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Presentan su novela Zopencos, en cuarta la Feria del Libro Independiente

Decidí ser escritor para imaginar a mi otro, a mi par como lector: Antonio Calera-Grobet
 
Periódico La Jornada
Sábado 1º de junio de 2013, p. 6

La literatura es el mundo que elegí para vivir. Decidí ser escritor para imaginar a mi otro, a mi par como lector y decirle algo con mis palabras, aseveró el escritor y promotor cultural Antonio Calera-Grobet, quien el jueves presentó su libro Zopencos (editorial Ficticia), en la cuarta edición de la Feria del Libro Independiente, que se realiza en el Centro Cultural Bella Época.

El encuentro, que reúne a más de 60 editoriales independientes y terminará el 19 de junio, es un espacio importante para la promoción de nuevas ideas y una nueva forma de pensar la literatura, no solamente es la aparición de libros alternativos, sostuvo el autor.

En medio de los anaqueles llenos de libros y acompañado de los escritores J.M Servín, Carlos Martínez Rentería, Emanuel Vizcaya y Sergio Loo, Calera-Grobet se refirió a Zopencos como una apuesta literaria en la cual aborda su infancia y parte de su juventud, cuando vivió en un suburbio de Ciudad Satélite, en Santa Mónica.

En contraste con su libro Carajo: ficciones de personas, animales y cosas en el fin del mundo (2011), en Zopencos el autor optó por una novela corta, con un ritmo veloz, donde utiliza el sentido del humor para hablar de temas como las drogas, el alcohol y el problema con la autoridad.

A lo largo de la historia, Calera-Grobet juega con el vocabulario y aunque no es un reflejo real del argot de los años 80, crea términos que englobaran el mundo de los jóvenes en esa época.

Mi interés principal fue lograr que el lector no abandonara la lectura y que leyera de un jalón la novela. Como soporte simbólico quité las mayúsculas y puntos y aparte, sólo dejé el punto y seguido para que marcara el ritmo de vértigo a través de la vida de muchos amigos que me acompañaron en ese primer descubrimiento de las mujeres, de las drogas y de la modernidad.

En la lectura que hizo el dramaturgo Emanuel Vizcaya sobre la obra de Antonio Calera-Grobet señaló que se trata de una bitácora proyectada hacia y desde los márgenes de la sociedad, y de la expresión de la vida de unos adolescentes en la década de los 80.

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Antonio Calera-Grobet, en el Centro Cultural Bella Época, durante la presentación de su libro publicado por el sello FicticiaFoto Marco Peláez

Nuestra primera juventud

Para J.M Servín, la obra de Calera-Grobet es una novela de iniciación dentro del género de la picaresca, donde el autor siempre da tips al lector de cómo es su transformación y también su degradación.

Aclaró que no es una obra complaciente y requiere la concentración de los lectores, quienes conforme avanza la trama se convierten en cómplices del escritor.

Algunos puntos que Servín subrayó de Zopencos fue el ejercicio estilístico del autor para adentrar al lector al tiempo de la historia, así como la revisión que se hace de la cultura del pop ochentera.

Con el tono desparpajado que lo caracteriza, Carlos Martínez Rentería –en su intervención– bromeó con el público y comentó que el autor debería escribir al estilo de Marcel Proust, En busca del zopenco perdido.

Después de romper con la solemnidad del acto, el colaborador de La Jornada expresó que la novela de Antonio Calera-Grobet tiene una gran carga de nostalgia y de ternura porque evoca la primera juventud del autor como algo emocionante.

“Me gusta advertir en esta novela una gran sinceridad ante un mundo que va desapareciendo en la historia de nuestra vida.

“Zopencos es un retrato de una época de nuestra ciudad, pero sobre todo es la experiencia nostálgica de la etapa más importante en la vida de todos nosotros: nuestra primera juventud.”

En su turno, del poeta Sergio Loo señaló como un acierto del autor el vocabulario de los personajes, los cuales describen cómo se vivía en los años 80 en un sector específico.