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Santiago Auserón presentó su libro El ritmo perdido

Esboza músico un recorrido por el influjo negro de la canción española
 
Periódico La Jornada
Miércoles 15 de mayo de 2013, p. 6

La juventud de la segunda mitad del siglo XX se formó con la idea de que heredábamos la música de los afroestadunidenses, como si se tratara de un producto de la modernidad.

Sin embargo, con el paso del tiempo y con las investigaciones ha quedado de manifiesto que la raíz y la tradición rítmica que comparte Hispanoamérica, viene de muchos siglos atrás, explicó el cantante y compositor Santiago Auserón, quien vino a México para ofrecer una serie de recitales y presentó su libro El ritmo perdido (Ediciones Península, 2012), hace unos días, en el Museo Universitario del Chopo.

Auserón es conocido actualmente como Juan Perro en su proyecto como solista y muchos más lo recordarán como el líder de la desaparecida Radio Futura, considerada una de las bandas más importantes en la historia del rock en España.

Como solista, ha experimentado con estilos como el son cubano, el rock clásico de los años 50 y el jazz. En la banda de Juan Perro colaboran habitualmente prestigiosos músicos de rock, jazz, flamenco y son. En 2012 realizó la gira Casa en el aire, con el proyecto Juan Perro & La Zarabanda.

Auserón, además de compositor y cantante, cuenta con estudios de filosofía y es musicólogo e investigador.

Como autor de El ritmo perdido, a partir de sus vivencias musicales, revive las raíces de la música negra con la lírica popular, además de la influencia árabe que ha repercutido en los ritmos y géneros actuales.

Desde las fuentes de la polirritmia africana y los tiempos de la invasión musulmana, en la península ibérica y la fiebre de bailes y cantos populares que en el Siglo de Oro contagió a todas las clases sociales y que influyó en el desarrollo de la letras castellanas, hasta el impacto que esa tradición ha tenido en la actualidad, como una cultura rítmica mestiza, Auserón hace un recorrido, que permite reconocer el influjo negro en la canción española.

Se trata de un volumen que se centra en esa tradición rítmica y cómo es que somos herederos legítimos de la misma, comentó Auserón, en charla con La Jornada.

Transculturización

El libro comienza con una parte autobiográfica en la que el cantante y compositor se cuestiona “¿qué pasó en nuestra infancia para que estuviéramos hechizados por la música de los afroestadunidense?, ¿qué le pasó a nuestra generación?, ¿fue sólo un efecto de la industria?, ¿fue un efecto colonizador?, o, ¿teníamos un hueco en el corazón predispuesto para ser ocupados por esos ritmos?

Son las preguntas que a lo largo del libro me trato de responder de manera rigurosa, sustentada en la investigación, añade el autor.

Lo más importante, explicó, “es que lo que se denominó al-Andalus, origen de la palabra Andalucía, tierra ibérica dominada por los musulmanes, fue una región donde se generó un movimiento de canciones, cuya labor de los poetas cultos cortesanos llegaba a los mercados y plazas públicas”.

De acuerdo con los propios cronistas musulmanes, eso no pasaba en otras partes del mundo musulmán, era una singular característica de al-Andalus, detalló Auserón.

Ese movimiento tuvo tanto prestigio que alcanzó las cortes cristianas, más allá de las fronteras que dominaban los musulmanes en España. Se dio una transculturización, que influyó en los trovadores del sur de Francia, aseveró.

En resumen, lo que ocurrió fue que se generó un movimiento de canciones de alta calidad, que se popularizaron enormemente, cuya base rítmica era africana.

Todo ello, siglos después, generó una serie de bailes de negros, como la Zarabanda, la Chacona, el Zaramneque y el Zambapalo, entre muchos otros. Modas y ritmos sincopados que duraron siglos y que llegaron a América a través de los esclavos.

“Es una herencia que no se reconoce, porque la cultura oficial –en España y quizá en México también– se rige todavía por la creencia de que debe dominar el espíritu blanco occidental, afín a la cultura anglosajona, por sobre la cultura étnica”.

La cultura oficial considera que las relaciones interétnicas, sólo pueden ser de un modo: la cultura blanca dominante y las mezclas étnicas por debajo, sometidas a las leyes de la primera, destacó el cantante.

Lo que ocurre en realidad, es que son las mezclas étnicas las que dan la fuerza a la sociedades y a la cultura, y el poder de la cultura oficial debería estar más atento a esos hechos, concluyó Santiago Auserón.