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Andanzas

La danza, ¿educa?

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Cientos de bailarinas acudieron a la audición para ingresar al cuerpo de Rockettes del Radio City Music Hall, en Nueva YorkFoto Reuters
L

a danza educativa sí existe y vigorosamente. Es una disciplina de aprendizaje corporal con un claro desarrollo del sentido rítmico y estético, capaz de desarrollar y sensibilizar desde la infancia, y en jóvenes y adultos, el sentido de la orientación, forma, velocidad y dinámica del cuerpo en el espacio.

En Estados Unidos, Francia y otros países europeos, la danza educativa se ha desarrollado de manera importante desde inicios de la escolaridad, con la suficiente solidez para formar parte, como materia, de la hoja curricular en diversas instituciones.

Se dice educativa, porque sin lugar a dudas educa el cuerpo. La danza educativa concierta en el cuerpo humano formas y movimientos, proporciona bienestar y diversión, desarrolla el espíritu y todo aquello que concientiza al individuo en la comunicación y el trabajo en equipo, la imaginación y la capacidad expresiva de cada uno, aprendiendo a relacionarse con los demás, ver y comprender lo que nos rodea, y ser capaces de manejarlo en los diversos procesos del aprendizaje, tanto como expresarlo en movimientos y formas en coordinación total.

Es importante que los maestros de danza educativa cuenten con experiencia en el conocimiento del cuerpo, el ritmo y la danza, su capacidad de movimiento y sus elementos. De este modo se logran los objetivos de manera coordinada en medio del entusiasmo y el descubrimiento de una infinidad de cosas que son divertidas y saludables.

Como siempre he mencionado, educar es un acto de amor, porque el amor da sentido y alegría a la vida, la gloria de disfrutarla, el nido de la danza, el movimiento.

El fortalecimiento paulatino del cuerpo es asimismo fuente inagotable de la capacidad creativa, el trabajo en equipo, la competencia en buena lid, así como el sentido de pertenencia en el grupo, donde todos trabajan y aprenden, inventan, encuentran y descubren, aportan y se divierten en equipo. A partir de esto no es difícil, como hace el joven árbol dirigiendo sus ramajes hacia la luz del sol, cada uno va encontrando su potencial y su manera.

Esta luz es la confianza en los demás, la fuerza y capacidad de crear, ya sea belleza, diversión, amigos, competencias, ideas y lenguajes; buscar y descubrir nuevas claves de comunicación que nos ubican en el inmenso portal del conocimiento humano, la cultura y el arte y, sobre todo, el propio potencial.

Cabe remarcar brevemente en este punto todo lo que la danza puede aportar a la formación de los individuos, pues si bien en la infancia es lo mejor, porque ahí se arraiga profundamente el conocimiento, la danza es un aprendizaje casi natural, siempre bienhechor y divertido en cualquier etapa de la vida.

La educación en la formación de profesionales o para quienes desean profundizar sus conocimientos y práctica de la danza, se ha desarrollado a través de su historia, técnica y estructura con una serie de códigos, movimientos esenciales y definidos, de gran efectividad y valor, en tanto se sepan utilizar para un buen resultado creativo, estético o emocional; sin embargo, esta disciplina rigurosa, sutil, atenta profundamente a la propia inventiva o estructura emocional y estética que pueda tener cada persona, limitándola sencillamente a lo aprendido y que, posiblemente, ni es lo suyo.

La estricta disciplina de la danza se basa en el autoritarismo de una educación tradicional incuestionable de maestros y coreógrafos que poseen tradicionalmente un rango mayor que los simples bailarines o alumnos y a los que hay que entregarse irremediablemente, sin que, hasta el momento, hayan cambiado las cosas. Así, el que quiere y puede busca su camino, lenguaje, técnica códigos y lo que se le antoje, por sí mismo, creando su mundo, repetición, a la vez, de lo que ha huido. Son pocas las compañías o personas que poseen la capacidad y talento para trazar un nuevo camino; ese es el punto, quién es quién.

Así, el corazón de la danza y sus secretos deben ser cotidianamente descubiertos por los audaces atrevidos que se juegan la vida en una carrera que además es breve como el vuelo de una mariposa, en una labor interminable donde la escencia de la creatividad, hasta el momento, sigue en manos del destino y el talento personal de cada alumno, educado ya, de todos modos, para obedecer si quiere seguir bailando, de no ser así, ya se sabe, jetatura, finale, hielo, cortón, etcétera.

Queda, de este modo, la educación profesional en manos de cada individuo, pues los variados y profundos know how, o saber cómo, prácticamente aún no se destapan francamente en los programas de estudio, cosa que sería tanto como, además de enseñar a bailar, enseñar a pensar, investigar, descubrir y jugársela el todo por el todo, algo que aún demasiada gente no está dispuesta a soltar, en el ciclo repetitivo y eterno, donde la crítica o inconformidad es intolerable y, sin duda, marca el punto final en la carrera de aquellos audaces que osaron cuestionar el autoritarismo y una política piramidal más que momificada, pero vigente. Atrévase y disfrútela.