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De entrada, se aborda el tema como una cuestión de salud pública y no sólo de seguridad

Arranca debate sobre drogas en la OEA; EU descarta legalización

Insulza confía en que sea un buen punto de partida, pero no es para sacar conclusiones, aclara

La venta de cocaína mueve más de 80 mil millones de dólares en el mundo: informe de ONU

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John Kerry, secretario estadunidense de Estado, y el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina (a la derecha), ayer en la inauguración de la 43 Asamblea General de la OEAFoto Xinhua
 
Periódico La Jornada
Miércoles 5 de junio de 2013, p. 19

Antigua, 4 de junio.

La 43 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) comenzó hoy un debate en el que países latinoamericanos abogan por nuevas estrategias en la guerra contra las drogas impulsada por Estados Unidos, que durante años ha dejado decenas de miles de muertos, y la postura de Washington que, de entrada, descartó la legalización del consumo como la solución mágica.

La Asamblea General que comenzó esta noche y que se extenderá hasta el jueves, plantea como punto de partida abordar el tema de las drogas como una cuestión de salud pública y no sólo de seguridad, con el lema Por una política integral al problema mundial de las drogas en las Américas.

El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, al inaugurar el encuentro en una finca cafetalera de Antigua, 45 kilómetros al suroeste de Guatemala, dijo que se trata de uno de los temas que más preocupan a los ciudadanos de las Américas y uno de los desafíos más graves que enfrentan las democracias en la región.

El carácter histórico de esta asamblea radica en que se inicia un debate que antes no se podía realizar. La fuerza de su convocatoria y del informe de drogas de la OEA es que acaba con un tabú de numerosas décadas, dijo el secretario general del organismo.

Hoy legitimamos ese debate en forma transparente, añadió. Un enfoque de salud pública y la reducción de la violencia del narcotráfico son las principales orientaciones que queremos seguir.

Insulza subrayó que el problema de las drogas es un desafío a nuestras políticas de salud pública, insuficientes para enfrentar el drama de la drogadicción, lo cual permite que aún se trate a las personas que sufren de esa adicción como delincuentes y no como enfermos que requieren de atención especializada.

Guatemala, el país anfitrión de la 43 asamblea, que se celebra en la ciudad colonial de Antigua, ha logrado congregar a 14 naciones de la región en su iniciativa de superar la visión de la seguridad que ha primado en las últimas décadas y buscar alternativas. Incluso ha pugnado por la legalización o la regularización de la venta de ciertas drogas.

La representante permanente de Estados Unidos ante la OEA, Carmen Lomellin, ratificó poco antes de la inauguración de la asamblea que su gobierno sigue en contra de la despenalización o regularización de la venta de ciertas drogas para terminar con los mercados ilícitos, aunque sin entrar en la discusión del alto impacto de muertes violentas que el problema acarrea en muchos países.

Estados Unidos da la bienvenida a un debate honesto y abierto sobre el tema, pero debe estar basado en hechos y en la ciencia, dijo. Si bien afirmó que su país no pretende tener el monopolio de la política antidrogas, sostuvo que el marco internacional actual es resultado de años y años de cuidadosas consideraciones.

La funcionaria argumentó que las áreas comunes de interés son mucho más que las de disenso. No obstante, Lomellin indicó que cada gobierno debe decidir su propia ruta y cómo cumplir con sus obligaciones dentro de las leyes internacionales para proteger a sus ciudadanos de los daños causados por las drogas ilícitas.

La delegación estadunidense está encabezada por el secretario de Estado, John Kerry, acompañado por la subsecretaria para la región, Roberta Jacobson; el subsecretario de la lucha antinarcóticos, William Brownfield; el zar antidrogas Gil Kerlikowske, y Lomellin.

Brownfield advirtió con anterioridad que nadie va a dictar la legalización a Estados Unidos.

La cita tiene como base para el análisis un informe presentado en mayo por el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, en el cual se plantean diversos escenarios y rutas de acción, elaborado ante un mandato de la Cumbre de las Américas del año pasado en Colombia.

Con la asistencia de los 34 países miembros de la OEA, los cancilleres negociaron en las horas previas a la inauguración de la asamblea el texto final de la Declaración de Antigua Guatemala, que cerrará la reunión el jueves y marcará la ruta futura que tomará el diálogo regional en materia de drogas. Sin embargo, trascendió que las propuestas de Guatemala y otros países sobre regularización de ciertos mercados se han desvanecido o de plano han desaparecido.

A la inauguración asistió el presidente anfitrión, Otto Pérez Molina, quien desde hace un año impulsa este debate al considerar que la actual lucha antidrogas ha fracasado. Estuvo flanqueado por su par costarricense, Laura Chinchilla, y el mandatario dominicano, Danilo Medina. En total participan además 26 cancilleres, tres viceministros y cinco embajadores permanentes ante la OEA.

Se trata de un debate largamente esperado que nuestros países necesitan para buscar soluciones a un fenómeno que afecta a todos, aunque no por igual. Los más vulnerables pagan la cuota más pesada de la violencia, afirmó el chileno Insulza. Confió en que esta asamblea sea un punto de partida, al aclarar que no es para sacar conclusiones.

Aunque la despenalización parecía ganar terreno, aún no hay consenso. Al menos 14 países latinoamericanos están interesados en impulsar una nueva política, entre ellos los de América Central, Uruguay, Colombia y México, a decir del canciller guatemalteco Fernando Larrea.

En México, la guerra entre el gobierno y los cárteles del narcotráfico dejaron cerca de 70 mil muertos entre 2006 y 2012. En Centroamérica, de acuerdo con reportes conocidos aquí, cada año se contabilizan unos 20 mil muertos, sobre todo en el triángulo norte que integran El Salvador, Guatemala y Honduras.

Con motivo de la reunión, Human Rights Watch abogó por que los países de la región despenalicen el consumo de drogas para reducir la violencia y los abusos de las fuerzas de seguridad contra la población. La organización estimó que la guerra contra las drogas ha tenido efectos nefastos en materia de derechos humanos.

El Informe Sobre Seguridad Ciudadana 2012 de la OEA indica que en el Caribe 68 por ciento de los homicidios son cometidos con armas de fuego; en Centroamérica, 78 por ciento; en América del Norte, 55 por ciento, y en América del Sur, 83 por ciento.

De la cocaína confiscada en Estados Unidos, 95 por ciento es de origen colombiano, según analistas, y el flujo promedio hacia el país del norte es de 400 a 600 toneladas anuales. En la actualidad, 80 por ciento de la cocaína destinada a Estados Unidos pasa por Centroamérica y México en rutas aéreas, marítimas y terrestres.

Un estudio de la ONU indica que la venta de cocaína mueve cerca de 84 mil millones de dólares en el mundo, el cannabis 141 mil millones de dólares y la heroína unos 55 mil millones.

Según el Informe Anual 2011 de ONU, en 2010 unos 230 millones de personas en el mundo consumieron alguna droga ilícita, y entre 75 y 80 por ciento de ellas consumieron mariguana.