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Celebran 17 años del Festival Amazonas y el bicentenario de Wagner

Hacer ópera en la selva cambia la vida en Manaos: Malheiro

Un experimento exótico devino programa social, dice a La Jornada el director artístico del encuentro

Presentan Parsifal, con dirección escénica del mexicano Sergio Vela

El Sistema Venezolano de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles es muy importante para AL, indica

Enviado
Periódico La Jornada
Jueves 23 de mayo de 2013, p. 3

Manaos, 22 de mayo.

El Festival Amazonas de Ópera celebra 17 años de logros consecutivos, con su consolidación como un referente internacional.

Lo que se inició como un experimento exótico, consistente en hacer ópera en medio de la selva del Amazonas, hoy es un programa social que ha transformado a familias pobres y a la comunidad de Manaos en general, dice a La Jornada su director artístico, el maestro Luiz Fernando Malheiro.

A partir de un repertorio sumamente audaz, entre cuyo mayor logro se encuentra la puesta en escena, en dos ocasiones, de La Tetralogía de Richard Wagner, el legendario Teatro Amazonas, una joya arquitectónica donde Werner Herzog filmó en 1982 las escenas iniciales de su película Fitzcarraldo, aparece en el paisaje de la floresta como un diamante para el asombro del mundo.

Fue precisamente con la puesta en escena de una ópera de Wagner, Parsifal, dirigida musicalmente por Luiz Fernando Malheiro y escénicamente por el mexicano Sergio Vela, como Manaos festejó anoche el bicentenario de este compositor que por imantación de la efeméride estuvo en los más importantes teatros del planeta.

De manera tal que anoche, Bayreuth –el teatro que construyó el propio Wagner en Alemania– fue el epicentro universal del wagnerismo y tuvo su réplica más importante en Manaos, convertido en nueva Meca no solamente de esa música que llega a lo metafísico, sino en general de toda la ópera y también del repertorio sinfónico más atrevido e insólito, que pone en vida desde finales de 1997 la orquesta Amazonas Filarmónica.

Creación de una filarmónica

Previo a la tercera y última función de Parsifal en la edición 17 del Festival Amazonas de Ópera, la noche exacta del 200 aniversario del nacimiento de Richard Wagner, el maestro Luiz Fernando Malheiro narra en entrevista la conversión en realidad de este sueño fitzcarraldeano:

“Este festival se inició en 97 por una iniciativa un poco por azar, ya que un músico, violinista, alemán que pasaba por aquí y que tenía contactos con la empresa Mercedes Benz, con músicos europeos y con compañías de ópera de Bielorrusia, propuso a la Secretaría de Cultura del estado de Amazonas hacer un festival de ópera.

“Con la ayuda de patrocinadores, el gobierno de Amazonas quiso emprender el experimento. Además, el Teatro Amazonas tenía casi cien años sin representaciones de ópera ni conciertos de música clásica; entonces todo empezó así, con una compañía rusa que montó Carmen.

En 1998 se hizo el segundo festival, pero ahí el gobierno creó la orquesta filarmónica y para lograr un conjunto de cierta calidad empezó a traer músicos de otras partes de Brasil, pues estaban casi todos en Sao Paulo y Brasilia, pero como no querían venir a vivir en Manaos, debido al intenso calor y la lejanía geográfica, entonces se empezó a traer músicos europeos, bielorrusos, de Checoslovaquia y otros países de Europa del Este y así nació la filarmónica a finales de 97.

Luiz Fernando Malheiro llegó a Manaos, en 1991, para organizar la tercera edición del festival y me quedé para siempre.

El encuentro, admite su director artístico, empezó como algo exótico, pues resultaba bastante raro hacer ópera en medio de la floresta, donde no existía esta tradición que hemos logrado; pero con los años, el festival se desarrolló en algo muy diferente.

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Entrada al Teatro Amazonas, en Manaos, Brasil, donde anoche fue celebrado Richard Wagner (1813-1883), en el bicentenario del compositor alemánFoto Pablo Espinosa

Desde el inicio hubo claridad en los objetivos, explica Malheiro: “Poner en escena cosas nuevas o que no suelen hacerse en otras casas de ópera; dar oportunidad al mayor número de artistas brasileños o residentes o brasileños que viven fuera, porque consideramos fundamental fortalecer un sistema de formación musical y formación técnica para que fueran los propios habitantes de Manaos quienes fabriquen los escenarios, confeccionen los vestuarios y formar profesionales, pues hasta 2003 todas las producciones se hacían fuera de Manaos, se construían en Sao Paulo y Brasilia y luego se transportaban hasta aquí. Fue así que creamos una Central de Producciones Operísticas de Manaos y así hemos creado una muy importante fuente de empleos.

Fue así también que el Festival Amazonas de Ópera empezó a tener reconocimiento artístico internacional y pasó de ser una experiencia exótica, a tener relevancia en América Latina.

Varios factores afortunados han confluido, explica Malheiro: “El gobierno ha cambiado varias veces, pero el secretario de Cultura es el mismo desde hace 17 años: Robéiro Braga, y eso ha permitido mantener un trabajo concentrado, serio y dedicado. Así hemos demostrado que la ópera no es elitista, tampoco la música clásica, el buen teatro.

Todo consiste en crear las condiciones para que el público tenga acceso a los teatros y de la misma manera hacemos ópera en la calle, en la plaza abierta, sin cobrar.

Arte para el espíritu y el progreso

Luiz Fernando Malheiro subraya lo fundamental de todo este proyecto: El aspecto social. El festival ha propiciado una integración social; hemos creado muchos empleos y carreras para técnicos preparados, maquinistas, maquilistas, muchos oficios; una gran función social, en una sociedad que tiene tantos problemas económicos y de educación.

Para el efecto, “el gobierno del Amazonas ha creado una escuela de música, al mismo tiempo que cuando creó la Filarmónica. Así, hoy tenemos dos orquestas muy buenas de jóvenes, muchos jóvenes de familias pobres, y las familias mismas se han integrado y han empezado a tener posibilidades de futuro, de educación, de seguridad en el trabajo.

Entonces, este festival que se creó hace 17 años ha cumplido y logrado ya una muy importante función social. En estos días tenemos ya una aproximación mayor con el maestro José Antonio Abreu, creador del Sistema Venezolano de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles, y con ellos tenemos experiencias muy buenas, por ejemplo en Bahía, y muchos maestros vienen de ese país y cumplen un papel social muy importante aquí.

El Sistema venezolano, enfatiza Luiz Fernando Malheiro, resulta “muy importante para países como México, Venezuela y Brasil y todo el resto de las naciones latinoamericanas, porque esta aproximación a las artes atrae más cosas.

Hemos llegado a tener más de 5 mil alumnos de los barrios, y no sólo de música, también de danza, teatro y artes plásticas. Demostramos así también que el arte no sólo alimenta el espíritu de las personas, sino también sus posibilidades de progreso.