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Falleció el actor Enrique Lizalde

Tuvo destacada trayectoria en cine, teatro y tv; grandes logros como dirigente sindical

 
Periódico La Jornada
Martes 4 de junio de 2013, p. a40

Galán de telenovelas, solidario activista sindical y hombre comprometido con su tiempo, el reconocido actor mexicano de cine, teatro y televisión Enrique Lizalde falleció ayer a los 76 años de edad en la ciudad de México, debido a una afección hepática.

Nació el 9 de enero de 1937 en Tepic, Nayarit. Cuando cursaba la carrera de literatura descubrió su vocación por el teatro y comenzó a participar en diversas obras independientes, así como producciones universitarias. Algunas reseñas de la década de los 60 lo describen como un actor de voz y presencia fuertes en el escenario, que pese a su juventud aportaba gran elegancia y profundidad a los personajes que interpretaba.

Lizalde traspasó la figura del clásico galán de telenovela, pues para él la actuación no sólo era un divertimento sino que cumplía una función social, como lo dejó entrever en una de las pocas entrevistas que concedió a lo largo de su carrera: Actuar es como convertir el escenario, o la pantalla, en un faro donde las personas pueden vislumbrar una luz que las aleje de los mares embravecidos de la vida cotidiana; también puede ser un espejo donde otros encuentren su reflejo. Siempre me he sentido afortunado de estar en una profesión que toque de esa manera las emociones de la gente.

Casado con la actriz Tita Grieg, Enrique Lizalde también vio en la televisión un medio importante para desarrollar su profesión. Coincidía con las opiniones de muchos intelectuales y escritores, como Gabriel García Márquez, en que géneros como la telenovela eran los que iban a imperar en la difícil transición del siglo 20 al 21.

En las décadas de los 60 y 70, sobre todo por sus trabajos en cine, fue reconocido como uno de los principales galanes. Su presencia lució más con personajes que eran descritos como antihéroes, destacando sus interpretaciones en filmes como He matado a un hombre (1963), Viento negro (1965), Nosotros los jóvenes (1966), Corona de lágrimas (1968), La mentira (1969), Rosario (1970), El hombre y la bestia (1972), El monasterio de los buitres (1973), La dama del alba (1975) y María de mi corazón (1979), entre otras.

Las telenovelas Corazón salvaje (1966), Más fuerte que tu amor (1966), La tormenta (1967) y Estafa de amor (1967) contribuyeron a forjar la imagen de galán.

En 1977, Enrique Lizalde encabezó a un numeroso grupo de actores que buscaban mejorar las condiciones laborales del gremio, así como el reconocimiento de ese oficio para lograr prestaciones sociales.Fundó y dirigió el Sindicato de Actores Independientes (SAI), cuya lucha rindió frutos en la década de los 80, pues logró con sus demandas poner a la luz de la opinión pública las necesidades del gremio actoral, como ser considerado profesional con los mismos derechos de cualquier trabajador.

Sobre su actividad sindical, su amigo Carlos Payán, director fundador de La Jornada, expuso: En primer lugar fue un gran actor y un gran luchador en esa profesión. Fundó en 1977 el SAI para tratar de acabar con toda la corrupción que había y sigue habiendo en el gremio actoral; eso le causó segregación, pero él se mantuvo en una línea muy correcta; pero lo que más nos unió fue la lucha sindical. Hay pocas personas que han sido ejemplares en la lucha sindical en este país y Enrique Lizalde fue una de ellas. No tenía filiación política que yo recuerde, más que el compromiso con los actores.

Otra de las características que hacen diferente a Enrique Lizalde fue su pensamiento político e ideas progresistas, pues a la par de su carrera como histrión formó parte del movimiento político alternativo llamado Liga Leninista Espartaco, que fue fundada por su hermano el poeta Eduardo Lizalde y José Revueltas, a principios de la década de los 60, después de ser expulsados del Partido Comunista Mexicano.

Lizalde forjó y dejó un vasto legado en el gremio actoral, en el cual delineó con talento y fuerza dramática numerosos personajes tanto en cine como en televisión y teatro.