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México SA

La fábula de Obama

Lentes para Barack

¿País de clase media?

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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, durante el mensaje que ofreció a estudiantes en el Museo Nacional de Antropología a principios de mayoFoto Carlos Ramos Mamahua
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ntre el impresionante progreso de México que Barack Obama narra en su fábula y la realidad económico-social del país hay un abismo: de un lado el discurso fatuo, y del otro un país que acumula tres décadas sin crecimiento, con habitantes cada día más alejados del bienestar. Y en el fondo, millones de mexicanos (52 por ciento de ellos) que sobreviven en la pobreza, sin visos de mejorar su situación.

Como parte de su fábula Obama relata: veo un México que ha sacado a millones de personas de la pobreza. A causa de los sacrificios de varias generaciones, una mayoría de mexicanos puede considerarse dentro de la clase media, con una calidad de vida que sus padres y abuelos sólo podrían soñar. No hay razón para salir al extranjero en busca de una vida mejor: hay buenas oportunidades aquí. Y colorín colorado, este cuento no da para más.

Pues bien, de entrada esos millones que el país ha sacado de la pobreza en realidad se han incorporado a ella, especialmente en tiempos de Felipe Calderón, quien durante su sexenio sumó alrededor de 15 millones de paisanos al ejército de depauperados. Así, conservadoramente se estima que poco más de la mitad (52 por ciento) de los habitantes de esta República de discursos registra algún grado de pobreza.

La fábula del inquilino de la Casa Blanca también celebra que una mayoría de mexicanos puede considerarse dentro de la clase media. Eso dice, pero a la hora de las cuentas ni de lejos se sustenta lo dicho por Obama: al cierre de marzo pasado (información del Inegi), 66 por ciento de los mexicanos con ocupación obtuvo de cero a tres salarios mínimos como máximo (es decir, de nada a 189 pesos por día, considerando un salario mínimo promedio de 63 pesos).

La radiografía completa revela lo siguiente: 7.4 por ciento de los mexicanos ocupados no recibe ingreso (3.5 millones de personas); 13 por ciento hasta un salario mínimo (6.25 millones de mexicanos); 24.5 por ciento entre uno y dos salarios mínimos (11.7 millones); 21 por ciento entre dos y tres salarios mínimos (7.7 millones). En total, 31 millones 431 mil mexicanos (de un total de 47.7 millones de ocupados, 29 millones de ellos en la informalidad) con un ingreso que puede ser calificado de lo que sea, menos de clasemediero. ¿Dónde está la mayoría celebrada por el presidente estadunidense?

Lo que sí es documentable (información del Inegi, una vez más) es que los mexicanos con un ingreso superior a cinco salarios mínimos (315 pesos por día en adelante) cada vez son menos y actualmente apenas representan 7.4 por ciento (3.5 millones) de la población ocupada, lo que ya es un indicativo de la inexistencia de la poderosa clase media narrada por Barack Obama. Este es el segmento poblacional que mayor ingreso promedio obtiene en México (Forbes aparte).

Si se compara dicho ingreso con el salario mínimo vigente en Estados Unidos, entonces la clase media de plano desaparece de la geografía mexicana, pues resulta que cinco salarios mínimos mexicanos (315 pesos por día) equivalen a menos de la mitad de un salario mínimo en Estados Unidos (cerca de 700 pesos por ocho horas de jornada laboral), ingreso que en aquella nación obtiene la clase baja. El propio Obama ha propuesto en su país un aumento de 24 por ciento (de 7.25 a 9 dólares por hora) al mini salario, mientras en México el incremento es de 4 por ciento, si bien va. En el mejor de los casos, pues, México tendría una reducidísima clase media, con un ingreso promedio equivalente a 45 por ciento del que obtiene la clase baja en el vecino del norte.

Para redondear su fábula, Obama destaca que actualmente los mexicanos reportan una calidad de vida que sus padres y abuelos sólo podrían soñar. ¿En serio puede hablar de una envidiable calidad de vida con un ingreso que, en el mejor de los casos, se aproxima a 10 mil pesos mensuales (cinco salarios mínimos mexicanos), cuando en Estados Unidos un salario mínimo mensual es de 21 mil pesos? Y en el mismo contexto, ¿no hay razón para salir al extranjero en busca de una vida mejor (porque) hay buenas oportunidades aquí, como afirma el inquilino de la Casa Blanca? Que lo digan los cerca de 12 millones de mexicanos indocumentados que, con todos los riesgos inherentes, migraron al norte en busca de mejores condiciones de vida.

Mientras mister Obama deja las fábulas a un lado, se documenta mejor sobre la realidad mexicana y se compra unos lentes de alta graduación, el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, advierte que las condiciones del mercado laboral siguen siendo un problema estructural, situación que no tiene solución en el corto plazo y que por el contrario continúa avanzando y constituyendo un elemento más de un escenario de desaceleración de la economía mexicana que, de cimentarse sin atender previamente la debilidad del mismo y sin atenuar la vulnerabilidad de la población en general, implicaría la exacerbación de la inestabilidad social.

Como consecuencia de todo ello, subraya el CIEN, se manifiesta un crecimiento en la vulnerabilidad del mercado laboral que se exhibe en las cifras reportadas por el Inegi para el primer trimestre de 2013 contrastado contra el primer trimestre de 2007. Ejemplo de esto se encuentra un incremento en personas ocupadas sin acceso a la salud, trabajadores subordinados sin contrato escrito, población ocupada en el sector informal, trabajadores subordinados sin prestaciones, entre otros.

Todas las clasificaciones citadas exhiben un incremento desde el primer trimestre de 2007. Adicionalmente, en el primer trimestre de 2013 el número de personas que devenga más de cinco salarios mínimos resulta menor al registrado en el primer trimestre de 2007, por lo que el poder adquisitivo de las personas se está viendo manejado no por un correcto control de la inflación sino por un estricto control que exacerba el ingreso, haciendo que el ingreso de más familias mexicanas se reduzca. Paralelamente, la población ocupada en la informalidad (seis de cada diez mexicanos) refleja el elevado nivel de precarización del mercado laboral”, sin considerar que más de 30 millones no tienen acceso a las instituciones de salud. Y esto no es fábula.

Las rebanadas del pastel

¡Felicidades, mexicanos incrédulos!, que se ha reducido el número de homicidios relacionados con la delincuencia organizada: de 42 por día, con el tal Jelipe, ahora ya sólo son 35 cada 24 horas, lo que anualizado apenas sumaría 12 mil 775 cadáveres.