parece que muchos de los maestros, que en otros tiempos fueron pilares de los movimientos revolucionarios, en la actualidad son uno de los principales obstáculos del progreso, de los alumnos y de sus propios hijos.

Festejemos a las madres y a los padres que cumplan con sus obligaciones en la familia, y a todos los profesionistas. Que aportan honestamente su esfuerzo al progreso del país. Pero mejor festejemos el resultado del sentido de responsabilidad, y de la honesta actitud de quien recibe un salario que se ganó de verdad con su trabajo, con su esfuerzo por engrandecer a México. Esto sí que merecerá un gran festejo.